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El duelo está servido. Víctor González manda, sí, pero el Campeonato Regional que disputa su fase final esta tarde en La Cavada todavía está muy ... vivo. El astillerense tiene once palos de ventaja sobre Salmón, que tiró de raza para embocar con la última bola y mantenerse en la pelea por el título, La tercera plaza, a quince bolos del líder, es para Lolo Lavid.
Todo acto artístico que se precie necesita un inicio explosivo, para enganchar al espectador, y un final a la altura que le haga acabar satisfecho. En los grandes campeonatos bolísticos, el jugador que quiera colarse entre los mejores tiene que seguir el mismo guion. Y es que, aunque la traca final sea la decisiva, iniciar el torneo con buenas sensaciones, sin nervios y, sobre todo, con buenas cifras, es clave en el devenir del mismo.
Con esta premisa en la mente Víctor quiso mandar desde la primera vuelta. El astillerense debutó en Orejo y, con 151 palos, dejó claro que lo del viernes en el Torneo del Santander había sido un accidente. Aquello era un concurso a seis tiradas, y esto un campeonato. El único 'fallo' que se permitió el vigente campeón fue en la tercera mano, cuando se quedó en quince... Después de abrir con diecinueve y 25 en las tiradas iniciales.
A esas alturas de la tarde los bolistas ya sabían que el corte iba a ser alto. Si el año pasado, en Roiz, Salmón se había colado en cuartos con 239 palos, esta vez los números iban a ser sensiblemente superiores, en torno a los 264 bolos que necesitó Jorge González en 2016, la última vez que la cita se dirimió en La Cavada.
A la estela de Víctor se colocaron tras la primera tirada Gabi Cagigas y Alberto Díaz, con 142 cada uno. El resto de favoritos se fue ubicando en las demás posiciones de privilegio a medida que iban tirando. Lolo Lavid (142), Salmón (139), Haya (134) y Óscar (133) cumplieron, aunque ante el 'huracán González' no vale cumplir. Y es que después de ocho manos la diferencia entre el de Peñacastillo Anievas Mayba y El Junco era de dieciocho palos. Incrustado en medio de los gallos, Manuel Domínguez con 137. El de Meruelo, pese a perder una bola en la caldera, aguantó el tirón y con 131 en su segundo turno de tiradas fue el encargado de marcar el corte con 268 bolos junto a un Iván Gómez que, con 141 en La Cavada, se colocaba con la misma cifra que el de El Pendo.
Restaban por finalizar su tarde los favoritos, los mejores registros y, por ende, los únicos que podían evitar que Víctor dejara el título encarrilado a las primeras de cambio. El primero en caer de la pelea fue Gabi Cagigas, que después de las dos primeras manos solo aspiraba a sobrevivir para poder jugar hoy. La mala suerte se cebó con él, perdió dos bolas en la caldera y su concurso ya no remontó.
El primer escollo serio de la tarde para el favorito fue Lolo Lavid, que con un concurso muy regular, especialmente de birle, se fue hasta los 138. En el argot bolístico, una cifra para no estarse. Carlos García también se aseguraba una plaza en los cuartos después de mejorar en Orejo lo logrado en La Cavada, donde arrancó con dos tiradas de doce y catorce que lastraron su concurso.
El cara a cara entre Víctor y Salmón en La Encina comenzó de cara para el camargués, que arrancó con 22 palos. Al de Astillero le costó mantener la inercia de su primera vuelta y a un comienzo raro, discreto, se le unió una bola en la caldera que se quedó con el panojo. Caprichos de los bolos. Sufrió Salmón en la tercera y se recuperó en la cuarta para totalizar 73 a raya alta. El capitán de Peñacastillo volvió a pinchar en la sexta, con catorce, y en la séptima, donde se quedó en solo diez bolos.
Salmón estaba tocado, Víctor se había puesto por delante... Se daban todos los condicionantes para que el torneo quedara sentenciado. Salvo uno, que nunca falla, la raza de alguien que lleva 30 años en la élite. Jesús embocó con la última y con mordisco de 25 se fue hasta los 143.
El maestro quiso superar al alumno y embocar también con el último de sus lanzamientos. Le pegó al primero, la boca estacó al lado bueno pero se quedó a diez centímetros de llegar a la raya. La providencia, o el albero de La Encina, querían que el Campeonato Regional siguiese vivo.
En la mañana del viernes el mundo de los bolos se despertaba con la triste noticia del fallecimiento de Germán Ruiz Canales, miembro del comité regional de árbitros, que a sus 71 años no pudo superar una larga enfermedad que le tenía apartado de las boleras este curso.
El colegiado era originario de La Cavada, localidad en la que comenzó su afición, y residía actualmente en Liaño de Villaescusa, donde era habitual verle como espectador en los partidos que allí se disputaban. Muy apreciado por todos los estamentos bolísticos, Germán había comenzado su labor arbitral en 1984 y además era colaborador habitual durante las Semanas Bolísticas. Su legado será perpetuado por su hijo, Juan Carlos Ruiz, también árbitro desde hace más de veinte años.
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