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Cuando hace poco más de una semana el piloto cántabro Román Ramos (Santa María de Cayón, 1991) subió al primer cajón del podio en el Circuito de Jerez Ángel Nieto, el timbre de la memoria comenzó a sonar para traerle un recuerdo: Era el año ... 2000, tenía tan solo nueve años y empezó a pilotar su primera mini moto, con la que ganó la primera carrera en un campeonato regional en el que participó. Para él una infancia sin moto hubiera sido como una vejez sin brasero. Un parpadeo y ¡zas!, como si fuese Marty McFly se desplazó través de un agujero de gusano por los vericuetos de su memoria y viajó de nuevo en el tiempo. Esta vez hasta el presente. Ahora, 20 años y mucho trabajo después, estaba de nuevo en lo más alto del podio, pero esta vez como campeón de España de Superbike. Y con una final de infarto entre él, con su Kawasaki, y Carmelo Morales (Yamaha).
Al llegar a Jerez, nueve puntos separaban al cántabro y al catalán. La temporada de ESBK cerraba el telón en el circuito jerezano y estaba todo por decidirse. Y más después de la carrera del sábado, que ya dejaba al cántabro rozando el título. Pero ni siquiera hubo que esperar a la última vuelta. Ya en la primera curva una caída multitudinaria decidió la prueba. El batacazo fue decisivo.Acabó con Ramos y varios de sus rivales en el suelo. Las motos, muy tocadas. Tanto que no pudieron reemprender la marcha. «En la última carrera iba líder con dos puntos de ventaja y en la primera curva nos tocamos los dos (por Morales y él). Hubo una caída de varios pilotos, entre ellos él y yo; y ahí las motos quedaron bastantes dañadas y no se pudo hacer nada. Con la caída nos llevamos nosotros el título para casa», cuenta Ramos, mientras saborea la victoria. «La verdad es que sienta muy bien ganar el Nacional», reconoce, aunque por esa acción ha recibido una sanción, un long lap penalty, que tendrá que cumplir el año que viene.
Para el piloto de Kawasaki este es un premio al esfuerzo continuado de más de cinco meses con «mucho trabajo físico y también mental» y está «muy contento de haberlo conseguido». Y lo cierto es que la temporada no se le ha dado nada mal a Ramos. «Empecé ganando la primera carrera y luego otras dos victorias más a lo largo de la temporada; y la verdad es que sienta muy bien. Al final es el trabajo a toda una temporada buena que he hecho bastante bien», asegura el de Cayón, que ha terminado el campeonato reinando con 196 puntos, frente a los 194 de Morales, segundo, y los 159 de Marc Alcoba (Yamaha), tercero.
«Ha sido reñido durante todo el año. Nunca he sacado una ventaja grande. Siempre estaba la cosa entre él (Morales) y yo», explica Román. «Más o menos a mitad de campeonato me puse líder con un poquillo de ventaja y la he sabido gestionar hasta el final», matiza. Después de que el 2019 le diese algún que otro quebradero de cabeza, el cántabro del Kawasaki Palmeto PL Racing Team estaba dispuesto a propulsarse en los circuitos con la misma decisión que Hitchcock lanzó su avioneta contra Cary Grant en la película 'Con la muerte en los talones'. Y lo logró.
«El año pasado fue una temporada bastante dura con lesiones y demás; y este año fiché por el equipo que había sido campeón en 2019. Sabía que podía estar luchando por el título. Desde principio de temporada fue el objetivo:Intentar llevarnos el campeonato», señala.
«Cuando bajamos del Mundial al Campeonato de España sabíamos que podíamos hacerlo bien y luchando por ganar», explica. Algo que cumplió a rajatabla. Su trayectoria esta campaña le deja satisfecho. Lo cierto es que no ha dejado de pisar el podio. Ha sumado tres victorias esta temporada, una de ellas en Navarra, en la primera carrera; y también en las dos que se disputaron en Valencia. El segundo cajón lo pisó en una ocasión, también en Navarra, en la segunda carrera; y ha terminado en tercer lugar cuatro veces. Aunque eso es ya agua pasada para el campeón de España de Superbike, que ya tiene en mente un nuevo reto en el horizonte. Defender este título a capa y espada. «Me planteo volver el año que viene al Campeonato de España a intentar revalidar el título y a ver si es posible llevarme otros para casa, aunque seguro que me lo pondrán difícil, pero de momento ese es mi objetivo».
Este título le llega a Román siete años después de su primer gran triunfo. Cuando tenía 16 años, en 2013, ganó en la categoría de Moto2 del FIM CEV Repsol;y un año después se incorporó al equipo QMMF para disputar el Campeonato del Mundo de Moto2 junto a Anthony West. «Después del título de Moto2 saltamos al Mundial de Moto2 y de ahí fuimos al Mundial de Superbike», recuerda. «Hemos hecho buenas temporadas, pero nunca estando en el podio ni ganando, así que al bajar aquí sabíamos que podíamos luchar por ello, y siete años después hemos vuelto a conseguir otro campeonato de España».
También tuvo momentos de duda. Sobre todo con la sombra del covid cerniéndose sobre el mundo del deporte y apagando campeonatos. Nada estaba claro. «Al principio no sabía si con esto de la pandemia podría correr y por suerte al final se pudo», explica, y añade: «En lo deportivo no ha afectado mucho, por suerte. Solo quitaron una carrera del calendario, del principio». Eso sí, aplicando unos estrictos protocolos sanitarios. «Todo el mundo va con mascarillas, intentando guardar las distancias; y en los podios igual, pero se ha podido hacer casi todo el campeonato, así que en ese sentido somos unos privilegiados», dice. Y su voz suena con el brío de un motor puesto a punto.
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