Sardinero y Tenis firman tablas en el último suspiro

Era el primer partido de la temporada y los blancos del Sardinero querían demostrar que han subido para quedarse. El primer cuarto empezó con su dominio bajo un chaparrón que lo condicionó todo. En el minuto 10 apareció el stick de Juan Antonio Munafo Horta. El dorsal 44 estaba solo en el centro del área y, tras un pase desde el lado derecho, en un bello gesto técnico, adelantó a los de Alejandro Siri. Matorras hizo un escorzo para despejarla pero la esférica pasó justo al lado del poste. 1-0. Desde entonces, cambió el dominio porque el Tenis quería empatar. Y la tuvo en el último minuto del primer cuarto. Un penalti córner rematado por Álvarez de Miranda exigió lo mejor del meta local, Ferrán Vila, que hizo una parada de las que ganan partidos tras sacarla con el pie izquierdo.

Para el inicio del segundo periodo ya habían desaparecido las nubes más grises y algunos se atrevían a cerrar el paraguas. El partido era otro. El Tenis subió una marcha más y probó de nuevo los reflejos de Vila, que cerró bien el palo corto. El portero del Sardinero pujaba por ser el mejor jugador del partido. Luego, los verdiblancos del Tenis, ayer de azul marino, tuvieron el empate en el stick de Nicolás Álvarez, que falló un pase de la muerte cuando Vila ya estaba superado. De ahí sacó un nuevo penalti córner. Y volvió a lucirse el portero local, que se tiró al suelo como un gato para desviar el disparo de Álvaro López-Alonso con su mano izquierda.

Y con 1-0 se llegó al último cuarto. Durante 15 minutos hubo una exhibición defensiva del central Matías Bustos. Desbarataba todo. El partido enfilaba su final y los visitantes no conseguían el gol que tanto buscaban. El Sardinero esperaba a su rival y al pitido final. Así que el Tenis arriesgó y retiró al portero. Cuando quedaba menos de un minuto para que sonara el silbato del árbitro, Íñigo Burgos galopó desde el centro del campo hasta la frontal del área y en el último momento se la pasó a Laro Pozuelo, que iba a matar el partido desde dentro del área porque la portería estaba vacía. Pero Alejandro Dávila se interpuso. El número 6 de los visitantes se tiró al suelo con todo y alargó el stick lo justo y necesario para desviar un poco la bola y que no llegara al atacante. Salvó a los suyos de una derrota segura. Y se lanzaron a la contra.

En la banda derecha y con la defensa del Sardinero hundida en el área, recibió Álvaro López-Alonso. El número 4 de los verdiblancos, solo, tuvo tiempo para decidir a quién se la iba a pasar y la lanzó en dirección a la portería. Restaban 26 segundos. En la trayectoria de la bola había una decena de jugadores blancos y azules marino. Y fue el 9, Gonzalo Quijano, quien se anticipó a todos y la desvió lo justo para que Ferrán Vila no pudiera lucirse de nuevo. Los pupilos de Borja Movellán, después de intentarlo durante los 57 minutos que jugaron en desventaja, consiguieron así el merecido gol del empate. 1-1 y final.

Unos se quedaron con la miel en los labios y el sinsabor de haber dejado escapar la victoria en su regreso a la élite y los otros estaban eufóricos después de sumar un punto en el último suspiro. Así empezaron la temporada puntuando los dos equipos cántabros de División de Honor. En las gradas del complejo Ruth Beitia, unos 200 aficionados disfrutaron del derbi cántabro.