«En la segunda semana de febrero debemos tener claro el recorrido»

De aquí al 18 de mayo, el día grande del Soplao, parece que queda un mundo, pero en la organización prefieren ser cautos y diseñar alternativas. Por el momento, cuando se pueda, «queremos coger el coche y hacer el recorrido completo, por si hay más sitios 'tocados' por las inundaciones», señala Jesús Maestegui, el director de la prueba. «A ver si podemos hacerlo en la primera semana de febrero para valorar si hay que cambiar algo».

Maestegui no se ha puesto en contacto aún con autoridades del Gobierno regional -«sí hemos hablado con algún alcalde», reconoce- para conocer lo que se va a hacer -y a qué ritmo- en ese punto neurálgico de Ruente para la prueba. Pero a nada que las obras apunten a ir para largo, Los 10.000 del Soplao se plantearán alternativas. «En la segunda semana de febrero tenemos que tener claro el recorrido que queremos hacer», añade Maestegui. «Nosotros podríamos esperar hasta un mes antes de la prueba. O hasta una semana antes. El problema es que Los 10.000 del Soplao llevan aparejado un extenso plan de seguridad, con mucha gente y medios -ambulancias, etc- que deben saber el recorrido. Y eso a a nivel de papeles y permisos lleva tiempo». Por esa razón, ese 'plan b' es ahora mismo una posibilidad más que factible sobre la mesa.

A falta de esa inspección por todo el recorrido, Maestegui apunta alguna idea como variación del recorrido, «siempre intentando mantener la filosofía de Los 10.000 del Soplao, la distancia y la dureza». Desde la zona de Monte Aa, a través de más pistas se podría continuar hasta Sopeña para salvar así el Saja y dirigirse posteriormente hasta Barcenillas, para volver a adentrarse en los montes. Por el momento, no es más que una idea, una posibilidad que depende en gran medida de cómo esté el resto del recorrido de Los 10.000 del Soplao. Pero el estado de un punto en concreto, el puente sobre el Saja que conecta la zona de Monte Aa y Ruente y el argayo que hay junto a él en la carretera, acelera un posible cambio de planes. «El 15 de febrero tenemos que saber, sí o sí, qué hacemos», concluye Maestegui.