Tres aplazamientos, un cambio de bolera y un Víctor González imparable

En algunas partes de España, los más veteranos del lugar saben si va a llover o no simplemente mirando el color del cielo. Los ganaderos saben que cuando los animales están inquietos es que el tiempo está de cambio y que la tormenta puede descargar en pocas horas. En Valdáliga tienen claro que, cuando hay bolos en La Cocina, la lluvia está garantizada. Y es que, además de poner en un brete la celebración del Regional de Primera, el Memorial Calixto García ha sido la prueba más castigada por la climatología de toda la temporada tras haber sido aplazada hasta en tres ocasiones.

El año pasado fueron las tiradas clasificatorias las que tuvieron que aplazarse en una decena de ocasiones y esta vez ha tenido que ser la fase final la que, a la cuarta, tuviera que trasladarse a bolera cubierta para poder disputarse. Llovió el 26 de julio, la fecha prevista originalmente, tampoco pudo ser el 5 de agosto, el día 18 del mismo mes diluvió durante toda la jornada y ayer, para no variar, en Cantabria había hasta alerta amarilla, por lo que la competición tuvo que disputarse en el Polideportivo de Treceño.

Si hay algo que los jugadores también saben cuando van a jugar a Valdáliga es que se van a encontrar con una organización perfecta que les pone las cosas muy fáciles y con una bolera que no les va a regalar nada, que hizo que los registros en cuartos no fueran demasiado elevados. A estas alturas del curso los jugadores, salvo aquellos que están implicados en la pelea por los concursos, empiezan a pensar en guardar las bolas, por lo que el cuerpo ya no responde como mediado el verano.

Eso no le ocurre a Víctor, que se aseguró su pase a la final en sus ocho primeras manos en Treceño después de derribar 155 bolos. Los palos se arrastraban en cuartos y semifinales, para disputarse la final a corro libre y tres chicos hechos. En cuartos también metió un pie en la fase decisiva Marcos Saro, con 132. El camargués tuvo que abrir el concurso en solitario tras la baja de Sebi Iturbe y demostró que ha llegado a la élite no solo para quedarse sino para competir con los mejores.

A semifinales también llegaron Manuel Domínguez y David Gandarillas. Tras ser tercero en el Regional en Roiz, el de Meruelo quiso seguir con su idilio con la localidad, aunque tras un concurso en cuartos de 120 no pudo repetir registro en la siguiente fase, por lo que finalizó cuarto, por detrás de Gandarillas, que logró derribar 129 en la penúltima ronda. Por el camino quedaron Chin Velasco, Alfonso Díaz y el jugador de Roper Rubén Rodríguez.

La final era un cara a cara en el que el favorito era un Víctor González que asestó el primer golpe tras adjudicarse el primer chico en dos tiradas, después de que Saro marrara tres bolas de pegar. El de Peñacastillo se fue hasta los veinte metros en el segundo, en el que la fortuna también se puso de su parte después de que una bola cerrada acabara embocando. Su rival había colocado el cachi sobre la raya de concurso a la mano y aunque lo buscó en su tirada el bolo se lo impidió, por lo que se colocó con dos chicos de desventaja y a un paso de perder la final.

Tiró de raza el de Gajano y logró recortar distancias desde quince metros después de quedarse a las puertas del cierre con dieciocho palos y de que Víctor, que había vuelto a colocar la raya al medio al pulgar, realizara su peor tirada del concurso. El cuarto resultó a la postre el decisivo. De nuevo desde los veinte metros y de nuevo después de que Marcos Saro tuviera que tirar en busca del emboque y fuera el bolo el que se lo impidió. La suerte, a veces, también acompaña a los grandes.

El Campeonato de España de juveniles que se disputó el pasado domingo no sólo se celebró en la bolera Carmelo Sierra de Torrelavega, como informó por error este periódico, y que actuó como corro auxiliar. Si no también en la bolera de El Parque, situada también en la capital del Besaya. El campeonato lo organizó la peña bolística El Parque Artipubli y fue ganado por Marcos Lavín.