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Con el acuerdo que el Racing y Antonio Tomás cerraron el pasado 11 de diciembre se pone punto final al capítulo de despidos que la nueva dirección deportiva puso en marcha el pasado mes de julio. Primero decidieron rescindir los contratos de los técnicos ... Javier Pinillos y Adolfo Mayordomo y posteriormente los de los futbolistas de la primera plantilla Álex García, Raúl Domínguez y a última hora el del propio Antonio Tomás, que fue el último en resolver. Los dos primeros acabaron en juicio, incapaces de llegar a un acuerdo previo entre las partes, mientras que los tres litigios con los futbolistas se resolvieron en última instancia con un acuerdo que evitó el desenlace judicial.
A Antonio Tomás le faltaba por cumplir un año de contrato como futbolista y la posibilidad de prolongar su relación con el club sumándose al cuerpo técnico, siempre y cuando el primer equipo militase en Segunda División. Es decir, la condición para continuar en el club sería el ansiado ascenso que aún no ha sido posible. Ambas partes ya se vieron las caras en el Orecla (Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales) sin que mediase un pacto por lo que se fijó una vista para el juicio el 11 de diciembre. Finalmente, ambas partes evitaron el paso por los tribunales al mediar una resolución amistosa antes. Ninguno de los afectados, la entidad y el jugador, han querido precisar los términos del pacto, pero el posible acuerdo rondó los 45.000 euros, -el de Cartes cobraba todo en neto- cantidad que el Racing deberá abonar al futbolista en concepto de indemnización.
Adolfo Mayordomo La sentencia judicial obliga al Racing a pagarle 94.000 euros.
Javier Pinillos La sentencia le fue favorable. El club deberá abonarle 97.000 euros.
Raúl Domínguez Cerró un acuerdo antes del juicio. El Racing le abonó 35.000 euros.
Alex García Llegó a un acuerdo con el club antes del juicio. Le abonó 45.000 euros.
Antonio Tomás Acordó con la entidad un pago sin juicio. Alrededor de 45.000 euros.
El montante hace referencia a la temporada que aún le faltaba como futbolista y lo que realmente generaba un conflicto era la valoración de esa supuesta prórroga que firmaría al finalizar su carrera como futbolista. El último en ponerse a la cola de un difícil arreglo, por tanto, fue Antonio Tomás. Su caso, esperado desde el pasado mes de mayo al finalizar la pasada campaña, era un tanto especial debido a esa cláusula tan singular que hubiera prolongado su vinculación al término de esta campaña -la última como futbolista- pasando a cumplir funciones propias de técnico. Al no producirse el ascenso a la Segunda División dicha cláusula pudo haber quedado en nada y fue, por tanto, trabajo de los abogados defender delante del juez la circunstancia un tanto extraordinaria. Este periódico se puso en contacto con el jugador, pero prefirió no hacer ningún tipo de declaración, manteniendo la misma postura discreta que le caracterizó desde que su nombre comenzó a estar incluido en la lista de salidas.
Estos despidos son uno de los pocos lunares que se pueden achacar a la nueva dirección deportiva y a sus jefes desde que tomaron las riendas del club. No los despidos en sí, puesto que en el fútbol semiprofesional en el que se mueve el Racing están a la orden del día, sino más bien las formas y la política que se ha llevado con ellos. Al margen de la indignación, que produjeron en su día, sobre todo los de los dos técnicos, Mayordomo y Pinillos -hombres de la casa con cerca de veinte años de antigüedad- a la entidad le va a suponer alrededor de 320.000 euros en indemnizaciones por rescisión de contrato anticipada. En tres de los casos se produjo un acuerdo amistoso y en otros dos hubo que acudir a los tribunales. Como es evidente y dada la antigüedad acumulada por ambos, los litigios de Mayordomo y Pinillos fueron los más costosos. Al primero, que junto con el actual utillero de la primera plantilla y el responsable de mantenimiento, Manolo San Juan y Tomás Carrera, era el empleado con más años acumulados en la empresa, el club deberá abonarle 94.000 euros. Llegó a la entidad de la mano de Santiago Gutiérrez Calle (director de la cantera) y pasó por todas las categorías, comenzando en los juveniles, pasando por el filial hasta llegar al primer equipo, con el que trabajó en Primera, Segunda y Segunda B.
Ejerció de preparador físico, delegado, 'scouter' e, incluso, entrenador. La llegada de un nuevo cuerpo técnico, encabezado por Iván Ania, con su preparador físico, segundo entrenador y preparador de porteros produjo su despido y el de Javier Pinillos, que en los últimos años y tras la salida de Pedro Alba se había encargado de los guardametas. Al que fuera cancerbero del primer equipo, ademas de ocupar varios puestos más en el apartado técnico, incluyendo el de entrenador, la sentencia judicial le fue favorable y obligó al Racing a pagarle 97.000 euros. Ambas sentencias están recurridas por el club.
El desenlace de Mayordomo y Pinillos fue una sorpresa. Su apego y versatilidad les había convertido en personas de confianza de la diferentes directivas. Nunca estuvieron vinculados personalmente a un entrenador concreto ni a ningún dirigente en especial. Fueron hombres del club desde su entrada a la estructura verdiblanca. No se barajó la posibilidad, como sí ocurrió en otros casos, de que ambos pudieran pasar a cumplir otras facetas en la entidad. Su despido fue fulminante. También salieron de la entidad Oriol Lozano -exjugador-, que formó parte del cuerpo técnico durante los últimos años y al que no se le renovó el contrato, pese a que se le llegó a preguntar si estaría dispuesto a ejercer otras funciones.
El caso de Álex García y Raúl Domínguez respondió a criterios técnicos puramente. Ambos tenían firmada una temporada más y se decidió no contar con ninguno de los dos. Se les ofreció pagarles hasta el último día trabajado, pero sin indemnizarles por el año que restaba. Al no haber acuerdo se citaron en el Orecla, donde tampoco lo hubo. En el caso del de Beranga, la decisión llegó desde el punto de vista técnico, mientras que con el de Cayón también influyeron los aspectos reglamentarios, ya que la dirección deportiva buscaba un portero de menos de 23 años para que no ocupase una ficha profesional. En cualquier caso, los dos acabaron arreglándose con el Racing por un montante de 80.000 euros y así evitar el juicio.
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