Víctor no perdona en Barcelona

Las bolas templadas de Iván Gómez, Mario Pellón o Iván Gómez se enredaron con madera y no pasaron la raya alta, lo que hizo que los registros de los primeros protagonistas de la sesión no fueron demasiado elevados. El primer corte lo marcó Alberto Díaz, que casi calcó sus ocho manos de la clasificatoria para con 121 poner el listón a sus rivales de torneo.

Uno de los que mejor se había adaptado al corro durante el fin de semana había sido Antonio Saiz, que mantuvo la buena sintonía con el cutío y, con 126, puso pie y medio en la fase decisiva. Los únicos que podían arrebatarle ese honor eran los mejores en la previa, Mario Pinta y Víctor González. El de Peñacastillo vive a otro nivel, ya sabía lo que era ganar en la Ciudad Condal y se aseguró el triunfo con un concurso de 144 palos. Demasiada madera para sus perseguidores en una competición en la que se arrastraban los bolos.

El epílogo era un trámite, una traca final en la que el objetivo de Toñín y de Víctor era ofrecer a los espectadores el mejor espectáculo posible. El de Peñacastillo no falló y, en la línea de su nivel de toda la temporada, derribo otros 139 palos.