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Carlota Fernández (Noja, 1995) llega apoyada en unas muletas, pero en su mirada no hay espacio para la derrota. En el deporte, como en la vida, hay que mirar siempre hacia adelante. La rodilla izquierda le recuerda el Mundial y el ruido seco de un « ... clac» que partió el combate contra China, pero no su voluntad. «Ahora depende de mí», dice con una sonrisa que desafía al mal trago. Hoy, con el bronce colgado al cuello, su mente ya está puesta en lo que viene: el diagnóstico, la recuperación, el Circuito Internacional, y quién sabe, tal vez otro podio Mundial. Para Carlota el futuro no es una incógnita; es un combate más que está dispuesta a ganar.
-La lesión en la rodilla llegó contra China en un momento crucial. A pesar del dolor, decidió continuar en el combate. ¿Qué pasó por su mente en esos cuatro segundos finales?
-Una parte era un poco de negación, de decir: 'puedo continuar no es para tanto', y por otra parte, eran solo cuatro segundos y pensé que era capaz de aguantar de pie. Luego ya me di cuenta de que no era capaz ni de caminar.
-¿Le han dado plazos?
-La recuperación del ligamento lateral son unas seis semanas, ya llevamos una y media desde el campeonato y ahora depende de mí. Si cumplo a rajatabla creo que en unas cuatro semanas más o menos podré pasar por quirófano para operar el cruzado.
-Entonces empieza el año con operación, recuperación y nuevas expectativas.
-Eso es. No me pongo plazos porque no es una operación sencilla. Es el cruzado, pero hay que sumarle el lateral y el menisco, es una triada de libro, está todo completamente roto, entonces me han dicho que me ponga casi en el año y que ponga mis expectativas en 2025 en que si puedo hacer algo de kárate de competición, bien, pero sin grandes objetivos y en 2026 prepararme para el Circuito Internacional. Ojalá pueda volver a estar ahí. Gracias a esta medalla de bronce estamos ya clasificadas para el Mundial, que es en 2026. Espero que siga estando mi plaza en la selección española e ir a por esa tercera medalla consecutiva.
-Ya había sufrido una lesión en el Mundial del año pasado en Budapest.
-Sí, pero esta es un obstáculo bastante mayor porque llega demasiado seguida a la anterior y porque es de mayor gravedad.
-Cuando le dieron el diagnóstico imagino que se le caería el mundo encima. Ya recuperada, volvió para el Europeo, el Mundial... y de repente otra vez.
-Sí, al Europeo llegábamos muy justos y contaba un poco para ver cómo había vuelto de la lesión, pero en las siguientes competiciones internacionales y en este Mundial, estaba demostrando que mi estado de forma volvía a ser muy bueno. Era el comienzo de una nueva etapa porque se venía un 2025 realmente con muchos retos y estábamos preparándonos durante todos estos meses tanto para el Mundial como para un nuevo año lleno de desafíos. Era un 2025 muy importante en mi cabeza.
-En el combate por el bronce, sus compañeras fueron directamente a abrazarla tras ganar. ¿Qué significó ese gesto para usted al estar fuera del tatami?
-Demuestra lo que es el campeonato, que cada una hemos aportado lo que hemos podido, que hasta ese tercer combate yo era parte del equipo titular, por decirlo de alguna forma. Que el equipo somos todas y lo hemos conseguido gracias a todas.
-¿Cómo se ha preparado mentalmente para afrontar el diagnóstico?
-Yo ya me había puesto en lo peor. Me habían dado esperanzas de que podía ser solo el ligamento lateral, que es de más fácil recuperación y no hay que operar, pero yo, en mi cabeza, aparte de lo que había sentido, siempre prefiero ponerme en lo peor, así el hachazo es menor. Pero sí que cuando lo lees, cuando te dan las los resultados... si te quedaba algo de esperanza... Nos habíamos preparado hablando con mi psicóloga. Nos hemos pautado pequeños retos para llevarlo mejor. Así es como hay que funcionar.
-¿Cuál será su plan de recuperación? ¿Qué objetivos se marca para volver a competir al máximo nivel?
-Ahora mismo no me planteo un campeonato ni una vuelta, sino ir paso a paso. Tengo que recuperar al cien por cien el ligamento lateral antes de entrar en quirófano para operar el cruzado. Ahora el día a día que tengo por delante es estar al cien por cien enfocada en ir a rehabilitación. En hacer lo que esté en mi mano y poquito más para que todo vaya lo mejor posible. Igual que hice con el hombro, igual que hice con la otra rodilla, que ya me pasó hace diez años algo parecido, no tan grave, pero sé cómo funciona todo. Es ir poco a poco y no pensar a largo plazo sino en pequeños pasos, pequeños retos que ir consiguiendo.
-¿Qué le motiva a seguir adelante y luchar por más éxitos?
-Un deportista cuando se lesiona, siempre piensa que la lesión no sea una retirada, porque es como un fracaso. Yo me lo tomo como un reto. Con el hombro quise volver más fuerte y es verdad que ahora es más complicado, pero volver mínimo como estaba. Serán ocho meses o un año, pero el reto es demostrarme a mí misma que puedo volver. Para un campeonato, para dos o para cinco años. Eso el cuerpo lo dirá, pero en realidad el reto y la motivación es volver.
-Es una inspiración para muchos jóvenes karatekas en Cantabria. ¿Qué mensaje les daría?
-Que sigan entrenando. Yo creo que soy ejemplo de esfuerzo. Nunca he resaltado por grandes cualidades, sino por haber trabajado desde pequeña. No conseguí mi primera medalla hasta los dieciséis años, seguramente hay chicos que con menos edad ya las tienen. Lo que les diría es que sigan trabajando. Los que llegan a un Campeonato del Mundo, de Europa, y consiguen resultados, es por el trabajo. Aunque haya dificultades de lesiones, de estudios... Si sigues, puede haber años que no hagas nada, pero el que trabaja, el que sueña con ello, siempre lo consigue.
-¿Cuál ha sido el logro que más le ha marcado en su carrera?
-Sin duda fue la medalla de oro de Budapest del año pasado. Al final el hecho de haberla conseguido, me sentí una pieza fundamental del equipo con esa victoria en el último combate de la final. Yo creo que ese momento, ojalá se supere, pero va a ser muy complicado de superar.
-¿Qué técnicas sigue para mantener la concentración y la calma en los combates clave?
-Primero visualizarlo. Por ejemplo, en ese combate, desde el calentamiento previsualizaba lo que quería hacer. A mí me quita presión el hecho de haberlo vivido en mi cabeza antes. Enfocarme, y luego sobre todo los instantes antes intentar liberar, relajar y pensar que lo que estás haciendo ya lo has hecho muchas veces. El hecho de haberlo visualizado, de haberlo trabajado y pensar que ya lo he hecho entrenando, que soy capaz de hacerlo, verme con esa confianza, es lo que me hace salir con seguridad y cuando piso el tatami, generalmente, se me van los nervios. Luego puede salir mejor o peor.
-¿Hay alguna anécdota o momento de este Mundial que recuerde con especial cariño, a pesar de la lesión?
-Bueno yo creo que desde el inicio lo hemos vivido de forma muy especial. Desde el comienzo llegábamos como campeonas del mundo, así que teníamos muchas miradas puestas encima. Por ejemplo, fue un momento bastante de locura en cuartos de final, que nos eliminan contra Egipto y en base a una reclamación que pone nuestro seleccionador, que lucha la Federación, todas estábamos ya cambiadas, habíamos tenido nuestra charla personal de: 'bueno, no pasa nada. Vamos a por el siguiente campeonato' porque ya en nuestra cabeza habíamos perdido, y de repente llegó el seleccionador y nos dijo: 'Hay que volver a salir a pelear'. Fue pasar de estar fuera a ganar los cuartos de final. Casi nos íbamos a comer al McDonald's y acabamos celebrando. De repente luchamos y nos llevamos el bronce.
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