Tres aspirantes para un trono liguero

Por partes. Si todo se desarrolla según la lógica, el título es cosa de tres: Torrelavega Siec, Campoo de Yuso y Peñacastillo Anievas Mayba. Por derecho propio, el rival a batir son las del Besaya, vigentes campeonas. «Nos hemos marcado como objetivo demostrar lo que somos capaces de hacer y pelear por todos los títulos», afirma Iris Cagigas, que junto a su hermana Águeda y a Miriam Velarde son las supervivientes de la plantilla que logró el doblete en 2020. Junto a ellas ha llegado a la Carmelo Sierra otra dupla de hermanas, Laura y Alicia Saiz, que, como asegura la de Cubas, se han adaptado a la perfección a la partida. «Uno de nuestros puntos fuertes es lo bien que nos hemos compenetrado, nos vemos bien de casi todos los tiros y a la hora del birle tenemos claro qué bolas son de cada una».

De compenetración y familiaridad saben mucho también a la vera del Pantano del Ebro. Allí subsiste una familia que viste de amarillo, que se llama Campoo de Yuso y que con el infatigable Chapi Saiz al frente lleva más de una década plantando cara a las grandes hasta tener un palmarés envidiable. «Afrontamos la temporada con mucha ilusión y con ganas de que todo vuelva a la normalidad y no se repitan los hechos de la temporada pasada», aclara Diana López, capitana de la entidad y una de las damnificadas del coronavirus que tanto enrareció el final del curso 2020. «Nuestro objetivo es jugar bien, disfrutar de los bolos y quedar entre las tres primeras». Para ello, la campurriana destaca que, además de conocerse bien, ella y sus compañeras se defienden a la perfección a las dos manos y tienen en la bolera de La Población un fortín inexpugnable. «Para el resto de peñas suele ser muy complicada».

Torrelavega y Campoo se han disputado y repartido los títulos en los últimos años, pero este curso cuentan con un invitado a la fiesta, Peñacastillo, que se ha sumado al torneo con una plantilla repleta de jugadoras de élite, entre ellas Laura Abascal. «Optamos a ganar todos los títulos posibles, pero después la competición y los partidos marcarán dónde quedaremos al final de la Liga», aclara la de Riotuerto, que pronto ha asumido uno de los mensajes que siempre manda el presidente de la entidad de Cañas: ganar es importante, pero más lo es disfrutar y jugar bien. Además de contar con cuatro bolistas que están entre las ocho primeras del circuito individual, para la ex de Torrelavega su mayor potencial está en el birle. «Tenemos una peña que desde ahí puede marcar diferencias. Pese a ello, al ser un equipo nuevo tenemos que conseguir la sintonía y conexión necesaria para que se den los resultados y ver dónde es más fuerte el equipo».

Pero no solo de la pelea por el título vive la Liga Bolos en Femenino. Los duelos entre las favoritas marcarán el desarrollo de la competición, con el permiso de un pelotón perseguidor que están llamados a encabezar Atlético Deva y Camargo El Pendo. Tras formarse hace dos cursos las de Unquera se mantienen con la idea de crecer paso a paso y a las dos Lucías (García y González) y a la capitana Mayka Rodríguez han sumado dos jóvenes veteranas como Tamara Santamaría y Marta López que, además de calidad, pueden aportar un plus de experiencia. Un caso similar se da en las inquilinas de El Parque, que han fichado a Lorena Escalante para reforzar un plantel que ya estuvo cerca de dar algún susto en 2020.

Junto a ellas, una pléyade de peñas que, quizá, sea en las que reside el verdadero mérito de que la Liga Femenina salga adelante año tras año. Carandía, Casar, La Carmencita o Zurdo de Bielva vuelven a formar partida para mantener viva la llama de la competición en sus boleras. Y lo hacen con esfuerzo, tesón y mirando hacia la cantera para formar sus equipos. Caso especial es el de las que llevan el apodo del mítico Rogelio González, que fueron uno de los clubes fundadores del torneo y que ahora, sin Adela Natividad ya en sus filas pero con históricas como Mabel Hernández o Magda Gutiérrez todavía al pie del cañón, tienen en las tres hermanas Sainz (Carla, Laura y María), el relevo generacional.

Además de Peñacastillo, en 2021 se incorporan al elenco de peñas otras dos formaciones, ambas compuestas por bolistas jóvenes y en las que prima el trabajo de cantera. El esfuerzo de los Díaz (José Manuel, Federico y Carlos) con el trabajo de base ha dado sus frutos y, con ayuda de jugadoras cedidas por otras escuelas, han logrado dar el paso para estar con las mayores. También ha dado el salto Rebujas Villa de San Mateo, en la que una de las veteranas será Lucía Barquín. «Al ser un equipo nuevo y joven es complicado marcarse un objetivo, aunque queremos crecer, hacer un buen papel y quedar lo más arriba posible dentro de los equipos humildes», señala. La de Hoz de Anero apunta también a la Copa, dice que es «un motivo para soñar», y considera a Peñacastillo como la gran favorita con Torrelavega y Campoo a su estela.

Con once peñas sobre el corro, el torneo será el más concurrido de los últimos años. Se han retirado de la competición dos históricas, San Lorenzo y Concejón de Ibio, –una de las fundadoras–. Pero a cambio se han incorporado otras tres: Peñacastillo, Los Remedios y Rebujas. «Hay que agradecer a los equipos que han optado por salir a competir con niñas nuevas. Sé lo duro que es, yo lo viví con Cubas, pero merece la pena», anima Iris Cagigas a los nuevos competidores. La vigente campeona regional va más allá y afirma que la aparición de nuevas bolistas es un estímulo más para saltar al albero. «Son niñas muy jóvenes con las que yo tengo muchas ganas de jugar, de competir y de compartir bolera. De hablar e intentar animarlas para que nos veamos muchos años en la Liga».

El paso adelante también es valorado positivamente por Diana López, que conoce perfectamente la situación de las categorías inferiores femeninas ya que su hija Lara, que forma parte de la plantilla de Campoo, es la vigente campeona regional escolar. «Este año salen nuevos equipos y las crías que estaban jugando en cadete y Liga escolar ya están jugando con nosotras. Ojalá estas peñas se mantengan muchos años y si sale alguna más, mucho mejor».

Dafne Rojo, Alba Martínez, Lara Macho o Silvia Villodas, la benjamina de la competición, nacieron en años en los que la competición femenina ya estaba consolidada y ellas serán las encargadas de mantener viva la llama de un torneo con altibajos del que, de momento, siguen tirando jugadoras que comenzaron su carrera a una edad similar a las que este año se estrenan. «Estamos muy contentas sobre todo de que haya chicas jóvenes jugando, eso va a hacer que la Liga Femenina tenga vida durante más años», apunta Laura Abascal, que comenzó siendo una niña, aparcó los bolos durante un par de temporadas y que, tras volver a los corros no se cansa de sumar trofeos a su palmarés.

Fundamental será para el futuro continuar con el trabajo de base, que necesita contar como hasta ahora con la ayuda de las jugadoras ya consolidadas. Además, nada sería posible sin la ardua tarea de llevar a cabo toda la labor ajena al juego y que tan necesaria es para el funcionamiento de una peña. Labor a veces oscura, de las que agota, pero al fin y al cabo imprescindible. Atender a las jugadoras, arreglar la bolera, papeles… Trabajo de directiva que pocas veces es reconocido. Por eso no sería justo no mencionar a Jesús Bárcena o a Mercedes Irizabal, presidentes de San Lorenzo y Concejón de Ibio, respectivamente, que este año no han podido sacar peña femenina. Dos trabajadores incansables que se merecen un reconocimiento.