A nueve puntos de una permanencia en la que ya ni el propio Racing cree

Y es que, por si la diferencia fuera poca, lo que condena a los de José Luis Oltra es la cantidad de rivales que tendría que superar. A falta de ocho partidos para el final parece factible que algún equipo sufra un hundimiento, máxime entre los más modestos y, por lo tanto, con menos recursos. Pero remontar cuatro puestos se antoja una misión imposible

Según las cuentas que lanzó el propio José Luis Oltra, para evitar el descenso era necesario sumar siete u ocho victorias en las once jornadas que restaban con la reanudación de la Liga. Poco más de una semana después solo se ha sumado un punto: El empate ante el Girona. Dos derrotas en casa frente a dos adversarios directos como el Lugo y el Tenerife han condenado al Racing a una evidencia reveladora: Necesitaría casi un pleno (y ni siquiera se puede asegurar que no fuera necesario ganar los ocho) para mantener la categoría. La estadística dice que 53 puntos lo garantizan. Los 50 no necesariamente.

Los empates de Deportivo y Extremadura no han influido demasiado en la clasificación, al menos en lo que al Racing se refiere, y concluirá hoy con un Sporting-Oviedo. En caso de que los carbayones se impongan en El Molinón se alejarán a once puntos, con lo que esta nueva distancia supone en la lucha por mantener la categoría.

A falta de ocho jornadas, sin embargo, el Racing no está matemáticamente descendido, de modo que el club ha tratado también esta semana de mantener aún el discurso institucional de que mientras haya opciones se deben agotar. Así parece condenado a seguir unas jornadas, con la evidencia de un descenso casi inevitable, pero en esa extraña situación de comprobar que aún no es matemático, y que con facilidad podría seguir sin serlo durante otras tres o cuatro jornadas.

El partido de anoche entre el Fuenlabrada y el Numancia (2-0) puso fin al programa dominical en una cita que ha resultado decisiva para la diferencia perdida que acumula el Racing.El martes arrancará la jornada 35, en la que los cántabros deberán medirse –el miércoles– a otro recién ascendido, la Ponferradina, que a diferencia de los de Molina ya tiene encarrilada la permanencia. Después los verdiblancos recibirán al Albacete en una cita en la que salvo sorpresa mayúscula –y nada se puede descartar, dada la rápida evolución de los acontecimientos– será a puerta cerrada. Después la visita al Extremadura puede certificar, según cómo evolucionen los acontecimientos, el descenso.