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El Rally Dakar ha llegado a su ecuador y disfrutó ayer de su día de descanso. Una jornada en la que los equipos se recuperan a nivel físico y también mental, además de aprovechar para revisar los vehículos y así poder afrontar lo que aún queda hasta que el próximo día 14 finalice esta edición. Se trata de una prueba que cuenta con una alta participación y que tres cántabros, los tres de Camargo, viven de manera muy diferente.
Guss Caro ha logrado completar todas las etapas hasta el momento y está viviendo esta carrera de manera muy intensa, ya que el Dakar es muy diferente a lo experimentado por Caro en las pruebas de montaña en las que habitualmente participa con su Seat León TRC. «Lo que estoy viviendo es un auténtico sueño. Todo lo que me comentaron de la prueba antes de venir se ha quedado corto. Esto es brutal», comentó ayer Caro en Riyadh.
Guss está integrado en el equipo NaturHouse, que cuenta con dos vehículos que participan en la categoría Classic. Por un lado está el Toyota Land Cruiser, pilotado por Kilian Revuelta, que tras las seis primeras etapas es décimo tercero de la general. «El Toyota lo está haciendo muy bien, aunque esto puede cambiar en cualquier momento, ya que por ejemplo el martes pasado se puso segundo de la general tras ganar la etapa». El segundo vehículo del equipo es en el que está encuadrado Guss como mecánico, y junto a Francisco del Pozo como piloto y Daniel Cestero como copiloto, participan también en la categoría Classic con un camión Pegaso 2223 en el que transportan todo el material y piezas de recambio para el Toyota. «Nuestro trabajo es asistir a Kilian. Entramos en la clasificación, pero eso es algo que no nos preocupa en absoluto, ya que con completar todas las etapas y que el Toyota esté en perfecto estado todos los días, nos conformamos».
Guss, que es un apasionado de la mecánica y la aventura, también es muy activo en sus redes sociales. Durante estos días mantiene muy entretenidos a sus seguidores publicando vídeos y fotografías constantemente. Su buen humor hace más llevaderas las etapas, ya que recorrer diariamente 600 u 800 kilómetros en la cabina del camión y ponerse a trabajar en los coches nada más llegar al campamento, es algo que es mejor llevar con humor. «Aquí se vive todo muy intensamente. Se duerme muy poco y el cansancio acumulado lo tenemos que suplir con el buen humor y el buen ambiente. Ya tendré tiempo para descansar cuando llegue a casa».
En el Dakar puede suceder de todo y las anécdotas son constantes. «Todos los días te pasa algo. El jueves nos dio un golpe un coche en la ciudad cuando estábamos llegando al campamento. Estuvimos dos horas con la policía. Solo les interesaba si éramos del Real Madrid o del Barcelona. Otro día sacamos el camión de un paisano que se había quedado trabado en un río. El tío nos lo agradeció y ganamos un amigo en estas tierras. La gente aquí es muy hospitalaria y también te ayudan si necesitas algo».
Para los hermanos Benavente hoy comienza la competición tras una primera semana en la que reparar su vehículo ha sido su principal objetivo. En la primera jornada un pistón del motor de su Nissan Terrano se perforó y tuvieron que ser remolcados durante 150 kilómetros hasta llegar a Hail, localidad que acogía el primer campamento de la prueba antes de la etapa prólogo. A partir de ese momento comenzaron unas complicadas jornadas en las que la búsqueda de los repuestos necesarios para reparar el motor y poder reengancharse a la prueba se hacían muy duras. Quizás no tanto como meterse 800 kilómetros cada día, pero sí a nivel psicológico al verse impotentes para encontrar lo que necesitaban.
«Es un palo muy fuerte que después de estar un año preparándolo tengas una avería, y tan gorda como ha sido esta, que te deje fuera de carrera sin poder ni siquiera disputar la primera etapa», comenta Francisco Benavente, que está muy agradecido por todos los mensajes de ánimo que han recibido. «Fueron días muy complicados, pero los mensajes que recibíamos nos dieron la fuerza necesaria para buscar en todos los lugares posibles ese juego de pistones que nos permitiera reparar el vehículo y reengancharnos a la carrera».
Por suerte, encontraron esos recambios que les han permitido poner el coche en marcha y, tras más de 800 kilómetros entre Hail y Riyadh, se han unido de nuevo a todos los participantes para tomar la salida hoy. «Nunca me dio tanta alegría girar la llave de contacto y oír de nuevo el motor del Nissan en marcha». Ahora quedan por delante seis etapas que para ellos serán muy importantes. «Intentaremos disfrutarlas a tope. Está siendo un Dakar muy diferente al que vivimos el año pasado. Aún no hemos disputado ni un solo kilometro cronometrado y tenemos muchas ganas de hacerlo. Lo menos que podemos hacer es poner todo de nuestra parte para llegar a meta».
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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