Con Ferrari mostrando su cara más 'Mr. Hyde' en Montreal apenas quince días después de ser los referentes en Mónaco, Mercedes y McLaren fueron las alternativas más claras. Un George Russell motivado (de más, como sufrió Oscar Piastri), un Lando Norris cada vez más asentado y creciendo a zancadas y un Oscar Piastri cuyo potencial está empezando a vislumbrarse para quienes aún no lo creían se presentaron como posibles candidatos a ganar en la que fue la carrera más entretenida de lo que va de año, y posiblemente de las más desde hace un par de temporadas. Si en Canadá hubiera que poner un orden de las escuderías, y habida cuenta de que Ferrari cayó en su propio ridículo una vez más (lo de poner neumáticos de seco a Charles Leclerc en los instantes previos de que se pusiera a llover según todas las previsiones clama al cielo), este sería Red Bull (solo con Verstappen, que a Sergio Pérez ni está ni se le espera), McLaren y muy cerca Mercedes.
¿Y Aston Martin? Bien, como la familia, gracias. Fernando Alonso fue el único que llegó a meta en la misma posición en la que empezó, lo que no es malo ni mucho menos ya que tanto él como Lance Stroll acabaron en los puntos (para el canadiense el séptimo puesto es oro puro, su segundo mejor resultado de lo que va de 2024) sumaron para el equipo, algo que no había ocurrido en las últimas citas. De hecho, el sexto de Alonso y el séptimo de Stroll es el mejor resultado global de los de verde en lo que va de año. No es lo que se esperaba, pero es lo que hay.
Un fin de semana extraño
La sensación generalizada tanto en el paddock como entre la afición es que Aston Martin no supo aprovechar la coyuntura cuando todo eran días de vino y rosas. El fulgurante inicio de 2023 les hizo soñar seriamente con la victoria: eran la alternativa más real a Red Bull, personificada en Alonso frente a Verstappen, dado que ni Stroll ni Pérez cuentan a la hora de la verdad.
La afición ya sabe que la '33' es un sueño tan imposible como ver nevar en Abu Dabi. ¿Puede ocurrir? Puede, pero es harto improbable. La certeza no es absoluta, pero sí que los hombres de Aston Martin han admitido de manera privada y pública que no están como antaño y que no son capaces de encontrar el motivo. «A ver si en Barcelona tenemos alguna sorpresita», se esperanzaba Alonso, después de confirmar que tenían el de Montmeló como un circuito de los que les podía venir «regular». El de Canadá fue un fin de semana extraño e «incómodo para conducir», en palabras del piloto, pero también lo señalaban como uno donde podían estar en una zona relativamente alta de la tabla.
¿Qué se puede esperar de Aston Martin para el resto de la temporada? Difícil saberlo. Por los precedentes, la posibilidad de que las evoluciones sean mejoras no es muy alta, dado que además McLaren, Mercedes y Ferrari (a medias) les han pasado la mano por la cara de manera contundente. Ni Alonso ni Stroll esperan mucho más, habida cuenta de que la reglamentación tampoco les deja mucho margen y que tienen que mirar seriamente para 2025 antes del gran salto normativo de la siguiente campaña. La labor de los técnicos será hacer un coche campeón o campeonable al menos, con la perspectiva de poder fichar a Adrian Newey, cuyo trabajo como falso autónomo con Red Bull se acaba a finales de este 2024. Ese contrato sí que sería una mejora notable para volver a subirse al tren donde todos quieren viajar.
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