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BORJA CAVIA
Viernes, 5 de junio 2020, 07:20
La Primera categoría corre serio peligro de no celebrarse esta temporada o, al menos, no hacerlo con el número de peñas previstas. Siete de los doce equipos inscritos para la competición anunciaron ayer su intención de no saltar a la bolera en 2020 en una ... reunión convocada a instancias de Renedo y Pámanes y que se celebró en Quijano. Los clubes tienen previsto solicitar una reunión a la Federación para la semana que viene y posteriormente volver a reunirse para poner en común lo hablado con el ente federativo.
Antes de empezar el encuentro, la categoría estaba dividida con respecto al futuro de la temporada. Algunas peñas apostaban por jugar, otras por no hacerlo y el resto esperaba la postura común antes de pronunciarse. Y es que la Primera es una categoría de contrastes, con estructuras como la de Andros La Serna, que aspira a consolidar en la máxima categoría un proyecto que apenas da sus primeros pasos, y otras como la de Tanos, Calderón y El Tarumbo, que este año se estrenan en la categoría. En el medio, peñas históricas como Pontejos, Gajano o Casar, que cada año se baten el cobre en una división dada a las sorpresas.
La más contundente antes del cónclave era Pámanes, cuyo presidente, Ángel Miranda, señalaba la intención de la entidad de no saltar a la bolera. «Nosotros no vamos a jugar. Un jugador tiene a su madre ingresada, en otro caso el padre es persona de riesgo y el resto los apoya completamente». Además de los posibles problemas de salud derivados de la pandemia, el mandatario de los de Liérganes también apuesta, a nivel personal, por no disputar la competición. «Yo también soy partidario de no jugar por la economía de la peña. Si este año lo hiciéramos el que viene no sabríamos lo que podría pasar. Yo no voy a ir a pedir dinero a ningún patrocinador».
Pámanes no era la única peña que acudió a Quijano con una idea similar. Laredo o Casar también apostaban por aplazar la liga, mientras que otras como Andros o Pontejos sí apostaban por disputar la competición. Según Ángel Solana, directivo de los pejinos su postura es «no jugar este año. La mayor parte de la directiva somos personas de riesgo, algunos muy importante. Los jugadores también prefieren no hacerlo. Creo que no pasa nada por parar un año y volver el próximo con mayor seguridad». De una manera similar se expresaba Carlos Martínez, presidente de Casar. «Nosotros estamos más a favor de que no se juegue, aunque no lo descartamos al cien por cien». Una puerta abierta de cara a la esperanza.
Si estas peñas tenían las cosas más o menos claras, la mayoría esperaba aunar fuerzas con el resto para ver cómo se podía afrontar un curso en el que, eso sí, la medida tomaba por la Apebol de eliminar los descensos abría un halo de esperanza de cara a poder disputar el torneo sin la presión clasificatoria.
Una vez puestas en común las ideas de cada peña, la votación deparó que Andros, Pontejos, Renedo, Quijano y Tanos apostaron por el sí a la Liga y el resto votaron que preferían aplazar la competición para el año que viene. A los motivos sanitarios se unen los motivos económicos, toda vez que muchas entidad tienen que hacer frente al coste de las fichas de los jugadores, algo que la coyuntura actual pone muy cuesta arriba. Ninguna quería que no se jugase por su culpa, pero a la vista de los resultados de la votación, optaron por el no.
Con estos resultados, los equipos que sí están dispuestos a jugar tienen previsto plantear a la Federación una liga con cinco equipos en la que haya dos ascensos y no haya descensos, aunque un torneo tan corto parece algo inviable y podría hacer que alguna de las peñas que inicialmente dijo que sí cambiara su decisión final.
Pese a esto, la esperanza no está todavía perdida. Ahora llega un periodo de reflexión en el que alguna de las peñas indecisas puede finalmente decantarse por participar y lograr así conformar al menos un grupo con ocho partidas. Al no ser una asociación independiente como la Apebol las decisiones acordadas tendrán que pasar el filtro de la Federación Cántabra, que será la que tiene la última palabra con respecto a la decisión final.
A la espera de lo que pueda pasar en los próximos días y de si alguna peña cambia su punto de vista, los equipos también debatieron sobre las medidas de seguridad necesarias para poder sacar adelante la competición, unos controles sanitarios que tendrán que pasar aquellos que decidan finalmente participar. A menos de un mes del inicio de la temporada, la Primera categoría es una incógnita.
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