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Ha tardado una hora y media más de la cuenta, por un retraso en el vuelo, pero esos 90 minutos han servido para pensar en un recibimiento acorde a la gesta que ha conseguido hacer el piloto cántabro Dani Sordo al ganar por segunda vez una prueba del Mundial WRC, el Rally de Cerdeña ... , aunque al final el recibimiento ha terminado brillando por su espontaneidad. Los aplausos han sacado de la rutina al aeropuerto Seve Ballesteros este miércoles por la tarde. Cuando la puerta se ha abierto, y ha aparecido Dani Sordo sólo se oía: «¡Campeón, campeón, bienvenido!». Playeras deportivas blancas, vaquero a la moda de esos que dejan al descubierto los tobillos, camisa blanca con el logo del equipo, gorra oficial y... Un enorme trofeo en la mano. «¡Levántalo, arriba, arriba!», le gritaban los más de cien aficionados que han aguardado pacientemente la llegada del ganador del Rally de Cerdeña. Todos uniformados con una camiseta que la familia del piloto ha diseñado para la ocasión; sencilla, con una imagen de Sordo y su copiloto, Carlos del Barrio, que este miércoles no ha viajado con su compañero a Santander por un problema en una muela. Ante la evidencia de que la pareja dispute el Rally de Finlandia en los próximos días no había tiempo que perder.
Los padres del piloto se han mezclado, en este recibimiento a su hijo, entre los amigos, los aficionados, los incondicionales y el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que fue el primero en recibirlo casi a pie de pista: «Enhorabuena, campeón, ya estás en casa», le susurró al oído al tiempo que se fundió en un abrazo con el deportista de Puente San Miguel, que seis años después ha repetido el triunfo logrado en Alemania, en otra prueba del Mundial. Sordo ya ha ganado y por partida doble esa apuesta que siendo un niño hizo con su amigo de la infancia, Raúl Gutiérrez, subcampeón del Mundo de biketrial, y que este miércoles tampoco faltó al recibimiento de su amigo. «Es una pasada. Es que será muy difícil que esto se repita. No será nada fácil volver a estar aquí, hay que disfrutarlo».
Sordo agradeció la espera a todos sus seguidores incluso ironizó con procurar que la próxima vez sea más rápido. «Han sido seis años desde la última vez, a ver si volvemos a estar aquí, primeros». En 2013 logró la victoria en Alemania y desde entonces fueron muchas las veces que dio al palo. «Hace quince días en Portugal lo teníamos ganado y el coche se rompió. Ha sido como que el destino nos debía una», admitió el piloto. No borró de su cara una amplia sonrisa el rato que duraron los abrazos, y eso aún suspiraba después del susto que el avión le dio al salir de Barcelona al suspender el despegue en dos ocasiones por el viento, una de ellas cuando ya habían echado a volar.
Durante la hora y media que duró el retraso hubo tiempo para preparar las pancartas:«¡Tope, tope, campeones!», figuraba en una que portaba uno de los personajes habituales de los rallies en Cantabria. «Enhorabuena», «Gracias»... banderas de España, de Cantabria. Cada uno amenizaba la espera a su manera, el propio presidente cántabro aprovechó para darles la bienvenida a los atónitos pasajeros que aterrizaban del Seve Ballesteros y que alucinaban con el ambiente y con el privilegiado recibimiento del famoso mandatario. «Una foto, por favor», le repetían al jefe del ejecutivo.
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