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David Sánchez de Castro
Sábado, 18 de junio 2016, 15:37
Mientras en Francia estaba empezando la mayor carrera del mundo, como se conoce a las 24 horas de Le Mans, en Azerbaiyán Nico Rosberg ponía el primer sello de una incontestable 'pole' sobre el circuito urbano de Bakú. El trazado azerí ya había dejado ... claro en los entrenamientos libres que esto iba a ser un monólogo de Mercedes, dado que la pista beneficia a los monoplazas con mayor potencia. Sin embargo, el exceso de nervios del británico le pasó factura. La vigésimo quinta pole de Nico Rosberg, y 60ª de Mercedes en F1, llegó en uno de los días más oscuros para el hombre que les ha dado dos títulos mundiales, por el momento.
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Hamilton está totalmente desubicado este fin de semana. El ganador de los dos últimos grandes premios tenía en su mano dar un golpe encima de la mesa en un trazado que nadie conoce, pero en la clasificación de este sábado demostró que la sana competitividad se convirtió en una innecesaria ansiedad. En la sesión de clasificación, antes del momento cumbre, ya se había salido dos veces antes. Resultó sin consecuencias, más que una 'Q1' en la que no dio una vuelta decente hasta el final y con un juego de neumáticos destrozado, pero ya habían sido un preludio para lo que iba a ocurrir después.
A falta de 2:05 para el final, Lewis Hamilton venía haciendo su primer intento bueno y consistente. El piloto británico, con superblandos usados, ya había rozado varias veces el accidente, hasta que, cuando afrontaba la vistosa zona de la Ciudadela, se tocó en el muro interior de la variante. La dirección de su Mercedes se rompió, y absolutamente devastado sólo podía decir: «Mi clasificación ha acabado». El enfado del campeón del mundo era tal que no se quitó el casco hasta que estaba no sólo en el 'box' de su equipo, sino en su propia habitación.
Hamilton perdió el foco en un día vital y saldrá décimo por segunda vez esta temporada. Cierto es que su preparación tampoco ha sido la mejor: llegó a Bakú con sólo ocho vueltas en el simulador y no hizo el habitual paseo de reconocimiento a pie, algo que toma mayor importancia en un trazado nuevo. En cambio, su compañero superó el centenar de giros a esta nueva pista y, por supuesto, recorrió andando el circuito junto a sus ingenieros. En el otro plato de la balanza se puede argumentar que a Hamilton le cambiaron el 'set up' del coche y, tras haber sido líder en las tres sesiones de libres, no encontró el punto adecuado en la jornada definitiva de clasificación.
Sainz y Alonso, mal sin paliativos
Cuando el día no se da, no se da. Carlos Sainz y Fernando Alonso no pasaron por la 'Q3' y no se mostraron competitivos en ningún momento. Por un lado, el piloto madrileño afirmó haber padecido problemas de frenos y balance en su Toro Rosso, lo que en un circuito así son dos factores fundamentales. Los ingenieros del lado del 'box' de Sainz decidieron que era bueno cambiar el balance y los frenos y, lejos de mejorar las sensaciones, las empeoró. Al otro lado del muro, el compañero de Sainz, Daniil Kvyat, no sólo entró en el 'top 10' sino que partirá en una espléndida sexta posición.
Para Fernando Alonso no fue un buen día en general. No tuvo ningún problema por encima de otro sino que la unión de los problemas se confabuló para que Alonso hiciese una clasificación lejos de lo esperado. Él mismo lo explicaba: salió a pista con mucho tráfico, le pilló una de las banderas amarillas por una salida de Hamilton y, en términos generales, el MP4-31 está lejos del rendimiento mostrado en las últimas citas del Mundial. Enun trazado donde se han alcanzado los 366 km/h (marcados por Valtteri Bottas), la unidad de potencia Honda no está a la altura.
La confianza de Alonso para esta clasificación no era mucho más alta. «Hemos tenido problemas con las banderas amarillas, hemos salido con tráfico», comenzaba excusándose el español. «Pero tampoco habría cambiado mucho. Íbamos a estar entre el 11 y el 12», admitió al final.
Pese a que tanto Alonso como Sainz parten desde muy atrás, en algo están de acuerdo todos los pilotos: el de Bakú es un circuito con varios puntos de adelantamiento. A esta primera idea se agarran pilotos que tienen que remontar, como Hamilton o los corredores españoles.
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