![Víctor I, un rey de futuro para los bolos](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201908/30/media/cortadas/bolos%20-%20copia-kPpE-U9015179358Rb-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Si los bolos dispusieran de un salón de la fama, Víctor González ya tendría un lugar de privilegio. El bolista se alzó ayer con el Campeonato de España, la última muesca oficial que le faltaba a su ya dilatado palmarés, después de ser un martillo pilón que no dio ninguna opción a sus rivales. Segundo fue Carlos García, que fue el mejor de los mortales y confirmó sobre el corro las sensaciones de semanas anteriores.
Víctor es una mezcla de talento y tesón construido para hacer historia. Un atleta que, sin la precocidad de otros como Salmón o Rubén Rodríguez, a sus recién cumplidos los 25 años ya ha ganado todos campeonatos oficiales a nivel individual y de parejas y, además, todos los títulos colectivos con su equipo. Ayer incluso el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se rendía a la evidencia de su talento en una tarde para recordar.
Más allá de su calidad bolística y de su poderío físico el de Peñacastillo volvió a hacer gala de su fuerza mental. Tras cada pinchazo, llegaba una bolada. Cada vez que daba muestras de ser mortal las tres bolas siguientes parecían posadas sobre el cutío por los tres arcángeles. Y eso repercute en la moral de sus rivales, que durante todo el campeonato han tirado sabiendo que cada bola marrada es un paso atrás en sus aspiraciones al título.
El único capaz de resistir el juego de Víctor fue Carlos García, que en cuartos dio una exhibición, especialmente de tiro, y consiguió recortar su desventaja con el campeón. Y eso arrancó el concurso de una manera discreta, hasta que a partir de la tercera mano las bolas empezaron a coger el primero y a quedarse cerca de la caja.
Sin grandes boladas por detrás, ambos jugadores prolongaron su duelo en las semifinales y la final con la bolera superando ampliamente los tres cuartos de entrada, las autoridades ya ocupando su lugar y la posibilidad de que Víctor superase el récord planeando en el ambiente. Intentó apretar Carlos de inicio, pero tras dos buenas tiradas de dieciocho y diecinueve se vio siete bolos por debajo. Y es que esta vez el a la postre campeón estaba acertando también de tiro. No cejó en su empeño el de Roper, que no aprovechó el pinchazo de Víctor en la tercera, los dos hicieron trece, pero si en la cuarta, en la que consiguió morderle cinco bolos.
Sin embargo, en la quinta volvió de nuevo el de Peñacastillo a ser una apisonadora para colocar un dedo más en el asa del trofeo de campeón. Si agarraba ya la copa con el índice y el corazón, esta vez fue el anular el que acarició la gloria después de que Carlos se quedara en dieciséis y Víctor se fuera a 23 bolos. Tocado, que no hundido, pero sí resignado, el bolista zurdo continuó jugando bien a los bolos hasta totalizar 133 palos…los mismos que acumulaba su rival en siete manos. En la última Víctor derribó dieciocho para totalizar 151, entrar en la final con 35 de diferencia y dejarse el récord del campeonato a tiro de 143.
Para dejar claro que iba a por él, Víctor comenzó el concurso con diecinueve bolos. A raya alta ya eran 80 los que acumulaba el de Peñacastillo, que una vez volvió a ejercitar el arte de hacer parecer fácil lo difícil. Mientras tanto, Carlos, con una queda, era capaz de derribar 70 palos desde los dieciséis metros.
A medida que avanzaban las tiradas quedó claro que el récord del campeonato tenía los minutos contados, pero además se ponía a tiro el total que el mismo Víctor había logrado hace un año en el Regional. El bolista se plantó después de siete tiradas con 138 bolos, 21menos que los necesarios para superar los 751 bolos. Con la segunda bola batió el récord del Nacional, lo que hizo ponerse a toda la bolera en pie. Tras subir nueve la mejor marca de la historia estaba a tiro de piedra, una cifra histórica que llegó con la última bola y que se queda en 755 bolos. Sin palabras.
Las diferencias entre el cuarto al comienzo de la jornada, Óscar González, y el octavo no eran significativas. Pese a la lejanía del liderato y amén del prestigio que da quedar lo más arriba posible en un Campeonato de España, acceder al protocolo final otorga acceso a varios torneos del próximo curso como el del Banco Santander. Que traducido en sonante es una suma importante.
Uno de los jugadores que disfrutará de ese privilegio es Marcos Saro, que entró a la bolera el primer día como desconocido para el gran público y que la abandono tras bajar del podio. El respetable ya sabe que Sobarzo se lleva para el año próximo una perla en bruto que, en cuartos, incluso se dejó algún bolo por el camino de birle. Entrar entre los ocho mejores ya era un éxito para el de Maliaño, que sin presión repitió el concurso de 137 logrado en la primera vuelta.
Junto a él también logró colarse en semifinales Jesús Salmón, que no había estado jugando bien durante la Semana Bolística. El camargués pasó incluso momentos de apuro durante la fase final del Nacional de Parejas, cuando ni de tiro ni de birle era capaz de colocar las bolas en el sitio. Ayer su comienzo fue similar, con 36 palos después de las tres primeras manos con corta de cinta incluida al tropezar la misma en su pierna al salir de la mano. Y a partir de ahí, se desató el ciclón. A falta de buen juego el de Peñacastillo tiro de raza de campeón y comenzó a arrollar los bolos en un derroche de garra que le llevó a totalizar 135 e igualar los bolos totales que llevaba Marcos Saro.
Ya en la penúltima ronda sin opciones de llegar a la final, ambos bolistas se disputaron la tercera plaza. Pese al cansancio acumulado Salmón tiró de galones para ser más efectivo que Saro, al que una segunda mano de diez bolos con bola blanca de birle incluida, le pasó factura. El de Peñacastillo quería más, al menos obligar a los otros semifinalistas a pensar que una mala tirada podía dejarlos fuera, y buscó el cachi con ahínco, aunque no logró.
La sorpresa negativa corrió a cargo de Óscar González, que ni siquiera logró meterse entre los que jugarán el próximo año el torneo del Banco Santander. El Junco, al que tampoco ayudo la suerte puesto que se le quedó una bola tras pegar en la coz del bolo, no estuvo fino de tiro y, pese a algún arranque de clase, tampoco en la bajada. Al final acabó sexto, por detrás de Isaac López.
Con el protocolo final llegó también la hora de cerrar la Semana Bolística, doce días de triunfos, derrotas y espectáculo posibles gracias a una organización que cuida cada detalle con esmero. Y no son pocos.
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