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Ni zurdo ni de Bielva
LEYENDAS DE CANTABRIA ·
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LEYENDAS DE CANTABRIA ·
Rogelio González, uno de los mejores jugadores de bolos de la historia, pasó a la historia con el sobrenombre del Zurdo de BielvaA Rogelio González le llamaban el Zurdo de Bielva por razones obvias. El gran pope de los bolos de la primera mitad del siglo XX, con permiso de Federico Mallavia, hizo hecho de su pueblo casi su patria y destacaba no solo por su pulso, tino y técnica, sino por una figura enjuta, muy alejada de la envergadura que lucían otros grandes jugadores de la época. Por ejemplo, alguno de los Colosos. Para los no iniciados, el nombre al que respondían en cuadrilla Modesto Cabello, JoaquínSalas, Manuel Escalante y Ramiro González.
Pero había otro rasgo que le caracterizaba. Uno muy particular aún hoy en el mundo de los bolos: que lanzaba con la izquierda, una habilidad nada habitual que no pudo aprovechar sin embargo en la Liga, que nació sólo dos años antes de su prematura muerte con 64 años.
El caso es que Rogelio González Vinoles (La Habana, 12 de septiembre de 1896 - Bielva, 14 de marzo de 1960) ni era zurdo ni era de Bielva, un comentario que no se quedó solo en las gradas o en los tertulias de los bares que abrazaban las boleras, como en muchos casos siguen haciéndolo. El chascarrillo se utilizaba también en el propio corro, entre jugadores. Le gustaba contarlo a su amigo Cabello, que décadas después aún bromeaba con el sobrenombre de un personaje al que admiraba y con el que llegó incluso a compartir cutío. No le faltaba razón al Chaval de Maliaño, porque efectivamente no era ni una cosa ni la otra, pero la historia tiene un poco más de contexto que ayuda a comprenderla mejor. Más allá del lugar de nacimiento que mostraba su DNI y de su lateralidad, cruzada o no, el apodo sí que tenía sentido.
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Rogelio González nació en La Habana en 1896, cuando Cuba era aún una colonia española que ya años antes había adquirido el estatus de provincia, en una familia de emigrantes cántabros. Solo un año después, en 1897, e inmediatamente antes de la independencia cubana, la familia regresó a la Bielva natal del padre.Allí se crió aquel joven, el cuatro de los siete hijos del matrimonio, que tuvo así su primer contacto con los bolos en el que necesariamente, llegado como había sin cumplir los dos años de edad, era su pueblo.
Sin embargo, en 1918, con 22 años, fue a él a quien le tocó emigrar.Lo hizo a su Habana natal y allí pasó nada menos que una década en la que no dejó de jugar a los bolos, pero a otra modalidad: la que se practicaba en el Centro Asturiano habanero.Era el bolo cubano, una disciplina con palos mucho más gruesos y pesadas bolas, algo a medio camino entre el bowling y el bolo palma, en la que aquel joven Rogelio González afinó su capacidad para acertar a la base del bolo, muy práctica más adelante a la hora de embocar.
Fue a su regreso a Cantabria en 1929 cuando comenzó a competir con regularidad en una carrera algo tardía que interrumpió además la Guerra Civil. Desde entonces ya nunca abandonó su Bielva natal, con lo que a pesar de la evidente influencia cubana en su biografía el gentilicio estaba más que justificado.
Con lo de zurdo también conviene matizar. En realidad RogelioGonzález era diestro para la mayor parte de las tareas, pero en su formación autodidacta en la bolera del pueblo aprendió a lanzar con ambas manos. Así siguió haciéndolo hasta poco antes de emigrar a Cuba, cuando ya era un bolista destacado. El mejor de su zona pese a su juventud. Finalmente optó por hacerlo con la izquierda, como tiró ya siempre a su regreso de América, y así quedó grabado en el recuerdo de los aficionados.
De hecho, y en plena República, apenas recién regresado a Cantabria, sonaba lo de Zurdo de Bielva. Sus desafíos con la otra gran figura de la época, Federico Mallavia, han pasado a la historia, como el que ganó en 1931 el de Torrelavega por un solo palo, y el de 1934, en el que el de Herrería se impuso a cuatro concursos con un resultado global de tres a uno pero de nuevo un solo palo en la sumatoria.
Unos bolos aún sin campeonatos ni liga oficiales, articulados en torno a concursos locales y desafíos, y la Guerra Civil impidieron que se retirara con más palmarés, pero incluso cuando ya veterano vio cómo se creaban las federaciones tuvo tiempo de ganar dos campeonatos de España y otros dos de Cantabria. Provinciales, que se denominaron en origen.
Esta es la historia del zurdo que no lo fue. No es el único caso en la historia del deporte. Existen otros como el de Rafa Nadal, solo zurdo para el tenis, pero al final aquello de las dos mentiras se queda a medias. Porque si bien en sentido estricto no era ni lo uno ni lo otro, tampoco sería sencillo enmendar la plana a quien contestara que bueno, que quizá un poco sí.
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