Vuelven las olas gigantes a El Bocal, pero la Vaca sigue sin permiso para celebrarse

En esta ocasión no es la Crotu, sino la Ley de Espectáculos la que obstaculiza la organización. En el enésimo capítulo de la maraña burocrática que enreda a la edición 2018-2019, que debía haberse celebrado a fin de año, ahora la nueva traba es el cumplimiento de la Ley de Espectáculos, que el Ayuntamiento está obligado a observar y que ya ha provocado dificultades en la organización de otros eventos, tanto deportivos como culturales.

La Vaca se arriesga así a sufrir un nuevo retraso, aunque la organización confía en que la última documentación, enviada a la Casona la semana pasada, cumpla ya todos los requisitos. Se podría así poner en marcha todo el dispositivo necesario para al celebración de una prueba que exige una gran infraestructura, y que en esta edición estará también considerada como Campeonato de España de olas gigantes.

En un primer momento fue el permiso de la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu), a la que no se solicitó su consentimiento pese a ser la autoridad competente en una de las zonas en las que se celebra el evento, la que demoró todo el proceso. Finalmente, y tras varias dilaciones de las que organización a Ayuntamiento se acusaron mutuamente, la Crotu dio el 28 de diciembre su visto bueno a la documentación.

Ese mismo día, y tras recibir la documentación, el Ayuntamiento de Santander comunicó que la Vaca Gigante podría celebrarse en el momento en el que los organizadores subsanaran «distintos aspectos relacionados con la seguridad del evento», además de «acreditar que se cumplen todos los requisitos establecidos en el Plan Municipal de Emergencias y en la Ley de Espectáculos de Cantabria».

Entre otras cosas, «se les ha vuelto a solicitar -señalaba el comunicado municipal- que subsanen la documentación relativa a las condiciones de anclaje de las carpas que se quieren instalar en tierra y que se identifiquen los distintos equipos de actuación disponibles y las funciones asignadas a cada uno en caso de emergencia».

Igualmente, se pedía a los responsables de la prueba que «acrediten los medios sanitarios contratados para dar cobertura a la prueba, que por sus dimensiones requiere contar con servicio de ambulancia de soporte vital avanzado».

La semana pasada la organización registró en el Ayuntamiento las últimas modificaciones, con lo que ahora está a la espera de, esa vez sí, superar las exigencias municipales. El problema radica en que apenas ha habido días hábiles desde entonces, y si no recibe el visto bueno hoy mismo o -apurando mucho- el lunes, no podrá activar la alerta a tiempo y por lo tanto la competición tampoco podrá celebrarse en esta nueva fecha.

A esto hay que unir otro condicionante, este si, completamente habitual e inevitable: que se cumplan las previsiones meteorológicas. Por las propias características de la competición, la Vaca Gigante debe estar a la espera de las condiciones propicias, abrir un periodo de espera, lanzar una alerta -en este caso las diferentes demoras han provocado que estos dos pasos casi se solapen- y esperar a que en las vísperas se confirme que efectivamente se dan las condiciones de mar necesarias para que se dispute el campeonato de olas gigantes.

En principio, y según explica Pedro García, miembro de la organización de la Vaca Gigante, se ha detectado una borrasca que reúne todas las condiciones para provocar las condiciones de mar precisas el jueves y el sábado. Pero no será hasta pasado mañana, domingo cuando se confirme.