«Este año queremos un 'top ten'»

El vehículo se ha desarrollado en el Centro Integrado de Formación Profesional Número 1 de Santander, donde Francisco Benavente es profesor. «Desde que surgió el proyecto de acudir al Dakar hace cuatro años, la implicación del centro ha ido creciendo año a año y cada vez son más los alumnos implicados», explica el profe, que asegura también que «cada vez hay más responsabilidad». La iniciativa ha sido tan positiva que «este año se han unido otros centros de Formación Profesional de Cantabria». El piloto saca pecho y afirma que es «es un orgullo» porque es una iniciativa única; «algo que no han logrado ningún centro ni universidad del mundo».

Para esta edición los hermanos Benavente se han marcado una meta más ambiciosa que en las temporadas anteriores. «El objetivo en el Dakar siempre es acabar», pero después de tres años conociendo de primera mano la prueba, quieren algo más: «Este año nos hemos marcado estar entre los diez primeros de la categoría Classic. Sería un excelente resultado y creo que, si todo va bien y la suerte no nos abandona, es factible de conseguir».

El raid de 2023 queda ya para el recuerdo y este año el optimismo es la nota predominante en el equipo. «Esta nueva edición la afrontamos con mucho optimismo», manifiesta Francisco, que asegura contar este año con un coche «muy competitivo y muy fiable». Las tres experiencias anteriores sirvieron como banco de pruebas y ya han detectado «donde podía fallar el coche». Se han modificado muchas cosas y el vehículo puede estar en condiciones de «afrontar la prueba con total garantías».

Serán catorce jornadas a las que Rafa, copiloto del equipo, tiene un especial respeto. «El Dakar es una sorpresa continua. Entre las catorce etapas, más la jornada de descanso, afrontaremos una maratón que este año será de dos días sin poder recibir asistencia». Un desafío más: «La fiabilidad de los vehículos en estas dos jornadas será muy importante». En esas circunstancias, un error te deja fuera.

Los cántabros ya saben lo que es sufrir averías mecánicas importantes, como les sucedió en 2022, cuando la rotura de un pistón les hizo vivir una experiencia muy intensa mientras buscaban recambios en plena Arabia Saudí. Este año volverán a pasar por allí, donde dejaron amigos y vivieron «una experiencia para no olvidar nunca». «Ya lo hicimos el pasado año, cuando nada mas concluir la etapa salimos del campamento para estar un rato con los que nos ayudaron hace dos años».

Hay quienes que llegan para quedarse: «Les llevamos unos sobaos, que les encantan, y son una manera de agradecerles lo que hicieron con nosotros», recuerda Rafa, quien añora con nostalgia aquellos días «en los que nos acogieron como unos de los suyos, incluso cuando terminamos de reparar el coche no nos dejaban salir para unirnos de nuevo a la carrera, ya que era de noche y el rally estaba a mas de 1.200 kilómetros». Ojalá este año la visita sea «solo de cortesía», bromean.

En esta edición los dos hermanos no serán los únicos cántabros en la prueba, ya que otro Benavente, Pablo, hijo mayor de Chisco, también estará en la línea de salida como copiloto de Sergi Fernández. «La pasión de los raids y el Dakar me viene por mi padre y mi tío. A última hora me surgió la oportunidad de participar y aceptamos». Habrá pique sano por la arena del desierto: «Será muy bonito y una satisfacción poder compartir pista con mi padre y mi tío; concluye el pequeño de los Benavente. Una saga de pilotos y de aventureros de la carretera... y de las pistas de los raids.