Mejor de lo que parece

El equipo de Ángel Viadero, después de una pretemporada irregular, sólo necesitó dos jornadas para empezar a carburar. Los verdiblancos se impusieron en el estreno a un Palencia que estuvo a punto de no salir a competir y en el que alguno de sus jugadores casi se presentó a sus compañeros en el propio vestuario de los Campos de Sport. Victoria por la mínima. Y, siete días después, los cántabros empataron en Vigo ante un Celta B que después se ha destapado como uno de los favoritos al play off.

A partir de ahí, el Racing sacó a pasear el rodillo. Ganó al siempre incómodo Pontevedra con solvencia. Y Dani Aquino empezó a enamorar a un racinguismo que ahora tiene absoluta dependencia de él. En tres jornadas, el murciano ya había anotado tres tantos. Ahora, con doce, lleva el cincuenta por ciento de los goles verdiblancos. Casi nada. De cabeza, de falta, de penalti, con un golazo o para empujarla... De todos los colores.

El Racing ganó a su tocayo en Ferrol y se aupó al liderato. Una primera posición que mantuvo durante seis semanas, aunque el choque le costó la primera de las lesiones de larga duración: la de Julen Castañeda, tres meses en el dique seco por una luxación de hombro. Hasta que duró la magia. El destino quiso que el Burgos, el exequipo de Ángel Viadero, llegase a Santander de la mano de un mito racinguista que ya en la jornada cinco se encontraba en el alambre: Paco Fernández. El Racing ganó y una semana después, tras otra derrota, el asturiano fue cesado de su cargo. El equipo cántabro seguía a lo suyo.

La expedición racinguista viajó a su destino favorito, Villaviciosa, con más de 1.500 seguidores escoltándola en las gradas del modesto Les Caleyes. Sin brillo y de penalti, el Racing ganó. Después llegó la primera de las remontadas de infarto frente al Valladolid B en los Campos de Sport.

Esa semana se produjo un hecho que lo cambiaría todo. En un gran momento de forma, Borja Granero se rompía la otra rodilla. El Racing perdía a su capitán. El equipo cántabro ganó con solvencia en Pamplona y remontó contra el Tudelano. Pero la ausencia del líder mermó la moral racinguista y llegó la primera derrota. En Ponferrada, en el debut de Pedro Munitis como entrenador de los bercianos.

El Racing entró en una crisis de resultados, pese a que la Cultural Leonesa, ya líder e invicta, se escapó viva de Santander. El equipo cántabro fue superior, pero no tuvo acierto de cara a gol. Un empate en Somozas y la derrota en casa contra el Coruxo agravaron la crisis. Mientras, Óscar Fernández era el tercero en caer en la mala fortuna. Otros tres meses de baja para el futbolista de Piélagos.

El Racing rompió su maleficio con una victoria sobre la bocina en Boiro, aunque las dudas no quedaron despejadas ya que, una semana después, la Arandina arrancaba un empate a cero de su visita a Santander. Y Viadero se quedaba sin César Díaz, un futbolista clave en su planteamiento de presión alta. Rotura de ligamento cruzado y adiós a la temporada.

«Tenemos que reinventarnos», dijo el míster verdiblanco, mientras hacía encaje de bolillos para reestructurar el equipo con los hombres que le quedaban sanos. El Racing salió victorioso de una dura batalla en Mieres, con dos golazos de falta de Dani Aquino. Y repitió triunfo, no sin sufrimiento, contra el Guijuelo en casa. Pero en Mutilva, el Racing tocó fondo. Un partido horrible en el que sólo las paradas de Iván Crespo y un momento de inspiración de los canteranos permitió al conjunto montañés llevarse un punto de tierras navarras. Y estuvo cerca de vencer, aunque no lo mereciera.

El pasado domingo, ante el Izarra, el Racing recuperó algunas de las buenas sensaciones perdidas. Llevó el peso del partido, después d varias semanas de «deriva» tal y como lo calificó el propio Viadero, pero fue romo en ataque y tuvo que esperar a un giro del destino, a una expulsión inesperada, para poder remontar. Al fin y al cabo, los tres puntos suman igual.

A pesar de todo, el Racing iniciará el 2017 con sus mejores números en las temporadas en las que penó por este infierno de la Segunda División B. Está mejor de lo que aparenta, aunque hay mucho trabajo que hacer. Ahora sí, después de un largo silencio, el compañero de butaca se ajustó la bufanda verdiblanca y contestó: «El día que juguemos bien y volvamos a ser los de antes, nos salimos de la tabla».