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Coulibaly persigue a un rival.
Un estreno fallido
Fútbol | segunda b

Un estreno fallido

El Racing desperdició sus ocasiones ante el Celta B y acabó pagando caro su desacierto

Sergio Herrero

Domingo, 23 de agosto 2015, 18:16

Arriba el telón. Ayer, en el vetusto Campo Municipal de Barreiro era tarde de estreno. El Racing de Pedro Munitis se ponía en acción. En acción, porque en el fútbol de Segunda División B, donde los cántabros tendrán que ganarse el retorno a la élite, no hay ni cámaras ni luces de neón ni efectos especiales. Realidad pura y dura. Y la puesta de largo racinguista terminó en derrota. Los cántabros tuvieron ocasiones clarísimas para haberse llevado los tres puntos, pero, una vez más, el desacierto dentro del área rival fue su condena. El Celta B no se anduvo con remilgos y lo que no supieron convertir los cántabros en gol, los gallegos lo transformaron en oro. Tres puntos para ellos. Y para el Racing, un toque de atención y a seguir trabajando. Sobre el césped, para pulir el juego del equipo; y en las oficinas del club, para terminar la confección una plantilla incompleta para las ambiciones del máximo aspirante de la categoría.

Con el reparto trastocado por las lesiones y la falta de forma, Pedro Munitis introdujo cambios entre los actores iniciales. La baja de una de sus estrellas, Iñaki, obligó a recomponer el guión original. Así, el técnico del Barrio Pesquero se decantó por Mikel Santamaría para cubrir el lateral izquierdo, mientras que Alain se incrustó en el centro de la zaga. Además, dio la alternativa a los jóvenes Unai y Óscar Fernández, dejando a Paulino Miguélez y a su único delantero nato, Dioni, para el segundo episodio.

Pero el camino no iba a ser una alfombra roja para el Racing. Ni mucho menos. Los jugadores celtiñas querían protagonizar una película de acción. Velocidad y juego explosivo. Y los primeros minutos fueron trepidantes, pero solo para los de casa, con tres ocasiones en esos compases iniciales. En la primera, Mikel Santamaría realizó un mal despeje y Sotres tuvo que detener la pelota antes de que se colase en su portería. Poco después fue Rubén quien lo intentó con un disparo desde la frontal que se marchó alto. La defensa del Racing se acercaba más al género dramático en este primer tiempo, con muchas imprecisiones e inseguridades. Fallos de raccord. En uno de esos despistes, el Celta B tuvo una gran ocasión. Jugada de estrategia celeste. La zaga cántabra no se aclara en las marcas y David Goldar remata solo en el segundo palo. Por suerte, Sotres estaba bien colocado.

Dani Rodríguez entró en escena y el Racing cambió de indumentaria. Maquillaje. Los de Munitis le robaron la pelota a los locales y tomaron el control, haciendo sufrir a su rival. Una superioridad que se afianzó cuando en el minuto 32 César Caneda estuvo a punto de marcar. El veterano central remató de cabeza un córner botado por Borja San Emeterio, pero la pelota se estrelló en el poste. Susto en la parroquia local.

Unai finalizó una buena contra racinguista con un disparo que se topó con un defensa y se fue a saque de esquina. Y ahí, el Racing dispuso de otra opción que pudo desnivelar la contienda. El lanzamiento llegó a Dani Rodríguez en el segundo palo y el tiro del gallego lo repelió a córner un defensa cuando el tanto era casi un hecho.

El Celta B quiso volver a plano antes del intermedio y consiguió que Dani Sotres tuviese que protagonizar otra escena peligrosa para los verdiblancos. Y, cómo no, a la salida de un córner. Guille remató a la pasada y el meta cántabro se mostró felino, con una buena parada por bajo.

Tras el receso para comprar pipas y refrescos e ir al excusado, el encuentro se convirtió en un correcalles. Opciones en las dos áreas. Intercambio de golpes. Como Rocky contra Iván Drago. El Celta B pilló con la guardia baja al Racing en un remate de Guille a bocajarro. Sotres tapó bien para evitar el gol. Eso sí, de nuevo, problemas en otro córner.

Coulibaly se dejó ver más y los interiores verdiblancos tuvieron más llegada. Aunque, como todo el verano, faltó remate. Algo que los gallegos tampoco encontraron tras una vertiginosa contra que Pape Cheik no aceptó a rematar en boca de gol. Sí pudo conectar el Racing en la siguiente jugada. Un saque de falta al segundo palo lo metió en el área pequeña César Caneda con la cabeza y la volea final de Alain, floja, la atrapó sin problemas Iván Villar. Unai, muy activo en la izquierda, también quiso tener su ocasión de gol tras pasar el casting de canteranos. Su disparo se fue a las manos del meta local.

Partido loco

El partido estaba loco y las fuerzas empezaban a aflojar por ambos bandos. Y Munitis quiso sacar tajada de esta circunstancia dando entrada a Dioni por un Óscar Fernández agotado. El premio de la victoria lo tuvo Coulibaly en sus botas. Sin embargo, el senegalés, con todo a favor, estrelló la pelota en el cuerpo de un defensa. Perdonó. Igual que hizo su compañero Dioni unos minutos después. El malagueño estuvo más lento que el caballo del malo. Ganó la espalda a la defensa, se plantó ante el portero y, mientras pensaba por dónde la iba a meter, un zaguero llegó y le arrebató la pelota.

El Celta B no iba a tener piedad. En la contra posterior al garrafal error de Dioni, los gallegos se iban a adelantar en el marcador. Samu ganó la línea de fondo a toda velocidad y su centro lo rebañó dentro del área Borja Iglesias para marcar.

El Racing, casi noqueado, dio un último coletazo con una volea de Dani Rodríguez que se marchó demasiado cruzado. Cerca del poste izquierdo de la meta de Iván Villar. Manos a la cabeza. Frustración. El equipo cántabro cayó a la lona definitivamente y los minutos restantes pasaron como la cuenta definitiva del combate.

No iba a haber final feliz para el Racing. Porque, además del varapalo del gol, los hombres de Pedro Munitis perieron definitivamente el equilibrio con la lesión de Kamal. El balear tuvo que ser sacado en brazos por los servicios médicos del club y todo a punta a que será baja durante varios encuentros por un fuerte esguince de tobillo.

Mientras tanto, otros disfrutaban de la victoria que se avecinaba. El Celta B empezó a gustarse y en especial su delantero centro, Borja Iglesias. El corpulento goleador se revolvió en el área, desarmó la defensa verdiblanca y su duro lanzamiento lo atrapó Dani Sotres.

En el Racing, más allá de los desesperados intentos baldíos por recuperar la verticalidad, lo más que dejaron los últimos minutos fueron las inútiles peleas de Dioni con Jonathan de Amo. Como Rambo, el último fichaje racinguista hizo la guerra por su cuenta. El único beneficiado de la refriega fue el central gallego.

Llegó el pitido final. Los títulos de crédito de un partido que, para el Racing, más bien fue como un capítulo del Coyote y el Correcaminos. Lo buscó, lo intentó, de múltiples formas, pero, al final, la presa se le escapó y le dejó con la cara desencajada. Ambos equipos dispusieron de ocasiones para llevarse los tres puntos, pero al flaco perro verdiblanco las pulgas le hicieron llagas. A la contra y a balón parado.

Queda trabajo por delante, incorporaciones por llegar, lesionados por recuperar y 37 episodios más de una saga que debe terminar con el Racing en Segunda División. Actuando en escenarios más acordes a la centenaria historia del club. Unos escenarios que nunca debió abandonar.

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