Objetivo: Llenar El Sardinero

La directiva racinguista se reunió ayer de urgencia con un sólo punto del día sobre la mesa: Llenar El Sardinero. Durante el largo y tortuoso viaje -después de ver perder con contundencia al equipo- el presidente Manolo Higuera y sus colaboradores sopesaron algunas de las medidas a tomar para lograr que el estadio presente la mejor estampa posible.

Se produjeron conversaciones entre los miembros del consejo y los responsables de las peñas racinguistas para conseguir un consenso. La primera condición que surgió entre las diferentes partes fue la de no regalar las entradas. Pese a ser el modo más sencillo y rápido, a nadie se le escapa que atentaría contra los intereses de todos aquellos socios que han demostrado una vez más su fidelidad al pasar por taquilla y sacarse un abono para el play off. Más de 7.000 seguidores con carné acudieron a la llamada previa de la directiva y sin saber ni cuánto ni hasta cuándo, pagaron el precio para estar presentes en las tres eliminatorias -si es que el equipo superaba las dos primeras-. Por ello y por respeto a ese comportamiento intachable e incondicional, repartir gratuitamente las localidades produciría un agravio a quienes ya desembolsaron su dinero. A nadie se le escapa que la importancia de que el equipo sienta el apoyo de una grada llena se presenta como una prioridad absoluta, pero aún así los responsables no se han planteado esa vía.

Si se consigue el lleno sería el primero en mucho tiempo. La última vez que se ocurrió fue en la temporada 2008-2009, la campaña en la que el Racing jugó la Copa de la UEFA. Lo curioso de aquella histórica temporada fue que se colgó el cartel de no hay billetes en tres ocasiones, pero todas ellas en jornadas ligueras ante el Sporting de Gijón, Barcelona y Getafe, pero no se vendió todo el papel en las otras tantas tardes en las que el Racing jugó de local la competición europea: Shalke 04, Honka y Manchester City.

El estadio santanderino se ha llenado en catorce ocasiones; en diez partidos de Primera División, uno en Segunda, otro en la fase de ascenso a la máxima categoría y una última vez en un encuentro de la Copa del Rey. No es nada fácil completar el aforo, algo más de 22.000 espectadores, y prueba de ello son las cuatro ocasiones más recientes en las que el club pasó por una situación tan delicada como la que vive en estos momentos.

Cuatro situaciones similares

En 2015, el equipo se la jugaba para no descender a Segunda B en la última jornada liguera ante la Ponferradina. Ese día se rozó el lleno, pero no se logró; lo mismo ocurrió una temporada antes y hasta en dos ocasiones en la siguiente campaña. En 2014, el Racing jugaba el partido de vuelta ante el Llagostera, con un ascenso a Segunda en el aire y la entrada fue de 18.000 espectadores; en 2016, el equipo jugó dos partidos como local en el play off. Ante el Reus se metieron en el campo 16.000 aficionados, mientras que quince días después, frente al Cádiz, fueron algo más de 14.000 los que apoyaron como pudieron a un Racing que terminó quedando apeado de la lucha por el ascenso.

Ahora, el equipo vive un escenario similar. Hace diez días asistieron a El Sardinero 10.000 espectadores en el partido de vuelta ante el Rayo Majadahonda, aunque el 1 a 3 de la ida no hacía presagiar un desastre. Sin embargo, después de lo sucedido en Villanueva de la Serena, la necesidad de que el estadio reverdezca viejos laureles se hace vital. En el club confían más que nunca en el efecto que siempre ha producido El Sardinero. El campo tiene ahora la última palabra.