Allí, los deportistas de élite conviven con cerca de 16.000 estudiantes. El campus de la Universidad de Loughborough es una especie de ciudad separada del resto del mundo por una arbolada que circunda una zona perimetral de más de siete kilómetros cuadrados. Esta situada ... en el condado de Leicestershire, en el centro del Reino Unido. En su interior funcionan 24 departamentos y más de treinta institutos de investigación y la institución ha recibido recientemente cinco premios académicos, un hito solo igualado por la Universidad de Oxford.
Pistas de atletismo al aire libre y cubiertas; campos de rugby, hockey, cricket, fútbol; canchas de baloncesto, piscinas y multitud de campos de entrenamiento de última generación se mezclan con residencias de estudiantes, bibliotecas, laboratorios y las mejores tecnologías puestas al servicio de los aspirantes a ingenieros, físicos y un abanico enorme de títulos relacionados con las humanidades. Allí, en ese ecosistema tan particular vive Sergio García 'El Niño' (Torrelavega, 1992) desde el pasado 13 de enero. «Me ha costado adaptarme. Al principio fue duro por el idioma, estar separado de mi mujer y los niños... Pero he ido asimilando que es un tiempo y que nos va a venir bien a todos». Con estas palabras arranca un viaje por la nueva vida de Sergio García en su apuesta personal por llegar a lo más alto. Un manual de superación y de sacrificio.
A la que es ahora su casa postiza llegó en noviembre con muchas dudas. «En una entrevista a Ángel Fernández le dijeron que yo no tenía entrenador y dijo que estaría encantado de entrenarme. Me lo dijo un amigo y vinimos a conocerle a él y al campus. Dos meses después estaba aquí entrenando», explica el torrelaveguense. Así se decidió 'El Niño' a ponerle ruedas a su maleta y alistarse a las órdenes de este gallego, afincado en el Reino Unido desde hace más de diez años y cuya fama como preparador explotó cuando dirigió la esquina de Anthony Joshua, campeón del mundo de los pesos pesados.
Sergio García salió de casa –«pero solo por un tiempo», recalca– para instalarse en Loughborough, «un pueblo como Torrelavega, con 50.000 habitantes», donde entrena, descansa, entrena, descansa... Y vuelve a entrenar. En su hotel convive con deportistas de alto nivel que como él han dejado parte de su cómoda vida para enrolarse en una apuesta atrevida.
Sergio García recibió a El Diario en la puerta de ese hotel, que sirve de concentración temporal para muchas de las selecciones británicas y otros equipos de élite. Al entrar, al visitante le recibe un mural de cuatro metros por cuatro con una imagen donde Sebastian Coe alza los brazos en señal de victoria en la final olímpica de los 1.500 en Moscú. El atleta británico es uno de los ilustres alumnos que dedicaron su tiempo a estudiar y entrenar en Loughborough. A las 18.00 horas de una tarde cualquiera, 'El Niño' apura un yogur con cereales. Acaba de venir de correr por el campus, compartiendo atardecer con los estudiantes, que con carpetas y portátiles abandonan las aulas. Algunos apuran una bebida en vaso de cartón mientras se tumban en la multitud de zonas verdes que siluetean el campus. Otros ejecutan las órdenes del entrenador de turno en un campo de hockey. Al fondo se oye el ruido característico de las zapatillas de baloncesto al contacto con el parqué.
'El Niño' actúa de guía en la visita de camino al gimnasio, al tiempo que recuerda su pasado más reciente en su nueva faceta de inmigrante. «Llegué con 'Hello' y poco más. Ahora me defiendo y hasta ahí. A ver si mejoro». Sonríe. Sin embargo frunce el ceño cuando trae al presente sus primeras semanas. «Llegué en pleno invierno. Por las mañanas estábamos a menos tres, menos cuatro. El cielo siempre encapotado. 'Me preguntaba todos los días: ¿Pero qué hago yo aquí?'». Aquellas primeras semanas marcaron el paso. Todo era nuevo, «aunque al final son las ganas lo que de verdad importa». La sabia batuta de Víctor Iglesias había dirigido su carrera durante quince años y ahora se veía en Inglaterra, «sin entender ni 'papa'» y sin tener muy claro si el sacrificio de romper con su familia y su Torrelavega «merecía la pena».
Inglaterra inventó el boxeo. En el país británico hay 119 boxeadores del peso de Sergio García, superwelter, y en España 19. «Aquí la promoción, las posibilidades, el dinero, la televisión... En Manchester, Liverpool, Londres... Las veladas son televisadas y todo merece más la pena», explica resignado 'El Niño' desde la puerta del gimnasio, su nuevo hogar. Es una nave de más de diez metros de altura, diáfana con una sala de musculación con los mejores adelantos y un piso superior donde hay dos ring de boxeo. «Aquí solemos entrenar por las mañanas más específico. Por las tardes también corremos; hay días que hacemos tiradas un poco más largas y otras series en cuestas. Otros días, pesas», señala.
A eso de las 21.00 horas el bullicio desaparece en el campus. Los estudiantes salen de las bibliotecas o laboratorios y se van para sus casas, la mayoría dentro del recinto. Todas perfectamente decoradas con ese ladrillo caravista rojo tan característico inglés, detalles neoclásicos en sus fachadas y reminiscencias góticas en los tejados. Realmente se tiene la sensación de que en cualquier momento puede aparecer Harry Potter a bordo de su escoba voladora. Entre las aulas y las instalaciones deportivas también hay supermercados y todo tipo de tiendas para que los estudiantes no tengan que salir del campus para hacer su vida. Algunas de las calzadas entre las facultades tienen pintadas las calles de una pista de atletismo con lo que el deambular diario recuerda a una carrera por la vida.
Por la noche llega la segunda videollamada del día con la familia. Mientras se aproxima el descanso nocturno llega el momento de pasar revista:«Así andamos. Al principio era más duro, pero...», asegura. Hoy Lola ha pedido a papá «un patinete 'dosa'». Ángela es su mujer y Nico y Lola, sus hijos, de cinco y tres años, respectivamente.
Al día siguiente El Diario acompañó a 'El Niño' en lo que es una jornada completa en su reclutamiento. Se levanta sobre las 7.30 horas y baja a desayunar al comedor. «A los horarios también me costó acostumbrarme. Al desayuno no, pero la cena es sobre las 19.00 horas, así que me lo subía a la habitación y cenaba más tarde». Huevos duros, cereales, algo de fruta, yogur... Cuando el entrenamiento es intenso «se carga más». Tras los fogones le esperan Varun, un cocinero de padre indio y madre inglesa, o Eugene, un rumano con el que le une una amistad sincera. «Es un buen comedor. No protesta y come bien para recuperar», explica con su gorro blanco.
Sobre las 10.00 horas suele llegar al gimnasio donde ya le espera el entrenador, Ángel Fernández, con el programa diario. El míster dirige en Loughborough a cuatro púgiles: Fraze, medalla de bronce olímpica y futuro campeón británico del peso pesado;Richard Ryanpolk, aspirante al Mundial del peso crucero; Kieran Movroy (irlandés) y Sergio García. Un equipo reducido y de élite que el técnico gallego moldea a su imagen y semejanza. Entre ellos se apañan para ayudarse, y ya cuando se aproximan las peleas visitan el campus sparrings específicos que son contratados para la ocasión. «Aquí tienes esa posibilidad, en Torrelavega era imposible y en España es muy complicado. Bajas a Madrid, vas allí o al otro lado, pero es muy difícil», asegura el cántabro. El día antes Sergio García hizo guantes con un púgil más pesado que él «pero fue intenso y bueno. Treinta minutos buenos, buenos». Hoy recuperará y dará descanso a las manos;hará sombra, carrera y pesas por la tarde. Ángel Fernández repasa con Fraze el próximo oponente del gigantón británico en un monitor enorme que se alza junto al ring de entrenamiento. «Le quedan unas semanas para el combate y por eso analizan sus últimas peleas», explica 'El Niño'. El torrelaveguense se une a la charla mientras muestra su taquilla personal con el material. Cuelgan del techo todo tipo de sacos:largos, gruesos, con muelles, verdes, rojos...
«El capitán de ruta»
«Tiene mucha experiencia. Es como el capitán del equipo. Sin tener una técnica muy depurada llegó donde llegó por su esfuerzo.Eso fue una de las razones por las que dije que lo quería entrenar», explica Ángel Fernández a pie de lona. Para su nuevo entrenador «Sergio tiene un físico descomunal y no se trata de cambiarle sino de trabajar cosas;añadir algunas cosas y quitarle otros hábitos para buscarle soluciones». Fernández lo seguía de cerca. «Me sorprendió mucho la pelea contra Cheeseman» y por eso aceptó el reto de ir de la mano. Y su pensamiento sobre él lo tiene claro: «Me gustaría llevarle a un campeonato mundial. El campeón es Méndez y pienso que es una pelea asequible, al 50%». Antes del gran salto, el jefe de la esquina quiere «que haga dos peleas más, en Inglaterra o donde tenga la oportunidad y pueda crecer». El prestigioso entrenador admite que «tiene una capacidad mental enorme».
Fernández utiliza al torrelaveguense como ejemplo «cuando hay que darle un consejo a algún compañero». El gallego expone resignado «el poderío que hay en Inglaterra y la cultura por el boxeo, algo que no se da en España» y que en cierto modo envidia. Si alguien con el talento y la trayectoria de Sergio García apuesta por progresar y subirse al último tren no le queda otra que emigrar donde este deporte está a otro nivel.
Y eso es lo que ha hecho 'El Niño', que hace algo más de un año tras su derrota con Harryson en Las Vegas llegó a pensar que había llegado el final. «Al dejarlo Víctor estuve pensándolo. Sí se me pasó por la cabeza pero seguían llamándome de muchos sitios y eso fue lo que me animó». Eso, y aquel amigo que le cogió del brazo en noviembre y se lo llevó a conocer lo que ahora es su cuartel general. Este año, 2023, puede ser crucial en su carrera deportiva. A sus treinta años y con 36 peleas en el cuerpo (34 victorias y dos derrotas) está a un paso de acceder a lo más alto. Actualmente está en negociaciones su próxima pelea, que llegará antes del verano, y la intención es hacer una segunda a final de año. «Si todo va bien y las ganó luego podría llegar alguna oferta de EE UU», reconoce el torrelaveguense. Mientras tanto seguirá solapando sus dos vidas. La que lleva durante tres semanas en Loughborough y la real, una semana o algo más en Torrelavega» con los suyos. Eso hasta que llega el campamento, «que dura siete semanas y en las que ya hacemos un trabajo mucho más intenso, muy específico pensando en el oponente de la pelea». Ya le tocó en marzo, antes del combate con Ricardo Esteban Cabaña (16 de abril) en el Vicente Trueba, «donde ya se vio un Sergio con muchas cosas que me gustan», afirma Ángel Fernández.
Ahora está en Cantabria y el próximo 9 de junio volverá a coger un avión en Santander rumbo a Birmingham. Allí le esperará Mubarakali, un conductor indio de un Uver con quien también ha creado un vínculo especial y 45 o 50 minutos de carretera hasta llegar a Loughborough de nuevo chapurreando inglés. «Sí, hablamos de deporte, de Inglaterra, España... De lo que toca». Sincronizan sus agendas y en el aeropuerto se ven. «Es atento y serio. Cuando viene la familia o amigos llegamos a un acuerdo y les recoge». El Diario acompañó a Sergio García en el posiblemente último viaje a España antes de su próxima pelea. Esa vez fue al aeropuerto de Londres y por tanto el trayecto se alargó a las dos horas.
En esas siete semanas o más que le esperan de 'campamento', 'El Niño' seguirá cumpliendo con su rutina de entrenamientos y comidas. Baraja la idea de coger un apartamento fuera del campus «sobre todo para tener un poco más de intimidad los días que viene la familia». Ya es uno más en Inglaterra. Ya tiene una cuenta bancaria, algo que «ha costado mucho tener porque con el 'Brexit' soy un inmigrante y debo reunir varios requisitos para tenerla». Tiene hasta un coche «para moverme a la ciudad y que me lleve y me traiga». En la ciudad, precisamente, es donde mata alguna tarde «yendo a la lavandería industrial a hacer la colada» o dando un paseo. «Hay un restaurante, el Nandos, donde se come limpio y también voy de vez en cuando, pero poco más». Sergio García reescribe su propia historia. Siéntense cómodos porque el capítulo bueno aún está por llegar.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.