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Sergio Herrero
Viernes, 3 de febrero 2017, 07:19
Salvo por la grada, el Racing se encontrará en Burgos todo lo contrario a lo que son los Campos de Sport últimamente para los equipos foráneos. Nada de facilidades. Un rival al alza, duro de roer y un ambiente hostil para el entrenador verdiblanco. ... El Plantío espera a los cántabros con muchos colmillos afilados. Y el Racing no está para recibir dentelladas. Ganar y sólo ganar. Una buena prueba de fuego de lo que queda desde aquí hasta el final del campeonato y una mejor vara de medir del estado anímico y el nivel de la plantilla verdiblanca tras el cierre del mercado de fichajes.
Sin duda, Ángel Viadero será el principal centro de las miradas. También, a buen seguro, de los silbidos y algún que otro improperio. La abrupta salida hacia Santander del técnico cántabro el pasado verano, en plena confección de la plantilla, no ha sido olvidada por los seguidores blanquinegros. Ya en la primera vuelta, el medio centenar de aficionados desplazados hasta los Campos de Sport le recordó al míster de Canalejas su sonoro desacuerdo. A eso hay que añadirle que, con un proyecto a medio hacer, y con el tercer entrenador tras el verano el exracinguista Paco Fernández sustituyó a Viadero y fue destituido tras la séptima jornada, el Burgos CF, que aspiraba a luchar por los puestos de play off, aún mira de reojo a los puestos de descenso. Con Manix Mandiola la situación ha mejorado, pero aún no se puede relajar.
Lógicamente, Ángel Viadero se trajo consigo su carpeta de futuribles, y a lo largo del verano, y también en el pasado mercado invernal, el Racing se adelantó al Burgos en la consecución de alguno de los fichajes. Por ejemplo, el último en llegar: Abdón Prats. Todo eso ha escocido en El Plantío.
Los caminos de Ángel Viadero y Manix Mandiola se cruzaron ya con anterioridad. En concreto, en la temporada 2009-10, cuando el entrenador cántabro dirigía al Eibar en Segunda División B. Con el equipo en tercera posición y a falta de dos jornadas, la directiva destituyó al santanderino y le dio los mandos de la nave a Mandiola. Finalmente, el conjunto vasco se clasificó segundo, pero no logró el ascenso a Segunda División con un técnico, el eibarrés, que estaba en la lista de candidatos al banquillo verdiblanco el pasado verano si la opción Viadero, finalmente, se iba al traste. Tanto para el Consejo de Administración como para la afición racinguista, era una alternativa aceptable.
El Burgos que se encontrará el Racing en esta ocasión poco tiene que ver con el de la primera vuelta. Mandiola no ha tardado mucho en instaurar su libro de estilo. No es el Tudelano de la pasada campaña, pero se quiere parecer. Visos iniciales de ser rocoso, ordenado y duro. Jugar al límite es la consigna principal. Una receta que a un viejo veterano de guerra del fútbol modesto le ha funcionado allá por donde ha ido. El Racing no lo tendrá fácil en El Plantío.
De hecho, el Burgos llega a la cita con una dinámica muy positiva. Los castellanos acumulan cuatro encuentros sin perder tres victorias y un empate. Diez puntos de los últimos doce posibles. Unos números que le han permitido, por fin, abrir brecha con los puestos peligrosos de la clasificación con los que ha estado coqueteando durante gran parte del campeonato.
Ansiedad propia
Eso, por la parte rival. Pero el Racing tiene otro enemigo a batir y lo tiene frente a frente, pero sólo en el espejo. La ansiedad por convencer, por recuperar ese rendimiento que, por ejemplo, se dejó ver de forma aislada en Pontevedra, con un buen triunfo ante un rival directo. En el plano colectivo y también en el individual, con futbolistas como Dani Aquino, Álvaro Peña, Héber o Samuel Llorca, lejos de su mejor nivel. Las prisas por agradar y encontrarse cómodos sobre el césped les agobia aún más. Necesitan reencontrarse y, en consecuencia, saldrá beneficiado el equipo entero.
Además de para el entrenador, el partido del domingo será especial para dos futbolistas verdiblancos que jugaron en El Plantío: Abdón Prats y Julen Castañeda. El balear tuvo su primera experiencia fuera de casa, precisamente, en la ciudad burgalesa. La relación fue satisfactoria para ambas partes, en una campaña en la que anotó diez tantos en 34 encuentros disputados. Por su parte, el vasco disputó la segunda vuelta del pasado campeonato, tras llegar en el mercado invernal procedente de las sesiones AFE. Viadero, contento con su rendimiento, se lo trajo a Santander nada más llegar.
Apoyo inestimable
Lo más favorable para el Racing, sin duda, será la compañía de su afición. Los seguidores verdiblancos desafiarán una vez más a los kilómetros y a las difíciles previsiones meteorólogicas de cara a la tarde del domingo en Burgos. Se espera un desembarco similar al de la pasada campaña, en la que se superaron los 2.000 aficionados racinguistas en las gradas de El Plantío. Así pues, por falta de apoyo no será.
Por lo tanto, a priori el del domingo se trata de un partido con todos los ingredientes para cumplir con las expectativas de los futboleros. Morbo, intensidad, necesidad y muchas cosas en juego. La jornada promete. Todo preparado para una buena fiesta balompédica que sólo los jugadores racinguistas pueden culminar con un triunfo. Cuando la pelota empiece a rodar, todo dependerá ya únicamente de ellos.
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