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Estoy en paz. El boxeo me ha dado momentos que jamás olvidaré». Sergio García 'El Niño' tiene 32 años. Su voz se entrecorta por momentos. Es joven. Para muchos demasiado como para colgar los guantes. Sin embargo, es una posibilidad más que real. «¿Quién sabe? ... No quiero pensar más allá. Nunca lo he hecho». Admite que tiene las ganas de siempre de subirse al ring, más si cabe porque de lo que no hay duda es de que la del viernes será la última vez que lo haga en Torrelavega. «Quiero que llegue ya.Quiero volver a estar ahí, donde han pasado tantas cosas y que la gente disfrute», señala.
'El Niño' apura sus últimos días de campamento en Inglaterra, su cuartel general este último año y desde donde ha conocido «esa otra cara del boxeo profesional, de gran escala». Ya tiene todo preparado para el que puede ser su último viaje de vuelta a casa. El viernes se enfrenta a Luis Enrique Romero (12-7-1,8 KO), un boxeador venezolano de 38 años con mucha lona y peligroso, ranqueado entre los 150 mejores del mundo en su peso, el medio, y que ha aceptado el reto de subirse al cuadrilátero en la fiesta de despedida de 'El Niño' en su casa. Para el torrelaveguense será su trigésimo quinto combate. Los ha ganado todos salvo los tres que ha disputado en Estados Unidos, en la Meca del boxeo (Los Ángeles y Las Vegas); tres peleas que han podido marcar el destino de 'El Niño'.
«No quiero que se acabe, pero sí tengo ganas de descansar y de estar con la familia. No sé lo que puede pasar después del viernes, pero lo que tengo claro es que estoy satisfecho y agradecido», explica el tetracampeón de Europa del peso superwelter.
Después de este último combate en casa, Sergio García se pondrá en 'modo espera' en busca de una oportunidad que vuelva a impulsar su carrera. Una victoria ante Romero le reportará ofrecimientos, tan solo resta saber si a El Niño le convencen para continuar o, por el contrario, decide poner el punto final a su carrera. «Si me llega una oportunidad, por supuesto que la aprovecharé al cien por cien. Y me prepararé como siempre he hecho, a tope», reconoce. Se dará esa tregua. Una más. durante este último año varias peleas en Inglaterra le mantuvieron alerta, sin embargo finalmente ninguna de ellas salió pese a estar en la órbita del prestigioso agente Lee Eaton. La eterna espera. Algo tan habitual en el boxeo, pero que a Sergio García le fue minando la moral y ha hecho que todo sea planteable. «El boxeo es algo serio. Un golpe puede cambiarlo todo. Para subirse al ring hay que estar muy preparado y yo siempre lo he tenido presente. Si me llega algo con tiempo para poder prepararme lo aceptaré, pero no a cualquier precio», insiste.
No hay un solo entendido del deporte de las doce cuerdas a quien no le resulte extraño una posible retirada de Sergio García. «Mi propio entrenador me dice: '¿Pero cómo te vas a retirar?'». Ángel Fernández, un gallego afincado en Inglaterra desde hace años y en cuyo curriculum figura la preparación de grandes boxeadores como el campeón del mundo Anthony Joshua entre otros. Él fue quien le convenció hace algo más de un año. Le enseñó el boxeo desde otro punto de vista y lo reconvirtió. «Él ya sabía el oficio;solo limamos algunas cosas y potenciamos lo que no hacía bien», explicó a El Diario durante la visita de este periódico a su residencia en la Universidad de Loughborough. Fernández lo ve trabajar todos los días y no puede creer que pueda ocurrir. «En esta preparación he guanteado con los top 15 y top 30 del peso y les he dado caña. Estoy bien. Eso me produce satisfacción», explica 'El Niño'.
Va a ser especial. Y 'El Niño' lo sabe. «Es probable que tenga sentimientos enfrentados. Es normal. Es mi casa, mi gente. Pasarán por mi cabeza muchos recuerdos», anuncia quien sabe que en el Vicente Trueba empezó parte del camino andado. No se arrepiente de nada. Ni mucho menos, porque «realmente he conseguido mucho más de lo que me imaginaba». Sergio García está «feliz con la vida que tengo;lo he sido cuando las cosas me han ido bien y he ganado y también cuando tocó perder». Su filosofía no entiende de excusas ni de justificaciones y piensa «que todo pasa por algo».
Al tiempo que mira de reojo un futuro incierto, echa la vista atrás y se detiene en aquel 6 de diciembre de 2021. Su primera pelea en Los Ángeles, ante Sebastian Fundora, hoy campeón del mundo del superwelter. «No achaco nada a aquel combate. Pudo cambiarme la vida, sí, pero se perdió. Hice lo que pude y estoy en paz». El cántabro llevó el peso de la pelea, persiguió al gigantón californiano, pero los jueces no le dieron tregua. Después fue Tony Harryson en Las Vegas y hace un año, el cubano Yoenis Téllez, de nuevo en la ciudad del juego. No pudo con ninguno de los tres. «Estoy agradecido; he vivido cosas que me las llevo y que me hacen estar muy a gusto». Por sacarle punta, tan solo lamenta que su padre –fallecido meses antes del combate con Fundora– no pudiera «disfrutar con su hijo en el sitio donde él veía en la televisión a Tyson y todos esos; para él hubiera sido el no va más». Él era su «fanático preferido, lo pasaba fatal, se ponía nervioso...» y para él va dedicado el espectáculo del viernes.
Son 32 años, pero aprovechados. Sus cuatro títulos europeos le pusieron en la cima de un boxeo español necesitado de legados. «Fue bonito; la gente que me rodea disfrutó y dimos un cambio. Llegaron oportunidades de Estados Unidos y dimos un salto. Era lo que había que hacer», recuerda. Con el paso del tiempo, su periplo americano le sacó de los primeros puestos del ránking mundial al que para volver debería de dar el reloj para atrás. «Si esto me pilla con veinte años, empezando, pues no me lo pienso. Pero ahora, hay muchas otras cosas», advierte.
Y así, con la conciencia tranquila y el corazón en carne viva, 'El Niño' subirá al ring ante los suyos. «Estoy en deuda con ellos; me han seguido sin importarles gastar dinero, madrugar... Solo puedo darles las gracias», apunta, mientras reitera que «voy a demostrar que estoy muy bien y les voy a devolver parte de lo que me han dado de la forma que sé».
Nadie mejor que él para saber lo que le queda en esta última semana. Dar con el peso, que esta vez será más fácil, porque «no hará falta estrujarse tanto» dado que la pelea está pactada a menos de 73 kilos –una condición del rival que Sergio García ha aceptado–, tres más que lo que acostumbra 'El Niño' a dar en la báscula. Estos días volverá a la antigua escuela; guanteará con Jesús Laso, el cántabro que será protagonista del combate coestelar de la noche, y quien sigue sus pasos. De Torrelavega a Suances, un día sí y otro también. Y mientras tanto, su cabeza dará vueltas pensando en si a este punto final le siguen o no, unos puntos suspensivos.
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