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Sergio Herrero
Lunes, 26 de diciembre 2016, 07:50
En la última jornada de la primera vuelta, el Racing se encontró con una situación totalmente nueva e incluso estresante para el equipo esta temporada. Ante el Izarra, se quedó sin su goleador Dani Aquino. Alguno se llevó las manos a la cabeza y pensó: «¿Qué va a ser de nosotros?». Con apuros nada distinto a lo visto en los encuentros inmediatamente anteriores, el conjunto dirigido por Ángel Viadero sacó adelante la papeleta (2-1), aunque se mostró aún más romo si cabe en ataque. La actuación del delantero murciano ha sido absolutamente decisiva en este primer tramo de la temporada. Con sus 12 goles, casi la mitad de los anotados por el Racing, ha atropado para el casillero cántabro un total de 17 puntos de los 41 con que ha terminado el año. Como le dirían en el país de su padre, Argentina: «Dani, qué bueno que viniste».
En la vida, a la gente guapa y a algún que otro adinerado nunca le faltan los pretendientes. En el fútbol, eso le sucede a los goleadores. Y más si juegan en categorías modestas, donde cualquier ofrecimiento puede ser un lujo para el jugador en cuestión. Así pues, cabe esperar que a Dani Aquino le salga más de una novia ahora que llega este mercado invernal. Al club le toca salir con el matamoscas para espantar todo lo que venga. El Consejo de Administración y Ángel Viadero saben de la importancia del futbolista murciano y no están dispuestos a perderle. Por muy buena que sea la oferta. Llenar las arcas, en este caso, quizá supondría hipotecar el ascenso a Segunda División.
En un principio, no debería haber demasiados problemas. El jugador se encuentra muy a gusto en Santander y en el Racing. En el equipo ha recuperado sus mejores sensaciones como futbolista y tendrán que pujar duro para convencerle de que en otro sitio va a estar mejor que aquí. Además, para militar en Segunda División B, cuenta con una cláusula de rescisión relativamente alta aproximadamente, un millón de euros.
Por eso, aunque tal vez el Racing necesite alguna ficha libre para incorporar, precisamente, al delantero que acompañe a Dani Aquino en la segunda vuelta del campeonato, esa opción no pasa por desprenderse de su futbolista más decisivo. Ni él, ni otros de los hombres clave, como Héber o Álvaro Peña. Son indispensables para completar el objetivo final de abandonar el pozo.
Mientras tanto, desde las oficinas de los Campos de Sport, y con el permiso de las fiestas navideñas, en el club siguen sondeando el mercado en busca del citado delantero centro. El objetivo es pescar, dentro de la precariedad del presupuesto para la plantilla, un jugador que aumente el nivel de la zona de ataque. Por eso, las miradas se centran en Segunda División, en posibles descartes o cesiones que puedan resultar con buenas condiciones económicas para la entidad verdiblanca.
Además, si el remanente de líquido lo permite, el Racing tratará de acometer la contratación de un mediocentro que supla la baja de Borja Granero. A pesar del buen nivel mostrado por los canteranos, todos ellos tienen unas características muy diferentes a las del valenciano.
El murciano llegó a los Campos de Sport como una apuesta de Ángel Viadero. Había pasado de hijo de un mito Daniel Toribio Aquino a promesa en ciernes. Con apenas 16 años debutó en Segunda viendo puerta y con 17 marcó su único gol en Primera División, precisamente, en el estadio de El Sardinero. Una premonición. Sin embargo, su carrera se fue estancando. Cayó con el Murcia hasta Segunda División B. Intentó reflotar su vida deportiva en el Valladolid, de la categoría de plata, donde apenas disputó 16 minutos. Un efímero paso por el Oviedo antes de recalar en el Atlético de Madrid B. Llegó a jugar dos minutos con el primer equipo, aunque lo realmente importante fueron sus 27 goles en dos temporadas con el filial que le catapultaron a la categoría superior con el Numancia. En Soria tuvo poco protagonismo disputó 28 encuentros, pero sólo 628 minutos y aún menos gol uno.
Viadero, profundo conocedor del mercado, tenía apuntado su nombre en la libreta. YAquino aceptó el reto. Un futbolista que, como él mismo reconoce, se encuentra mucho más centrado y maduro desde el nacimiento, hace aproximadamente un año, de su hijo. Su pequeño León. «Mi motor de cada día y el que con su mirada todos los días me dice ¡Papá, puedes con todo!», escribió el delantero en su cuenta de Instagram. Quizá el benjamín de los Aquino sea el culpable del gran rendimiento de su padre.
17 puntos han provocado sus goles. Se dice pronto. De todos los colores. De penalti, de cabeza, con el pie, de falta... En apenas tres jornadas, Dani Aquino ya había conseguido el favor de la afición racinguista. Porque en esos tres primeros compromisos ligueros, el murciano anotó otros tantos goles. Ante el Palencia (1-0) y frente al Celta B (1-1), ya fue decisivo. Y contra el Pontevedra le puso la puntilla al siempre complicado equipo de Luisito.
Estuvo dos jornadas sin marcar Racing de Ferrol y Burgos, sin duda una novedad. Pero dejó sobre el césped otras características que ilusionaron a la grada de los Campos de Sport. Aunque lleve los pantalones como el Petete Correa, su capacidad de trabajo es muy superior a la del uruguayo. Eso, unido a la calidad técnica, versatilidad, descaro y liderazgo en el vestuario han hecho de él un futbolista clave para el Racing en este paso por la Segunda División B del fútbol español.
Ante el Lealtad (0-1, de penalti) y frente al Valladolid B (2-1, con un doblete suyo), Aquino volvió a su rol de sacapuntos. El desatascador de los embrollos racinguistas en un equipo que ya se destacaba en la primera posición del campeonato gracias a su condición de invicto. Una vitola que mantuvo pese a la desgraciada lesión de su capitán, Borja Granero, unos días después de vencer al filial blanquivioleta. La baja del Teti le dolió especialmente a un Torito muy apegado al valenciano. Ante Osasuna, el Racing le brindó un triunfo al centrocampista. No hizo falta que Aquino marcase. Eso sí, frente al Tudelano, un gol suyo desde el punto de penalti permitió la remontada local.
El Racing entró en crisis. Llegó la primera derrota frente a la Ponferradina y el empate ante la Cultural Leonesa. El equipo cántabro estuvo a punto de perder en Somozas. Aquino llegó al rescate para forzar un penalti y transformarlo (1-1). El Coruxo ahondó los problemas y el murciano salvó los muebles en Boiro con un gol en el 89. Tras el empate ante la Arandina, el Torito sacó a relucir otro talento: los lanzamientos de falta. De esta manera, cimentó el triunfo en Mieres, frente al Caudal (2-3), con dos golazos de libre directo. Su último tanto, como casi siempre decisivo, llegó en el minuto 84 del choque frente al Guijuelo, para evitar otro desastre más para su equipo. Salvador. En Mutilva no pudo hacer lo mismo y, en el último choque, frente al Izarra, se quedó sin jugar por primera vez, después de disputar todos los encuentros oficiales de la temporada como titular.
Brecha goleadora
La importancia de Dani Aquino en este Racing queda patente al contemplar la lista de goleadores verdiblanca. Detrás de sus doce tantos, la nada. El siguiente en l clasificación es el lesionado César Díaz, con tres dianas. Por eso el Consejo de Administración en buscarle un nuevo acompañante que tome la referencia en punta y permita al murciano vivir con libertad en las cercanías del área. Las probaturas de Viadero con el Torito como único punta han demostrado que ahí no se encuentra a gusto.
Los doce goles de Dani Aquino le sitúan entre los máximos goleadores de toda la Segunda División B. Sólo le superan Boris, del Gavà, con 14;Bautista, de la Real Sociedad B, con 13; y Benja, de la Cultural Leonesa, también con 13. El delantero racinguista empata con Joselu, del Racing de Ferrol, y Borja Iglesias, del Celta B. En una lista en la que curiosamente aparece, con once tantos, su predecesor en el ataque verdiblanco: Dioni, que con el Fuenlabrada suma once goles a estas alturas de la temporada, prácticamente los mismos que anotó el pasado curso (13).
Por todo esto, gran parte de las esperanzas de ascenso del Racing pasan porque el rendimiento de Dani Aquino siga siendo el mismo. De sus embestidas dependerán gran parte de las aspiraciones cántabras.
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