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Seguro que a más de uno le hubiese gustado romper con la tradición, pero por el lado positivo. Ganar por 3-0 o 3-1 y sumar tres puntos de oro. Pero desde que el Textil Santanderina es equipo de Superliga, el L'Illa Grau ha sido uno de sus iguales. Los castellonenses siempre han estado a brazo partido con los de Cabezón para jugarse la permanencia. Y siempre que han venido al Matilde de la Torre, el resultado había sido el mismo: 3-2 para los locales. Ayer, el pabellón de Cabezón volvió a vivir un nuevo capítulo de la rivalidad entre ambos conjuntos, esta vez en una situación mucho más cómoda en la tabla y con los castellonenses –con permiso de los cántabros– como equipo revelación. La tradición se mantuvo. Otro 3-2 para que el Textil se reencontrase con la victoria tras tres derrotas consecutivas.
Textil santanderina
Bárcena, Amorín, Pujol, Ruiz, Herrera, Gomes, Osado, Rodríguez, Calzón, Ramírez, Soares y Mosquera
3
-
2
L'illa grau
Kukartsev, Prades, Costache, Dos Santos, Mahdjoubi, Mabiala, Reyes, Mata, Kamenov, Blasco y Mora
Árbitros David Fernández y Xavier Fernández.
Si la previsión era un partido a cara de perro, se cumplió a rajatabla. Por 19-25 se llevaron los castellonenses un primer set «en el que ellos salieron muy enchufados y nosotros al revés, con miedo», señala José Ignacio Marcos, preparador de los cabezonenses. En el segundo set cambiaron las tornas. «Empezamos a creérnoslo». En ese parcial surgió la figura de Ángel Rodríguez para asumir la responsabilidad en ataque de los cántabros. Aún así, el parcial fue aún más igualado que el primero. Los locales lo resolvieron por 25-22
El tercer set puso a prueba los ya curtidos corazones de esa afición que envidian todos los equipos de España. «Fue trepidante», reconoce Marcos. Con ventajas alternativas de no más de uno o dos puntos, se llegó al empate a 24. El L'Illa Grau tuvo una primera bola de set, luego el Textil la suya con el 26-25 y una segunda con 28-27... Ahí un error local y dos aciertos de Kukartsev para el L'Illa llevaron el 28-30 al luminoso. Era el 1-2.
Pero con el marcador en contra, el Textil empezó a jugar mejor. «Con más actitud y más acertados en el bloqueo», apunta Marcos. Aunque de nuevo el partido era igualado, el 21-18 que logró el Textil lo administró para ganar la manga por 25-23 y forzar el quinto set. «Ahí les dije a los jugadores que recordaran lo de la pasada jornada en Manacor», donde los baleares salieron mucho más entonados en ese set definitivo. Y la arenga surtió efecto. «Salimos más enchufados y ellos, con más dudas». Desde mitad del parcial, el Textil controló el marcador para cerrarlo por 15-10.
La victoria devuelve la alegría a Cabezón de la Sal en esta gran temporada. Y también la tranquilidad por los dos puntos sumados. Más al ver que en esta Superliga todo es posible. Ayer, en Almería, el todopoderoso Unicaja doblaba la rodilla (1-3) ante ese Manacor que ganó al Textil la pasada jornada y que pelea por eludir el descenso. «Como para despistarse en la Liga», concluye Marcos.
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