Borrar
Los futbolistas, en la recepción del Gran Hotel de Ferrol.
A la espera del gran día

A la espera del gran día

El Racing montó su cuartel en el Gran Hotel de Ferrol para preparar con calma y llegar descansado a un partido en el que se juega medio curso

Aser Falagán

Sábado, 7 de mayo 2016, 08:23

También como en los viejos tiempos, el Racing se desplazó ayer a Ferrol para velar armas en la ciudad gallega 24 horas antes del partido, un ritual casi obligado ante un compromiso en el que se jugará prácticamente todas sus opciones de ser el campeón regular. Lo que no es poco si se tiene en cuenta el premio que trae consigo.

Tras cerca de siete horas de viaje, incluidas las casi dos que el equipo dedicó a comer en la Casa Consuelo de Otur (parada habitual cuando los verdiblancos se desplazan a Galicia), la expedición llegó al hotel de concentración poco después de las seis de la tarde. Si algo intenta el cuerpo técnico es restar tensión a sus jugadores, y por eso el viernes Munitis les llevó a la playa a completar el entrenamiento y ayer les mandó a pasear tras el viaje. La rutina habitual tras unas cuantas horas de autobús y a la vez un modo de tomar el aire y hacer piña antes de un partido para el que el técnico desplazó a todos sus jugadores.

Un parque cercano sirvió como gimnasio improvisado para unos breves estiramientos antes de tomar el camino de regreso en una rápida expedición que ni siquiera llegó a la playa. Porque Ferrol, aunque no le llegué de allí la fama, también tiene arenal, pero los racinguistas se quedaron esta vez sin verlo. Y sin ninguna pena, porque lo de ayer no era turismo, sino un ejercicio en busca de la autoconfianza y la tranquilidad antes de una cita tensa, competida y, sobre todo, decisiva.

Sin embargo, pese a que todo el mundo es consciente de la responsabilidad, el ambiente es algo distinto al de hace unas cuantas semanas. El propio Pedro Munitis reflejaba a su llegada a Galicia que el equipo ha recuperado confianza. Se le ve sonreír más, también cuando posa para una foto, y ayer volvió a demostrar esa nueva pose.

Acompañados

Ya de regreso al hotel, algunos futbolistas optaron por concentrarse en sus habitaciones antes de la cena y otros se quedaron en el recibidor viendo una ciudad muy poco llamativa en los alrededores del mismo cuartel general en el que los verdiblancos se alojaron ya para el partido contra el Somozas. Allí recibieron la visita de Pepe Barros, quizá el aficionado más fiel que conoció nunca el Racing y un habitual de los desplazamientos, y de Juan Iglesias, que ejerció como preparador físico con Fabri y a tenor del recibimiento dejó mejor recuerdo que el lucense.

Junto a los jugadores llegó también el presidente de honor, Tuto Sañudo, y hoy lo hará una directiva encabezada por el presidente, Manolo Higuera, que no acudirá al palco como protesta por los precios de las entradas para los aficionados cántabros y la exigencia de pagar la mitad de ellas por adelantado. Higuera se sentará hoy al lado de esos mismos hinchas, como lo harán otros compañeros del consejo de administración.

Mientras, y pese al gran desembarco que se esperaba, Ferrol pasó el viernes aún ajeno a un partido que hoy promete poner patas arriba la ciudad. Pero anoche A Malata dormía todavía tranquila, guardando fuerzas para el doble envite que se le avecina: el partido del siglo ferrolano y el rally que se disputará justo al lado.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes A la espera del gran día