Se cumplieron las peores previsiones en el circuito de Phillip Island y fue imposible completar la jornada dominical del Gran Premio de Australia. Se disputó la carrera de Moto3 en unas condiciones dantescas, en las que varios pilotos acabaron con hipotermia por el frío y ... la lluvia. La de Moto2 tuvo que finalizar antes de tiempo cuando solo se habían completado 9 de las 23 vueltas, y cuando ya se había caído un tercio de la parrilla y empezaba a arreciar con fuerza el aire oceánico. Porque ese fue el único motivo de la cancelación del sprint de la clase reina: «La lluvia nunca fue un problema, sino el viento», recalcaba en una comparecencia extraordinaria el director de carrera de MotoGP, Mike Webb.
Quedaba claro que Dorna, promotor del campeonato, había acertado en su decisión de reprogramar el fin de semana y adelantar la carrera larga al sábado. Gracias a lo cual, se pudo disputar la prueba principal y el Gran Premio de Australia tuvo un ganador en la figura del francés Johann Zarco. Y en clave de título tuvo otro triunfador, Pecco Bagnaia, ya que con su segundo puesto del sábado aumentaba su ventaja en la clasificación general sobre Jorge Martín.
El madrileño llegaba a Phillip Island con la intención de desquitarse de su error en Indonesia una semana antes. Entonces se había ido al suelo cuando lideraba con autoridad una carrera que terminó ganando su rival. Y un nuevo fallo en Australia, esta vez en la elección del neumático blando trasero cuando todos salieron con el medio, volvió a condenar al piloto español cuando lo tenía todo de cara. Un error que él mismo prefería considerar como un aprendizaje de futuro: «Hoy he aprendido que cuando estás pelando por un Mundial tienes que correr con las mismas armas que llevan tus rivales, sobre todo si eres más fuerte que ellos».
A priori, el principal perjudicado con la cancelación del sprint era Jorge Martín. Para empezar porque el que persigue tiene la necesidad de sumar puntos, pero también porque durante todo el fin de semana se había mostrado como el hombre fuerte en Phillip Island. Había logrado una pole de récord y se había escapado con facilidad en la carrera hasta que se quedó sin goma. Incluso el domingo había sido muy rápido en el 'warm up' de la mañana, donde ya se había rodado con el asfalto mojado. Sin embargo, el viento le arrebató la posibilidad de revancha, aunque el español se mostraba después de acuerdo con la cancelación. «Me encontraba bastante cómodo en agua y veía una buena oportunidad para recuperar algún punto, pero Dirección de Carrera ha tomado la decisión correcta y hay que respetarla».
Velocidad frente a experiencia
En este punto de la temporada, con cuatro grandes premios por disputarse, 148 puntos en juego y solo 27 de diferencia entre Bagnaia y Martín, la lucha por el título está abierta y será una cosas de dos, ya que el tercero en discordia, Marco Bezzecchi, está a 73 de su compatriota. Los mensajes son cruzados entre ambos protagonistas y cada uno hace la guerra psicológica a su manera. «Yo soy el campeón del mundo del año pasado, tengo el número 1 y más cosas que perder», discernía el italiano cuando le preguntaban sobre quién tenía más presión. «Estoy jugando contra alguien que tiene una moto oficial, pero no está en el equipo oficial, así que no tiene que estar delante a la fuerza. Jorge está más tranquilo, porque gane o no gane, es un héroe en todos los casos, porque está haciendo algo increíble», agregaba.
Cada uno compite con sus propias armas, el español es el más rápido en este momento. No hay más que ver sus números desde septiembre. En los últimos cinco grandes premios ha logrado tres poles, cuatro sprint (de cuatro) y dos victorias y un segundo puesto en las carreras (más los errores de Indonesia y Australia). Unos datos que no dejan dudas sobre su endiablada velocidad, aunque en el motociclismo, como en cualquier deporte de motor, no siempre gana el más rápido.
La velocidad pura no es ninguna garantía, ya lo decía aquel eslogan noventero de una marca de neumáticos: 'La potencia sin control no sirve de nada'. Tan importante es ser el más rápido como no cometer errores. Y si se cometen, tratar de minimizar daños. En las últimas dos carreras Pecco Bagnaia también falló, aunque en ambos casos fuera el viernes, ya que se complicó la vida él solo teniendo que pasar por la Q1 cuando tenía ritmo para estar mucho más arriba.
Se habla mucho de la suerte del campeón, pero esta manida frase incluye una explicación mucho más compleja, donde habría que incluir factores como la actitud, la seguridad en uno mismo o la propia experiencia. Esta última cualidad es la que realmente distingue a Martín de Bagnaia, ya que es la primera vez que el madrileño está en la batalla por el título de MotoGP, mientras que el italiano ha convivido en ella las últimas tres temporadas. A falta de variedad mecánica, ya que ambos pilotan la misma Ducati, el campeonato puede decirse por detallas, la experiencia o la velocidad. ¿Cuál pesará más?
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