Secciones
Servicios
Destacamos
No solo es la cicatriz. La marca indeleble que siempre la acompañará en el muslo. Es el miedo a volver a pisar, a volver a caer, a volver a fallar. Esos pensamiento se agolpaban desordenados y nerviosos formando una maraña en la mente de Nadia Gómez (Santander, 1997) minutos antes de pisar el tatami y que diese comienzo la competición. Con la orden del árbitro se desvanecieron. Volvía a ser la Nadia de siempre. «Me sentí muy bien, como si no me hubiera ido. Es una sensación que pensaba que no iba a tener. Creía me iba encontrar bastante peor por la situación de combate, los nervios... Todo. Pero me sentí súper bien, como si llevara compitiendo toda la temporada», recuerda Nadia, que se llevó el bronce en la segunda fase de la Liga Nacional de kárate en Azcoitia (Guipúzcoa) después de ocho meses sin competir a causa de una aparatosa lesión.
Después de hacer historia al ser la primera mujer española en colgarse el oro en un Mundial sub 21 en 2017 y ganar el Europeo sub 21 al año siguiente, Nadia, que vive y entrena en el CAR, en Madrid, tenía un futuro más que prometedor por delante. Su apetito de éxitos le hacia soñar con los Juegos. Empezaba a vislumbra un sinfín de posibilidades con la promesa de un futuro olímpico. Y entonces todo se truncó y se encontró con su peor rival. «El año pasado estaba preparando la temporada del año. Estaba entrenando un día con la selección y se me partió la pierna. El ligamento cruzado anterior y el menisco externo», explica. Fundido a negro. El preolímpico se desvaneció. «No me quería operar en principio para aguantar hasta el preolímpico, pero lo vimos inviable. Yo estaba como la número uno para ir en categoría de 55 kilos», recuerda. Finalmente sí que tuvo que pasar por quirófano en marzo. Después, rehabilitación y readaptación en Madrid y durante el verano en Santander. Había que reponerse del sufrimiento. Del físico y del mental, que duele aún más. «Fue muy difícil y muy duro. Para mí fue como vivir un duelo. Pasé por la negación, luego asimilarlo, verme incapaz, ver cómo todo el mundo estaba logrando los objetivos que yo llevaba luchando aquí en Madrid cuatro años». Parecía que todo se había esfumado de repente. «Me perdí el Europeo, la clasificación a los Juegos, ese preolímpico, esa lucha que era lo que busqué durante cuatro años», comenta con fastidio, pero nunca tiró la toalla.
Hace cosa de un mes el médico que la operó le dio el alta y Nadia no lo dudó un segundo. Quería saber si podía competir en la Liga Nacional. Sí. El pasado fin semana ganó el bronce en la segunda fase arropada con el calor que le proporcionaban familiares y amigos desde la grada. Calculando al milímetro el más leve movimiento. «Cuando terminé lloraba de emoción. La pierna había respondido bien, no había tenido ningún problema, me había sentido fuerte, se me había olvidado todo por completo», dice sin disimular la emoción. «Además yo me jugaba bastante, porque mi objetivo ahora es llegar al Mundial, que es en noviembre». El campeonato se celebra en Budapest (Hungría) y la karateca ahora espera que salgan las listas y su nombre esté en ellas.
«Mis objetivos están puestos en este Mundial. No sé si participaré o no, porque eso dependerá de cómo me haya visto la seleccionadora y de mis rivales», comenta con un deje de incertidumbre en la voz. Pero tiene una certeza. «I'm back. ¡Vamos bicho!».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.