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De notable muy alto. Casi de sobresaliente. La temporada de los equipos cántabros en los distintos deportes se puede calificar como más que buena. La palabra más repetida, a la que optaban la inmensa mayoría de ellos, es 'permanencia'. Y en el mayor número de ... los casos, se ha conseguido. Alguno de los conjuntos de la región, caso del Bathco, ha estado en un nivel excelso y le ha permitido incluso coquetear con puestos europeos durante buena parte del curso. En el otro extremo, hay tres equipos -el Laredo, en fútbol; el Textil Santanderina, en voleibol; y el Sardinero masculino, en hockey- que no han podido culminar la temporada con éxito y jugarán la siguiente en un escalón inferior.
No había palabra más soñada por el racinguismo allá por el comienzo de la campaña 2022-2023. La ansiada permanencia en Segunda División era más que necesaria para buscar la consolidación en el fútbol profesional y no repetir los fracasos anteriores, en los que se perdió la categoría el curso siguiente de lograrla. La temporada de los verdiblancos tuvo dos caras bien diferenciadas. El primer tramo, con Guillermo Fernández Romo -el técnico que guió al equipo al ascenso- y que terminó con el Racing enlazando cinco partidos perdidos y en puestos de descenso a mediados de diciembre. El asturiano José Alberto López tomó el relevo para convertir al Racing en una suerte de cohete espacial. Números casi de play off de ascenso a Primera para dejar a los verdiblancos a final de temporada en una más que cómoda decimosegunda posición, con 54 puntos, diez de renta sobre el descenso y con dos jornadas de margen para disfrutar de lo conseguido. Así que la temporada del Racing se puede calificar de mucho más que buena.
En la Segunda RFEF se consiguió un 'dos de tres'. La Gimnástica se estrenaba en la que es la cuarta categoría del fútbol español con el único objetivo de asentarse en ella. Y los de Sesi Fernández cuajaron una gran temporada. Salvados varias jornadas antes de la conclusión, los blanquiazules coquetearon incluso con la posibilidad de lograr metas más altas, como el jugar el play off de ascenso. Al final, octavos con 51 puntos. Una permanencia de lo más tranquila, que permite afianzarse en la categoría.
Un poco más ajustada fue la del Rayo Cantabria. En su segundo curso consecutivo en la competición, los de Ezequiel Loza eran la segunda plantilla más joven del grupo I, con una media de edad de poco más de 20 años y superada en ese apartado solo por el Valladolid B. Los verdiblancos sufrieron algo más que la Gimnástica, pero al final también dejaron margen sobre los puestos que significaban problemas. Décimo, con 48 puntos, el filial del Racing mantiene una categoría más que buena para que los chavales jueguen minutos de calidad en busca de su oportunidad en el primer equipo.
La mala noticia futbolística llegó desde Laredo. El Charles era el veterano de la terna de los tres equipos cántabros, ya que entre la extinta Segunda B y la nueva Segunda RFEF cumplía su tercer curso consecutivo. Pero las cosas no fueron bien en San Lorenzo. Con el equipo en la zona baja de la clasificación, en enero el Charles destituyó al técnico, Chiri, al que sustituyó el vizcaíno Iñaki Zurimendi. El 30 de abril, una derrota por 1-0 ante el Compostela enviaba a los pejinos, que terminaron en el decimoquinto puesto con 35 puntos, de vuelta al fútbol regional el próximo curso.
La Liga Asobal volvía a tener la presencia de dos equipos cántabros, el Bathco Torrelavega y el Blendio Sinfín. Aunque la idea de permanencia era, a priori, el objetivo para ambos, pronto se vio que el Bathco miraba más arriba. Tras un inicio dubitativo de campaña, los naranjas empezaron a mirar solo hacia la zona noble y a acumular victorias, hasta el punto de coquetear con puestos que daban derecho a soñar con competiciones europeas durante bastantes jornadas. En su segundo curso en la máxima categoría, los de Álex Mozas firmaron una mucho más que notable sexta plaza, con 32 puntos.
Pero si el éxito de los naranjas, con un presupuesto desahogado, fue grande, el del Blendio Sinfín no le fue a la zaga. Con unas cuentas mucho más escasas, Rubén Garabaya se estrenaba como máximo responsable de un equipo de Asobal en el banquillo santanderino. La primera vuelta no invitaba a ninguna esperanza. Tras los 15 primeros partidos, los de negro eran los colistas de la Asobal, con apenas seis puntos. Tras el parón por el Mundial de Polonia y Suecia, a mediados de febrero el Blendio Sinfín parecía otro. Cuatro victorias consecutivas en el arranque de ese segundo tramo hicieron que el panorama se viese bastante más halagüeño. Aún así, la permanencia se tuvo se sufrir -literalmente- hasta los últimos segundos de la temporada. El pasado 3 de junio, los santanderinos jugaban en Guadalajara con todas las opciones posibles: permanencia, descenso directo o puesto de promoción. El 22-23 del final lo dice todo. En el último minuto del último partido de la temporada, el Blendio Sinfín aseguró la permanencia -fue décimo segundo, con 22 puntos- en la élite una temporada más.
Tras un ascenso que se había resistido lo suyo, el Grupo Alega Cantabria debutaba en el curso 2022-2023 en la LEB Oro, el segundo escalón del baloncesto español tras la ACB. Lo más normal es que los de David Mangas hubiesen pasado apuros para mantener la categoría. Pero ni por asomo. Con un balance de 15 triunfos y 19 derrotas, los torrelaveguenses terminaron la temporada en la zona templada de la clasificación -undécimos-, con la permanencia amarrada a mediados de abril y con algunas jornadas aún por disputarse. El logro llevó al club a renovar por dos temporadas más, hasta 2025, a un David Mangas que llegó en 2018 y que ha sido uno de los pilares fundamentales en el crecimiento del equipo durante estos años, y que ha cristalizado en esta pasada campaña de sobresaliente.
En un escalón inferior, la Liga EBA, en el grupo A-A participaban tres equipos cántabros. El Cantbasket 04, con un balance de 16 triunfos y 10 derrotas, firmó la cuarta plaza. Y por apenas una victoria de diferencia, el Raisan Pas Piélagos (10-16) fue décimo y se salvó del descenso. No lo pudo evitar el Restaurante Los Arcos Solares, penúltimo con ocho triunfos y 18 derrotas. Pero la esperanza para los de Medio Cudeyo son las habituales renuncias que suele haber en esta Liga y que en más de las ocasiones permiten salvar la categoría una vez finalizada la temporada.
El voleibol ha sido uno de los deportes con dos caras en esta campaña. La cara la protagonizó el Club Voleibol Torrelavega en la Superliga Femenina 2. Con una plantilla muy joven las torrelaveguenses, en la segunda temporada de José Ignacio Marcos como presidente del club y a la vez entrenador, consiguieron una permanencia muy holgada. Octavas, con 21 puntos, a mucha distancia de la zona de descenso. El mejor bagaje para un proyecto a muy largo plazo en la capital del Besaya con el que soñar, en algún momento, en cotas más altas como el ascenso a la Superliga Femenina.
De la máxima categoría, pero en su caso la masculina, se apeó el Textil Santanderina en una temporada para olvidar. Los de Cabezón de la Sal estrenaban la temporada con el extremeño Raúl Rocha en el banquillo, pero el 8 de noviembre sucedió algo inédito en el modesto club de Cabezón de la Sal. El Textil tomaba la decisión de cambiar de entrenador, porque el bagaje de seis partidos sin un solo punto y con solo un set a favor, con el equipo en la última plaza, no invitaba a ningún optimismo. Su sustituto, el argentino Marcelo Benavídez, no pudo reconducir la situación. Apenas una victoria, ante el al final último, el Boiro, y un par de puntos por hacer un par de sets en sendos partidos, fue su bagaje. Los cántabros fueron penúltimos y a dos jornadas para el final de la Superliga, en Melilla, un 3-0 certificó su pérdida de categoría tras el ascenso conseguido a la conclusión de la temporada 2021-2022 en esa fase final que se celebró en el Matilde de la Torre de Cabezón de la Sal.
'Este año, no nos da'. Muchos fieles de San Román torcían el gesto en algunos partidos de la primera fase de la División de Honor B. Aparte de esos resultados contundentes que suele haber ante equipos muy débiles, los gallos del corral hacían ver que el Mazabi Santander Independiente iba a sufrir de lo lindo. Un presupuesto mucho más que escaso, una plantilla corta y en la que ya hay que tirar de muchos chavales de la casa... Se tenía la sensación de que incluso la clasificación para la segunda fase, la que reúne a los tres mejores de cada grupo, podía peligrar. Pero los verdes pasaron como terceros. Y en ese segundo tramo, el grupo élite, los santanderinos terminaron en el mismo puesto. Su rugby, basado en la fuerza de su delantera, la melé y las patadas a palos de Matías Jabase, no levantaba pasiones, pero era de lo más efectivo.
Así llegaron las semifinales. Ante el Zarautz, equipo al que ya se habían enfrentado los verdes dos veces en la temporada. Los dos encuentros de 'semis' se recordarán por mucho tiempo como quizá la eliminatoria más dura que se ha pasado. Por 17-13 se ganó en San Román y por 18-15 se perdió en Asti. Por apenas un punto, el Mazabi estaba en la final ante el único favorito para todo, el Alcobendas. En San Román, los verdes lograron casi anular a los madrileños (28-30), pero en Madrid, un 67-6 enviaba a los cántabros a la última oportunidad, la promoción ante el Pozuelo. Pero tras cuatro semanas de exigencia máxima, las fuerzas de los vedes llegaron hasta ahí. Un 25-73 en San Román y el 97-21 de ayer mismo terminaban con las opciones del Mazabi, que seguirá un año más en la División de Honor B. Eso sí, tras una temporada casi de diez.
El hockey, con cuatro equipos, era el deporte cántabro con mayor presencia en las máximas categorías. La Real Sociedad de Tenis y el Sardinero Hockey Club competían con sus respectivos equipos en las categorías masculina y femenina. Y la temporada ha sido más que buena. En Ligas de doce equipos, el conjunto masculino del Tenis firmaba la mejor actuación de las cuatro formaciones, al terminar séptimo con 29 puntos. En la División de Honor femenina, el Tenis era noveno con 21 puntos. Con algo más de suspense para evitar el puesto de promoción -el penúltimo-, el Sardinero fue décimo, con tres puntos de margen sobre el CD Terrassa, el que tendrá que afrontar esa eliminatoria. La única mala noticia vino del conjunto masculino del Sardinero. Con una victoria y cuatro empates a lo largo de las 22 jornadas, los de Alejandro Siri ocuparon la última plaza, con siete puntos, y jugarán el próximo curso en la División de Honor B.
Tras seis años de ausencia, el Piélagos regresaba en este 2023 a la División de Honor, la máxima categoría del atletismo español. Su temporada es atípica y muy distinta de las Ligas que suelen ocupar varios meses. Apenas dos encuentros, junto a otros tres clubes, sirven para decidir los conjuntos que pelearán por el título y los que lucharán por evitar el descenso. Tras las jornadas de Barcelona y Santander, por muy poco las azules se quedaron fuera de competir entre las mejores y este sábado, en Zaragoza, tuvieron que luchar por no perder la categoría contra otros seis equipos. El objetivo se consiguió de modo mucho más que brillante. Las cántabras firmaban un segundo puesto en la capital maña -las dos últimas de los ocho bajaban a Primera División-, con lo que se aseguraban seguir un curso más entre la élite.
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