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Sergio Herrero
Martes, 14 de junio 2016, 11:09
El balón distraía la atención, pero es algo que siempre ha estado ahí. El racinguismo lleva meses hablando de un convenio. Más bien, un año ya. Sobre un ente abstracto que aún no se ha convertido en realidad. Al principio, con el Gobierno de Cantabria. Aquello quedó aparcado por «pegas jurídicas» y ahora el Racing se encuentra caminando por una segunda vía a través del ámbito privado. Unas negociaciones con la empresa ITM, con sede en Cartes, que avanzan lentamente. Y al Racing se le agota el tiempo. No solo por el embargo de la Agencia Tributaria, sino porque en apenas unos días, si no lo arregla antes, podría descender administrativamente a Tercera División. El colmo de los colmos. Y por si fuera poco también sobrevuela el fantasma de la disolución.
Hace tiempo que el Gobierno de Cantabria no mueve ficha al menos de forma pública en la posible operación de patrocinio entre el Racing e ITM, a pesar de que el Ejecutivo podría ser uno de los grandes beneficiados de que llegue a buen puerto. En primer lugar, porque se quitaría un gran problema de encima. El Racing siempre es una patata caliente a nivel político. Yen segundo, porque dentro de dicho convenio el Gobierno podría adquirir parte de los derechos de la empresa para publicitar eventos o reclamos turísticos como el Año Jubilar Lebaniego.
Pero, además, el convenio primigenio, el que iba a unir directamente al Racing con el Ejecutivo autonómico, ha quedado definitivamente aparcado. Sin noticias. En el olvido. Hace tiempo que la propuesta ya no entra en el orden del día de las reuniones del Consejo de Gobierno, pese a la importancia que han dado al asunto en sus declaraciones tanto el presidente, Miguel Ángel Revilla, como los consejeros implicados en la operación. En la más reciente, el propio mandatario regional aseveró estar «dispuesto a asumir el coste político» que, a su juicio, podría suponer ayudar con recursos públicos al Racing, aunque siempre ha insistido en contar con el visto bueno del Parlamento regional.
Las numerosas «pegas» puestas por los servicios jurídicos de Peña Herbosa a la operación han dejado las negociaciones en un siempre peligroso standby. De hecho, tiene pocos visos de que se vayan a volver a retomar.
El Racing empezó a hablar someramente del convenio con el Gobierno de Cantabria desde el mes de junio de 2015. Hace un año ahora. Prácticamente desde que la coalición PRC-PSOE tomó el mando tras las elecciones regionales. Unos contactos que se intensificaron en las primeras semanas del presente año. Y ya se cumplen cuatro meses desde la primera vez que desde el Ejecutivo se anunció la intención de llevar propuesta al Parlamento de Cantabria. Hasta hoy.
El hemiciclo no pudo siquiera pronunicrase, si bien algunos ya habían expresado su postura al respecto. Ciudadanos expresó su oposición antes incluso de recibir cualquier información en forma de documento.Lo hizo en boca de su parlamentario Rubén Gómez.
Por su parte, el Partido Popular no se pronunció oficialmente, aunque en una reunión del comité ejecutivo de la formación se debatió el asunto y quedó patente el sentir general contrario a la fórmula de financiación en favor del club verdiblanco.
Y por último, Podemos expresó su intención de hacer una consulta telemática entre sus afiliados una vez recibiese la documentación pertinente.
Además, el club se ha quedado solo, ya que las conversaciones se están llevando a cabo directamente entre la entidad verdiblanca y la compañía. Hace tiempo que el Gobierno de Cantabria no interviene en la operación, pese a la insistencia desde el Ejecutivo de que se trataba de una iniciativa a tres bandas.
En un principio, y aunque la eliminación verdiblanca en el play off de ascenso ha sido un duro varapalo en todos los aspectos, las negociaciones siempre bajo la más absoluta discreción siguen adelante y ahora que lo deportivo pasa a un segundo plano, en las oficinas de los Campos de Sport de El Sardinero esperan darle un arreón al asunto para que la firma llegue lo antes posible.
El Racing vive durante los últimos meses en permanente modo contrarreloj. Acoplado a la bicicleta e intentando ofrecer la menor resistencia posible al viento. El club cántabro necesita dar una solución a su situación económica, porque si no consigue salvar este match ball estará condenado a la disolución. Ni siquiera un posible ascenso a Segunda División sobre el césped habría asegurado la supervivencia, porque la primera urgencia es el acuerdo con Hacienda.
Otro problema radica en que el club corre incluso el riesgo de descender a Tercera División si no salda sus deudas con los futbolistas. Se les debe una nómina. Además, entre los más antiguos aún se deben cantidades pendientes de la era Harry. El límite para pagar todo lo debido es el 23 de junio. En esa fecha se comprobará si hay alguna denuncia dentro de la plantilla ante la Asociación de Futbolistas Españoles y, en caso afirmativo, el Racing tendrá hasta el 30 de junio para ponerse al día y evitar caer aún más. Sería la condena definitiva y un paso casi irreversible hacia la disolución después de 103 años de historia.
De ahí la importancia de que la operación negociada con el Grupo ITM Global salga adelante. De lo contrario, los augurios son muy oscuros para la institución verdiblanca. Si el domingo se jugó su futuro deportivo y fracasó, en las próximas semanas incluso días está sobre el tablero su porvenir vital. La posibilidad de seguir soplando velas cada 23 de febrero.
La propuesta
El presidente del Racing, Manolo Higuera, ya se mostró recientemente «muy ilusionado, ansioso y nervioso» ante la posibilidad de que las negociaciones culminen con éxito. La empresa se ha ofrecido, en una operación que podría aprovechar el Gobierno de Cantabria para publicitar alguno de sus eventos como el Año Jubilar Lebaniego, para comprar todos los soportes publicitarios al precio de un millón de euros anual, por un plazo de diez años. Con ese dinero, el Racing podría solventar la deuda de aproximadamente 9,5 millones de euros que tiene estrangulado al club.
Una vez que la operación quedara cerrada e ITM fuera propietaria durante diez años de los distintos soportes publicitarios que ofrece el club entre ellos su camiseta, página web, acciones puntuales con los jugadores e incluso el apellido del estadio, entre otros, el grupo empresarial de la comarca del Besaya podría vender esos derechos a terceros. Entre ellos, un posible comprador podría ser el propio Gobierno autonómico, aunque hace tiempo que el Ejecutivo no muestra públicamente interés por la operación.
Con motivo de la negociación con ITM, el presidente del Racing mantuvo una reunión con el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, en la que ambos trabajaron en el borrador de nuevo convenio de colaboración para la utilización de las instalaciones de los Campos de Sport, ya que dentro de ese posible contrato se encuentra la posibilidad de utilizar y revender todos los soportes publicitarios que ofrece el Racing, entre ellos la publicidad estática del césped y la grada, los marcadores cuando vuelvan a estar en funcionamiento e, incluso, el apellido del estadio verdiblanco.
En definitiva, la urgencia es máxima y se avecinan días de incertidumbre en el racinguismo. Algo que suena ya a viejo en un Racing en el que los problemas arrecian por el convulso pasado más rciente del club cántabro.
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