La afición del Racing, contra los elementos

Así que, lo de disfrutar de Huesca en las horas previas, complicado. Cada uno se buscó la vida como pudo. Meterse en un establecimiento y no moverse de ahí, a ver si nos dan de comer. La catedral, de reojo, al pasar en busca de cobijo. Otros se metieron directamente en un centro comercial, como si fuesen a encontrar algo distinto a los que tienen al lado de casa, pero mal tiempo manda. Y los más valientes, con el paraguas, que, al fin y al cabo, en Cantabria uno debería estar acostumbrado.

Nunca mejor dicho, la ciudad aragonesa era un goteo de bufandas y chaquetas -porque no hacía para camisetas- verdiblancas. Es difícil estimar cuántos seguidores racinguistas han llegado hasta estas tierras hasta que se ubiquen todos en la grada. De 200 en adelante.

Algo más de suerte tuvieron los que ya habían llegado el viernes, que al menos pudieron dar algún paseo por las calles oscenses. Hubo, incluso, quien se acercó hasta el hotel de concentración del equipo para darle bienvenida.

Así que, en esta lucha de la afición verdiblanca contra los elementos, el viaje sólo merecerá la pena si es para llevarse los tres puntos en el petate. Lo demás habrá sido un esfuerzo en balde.

A eso de las 13.00 horas, asomó el sol, tímido. Con el temprano horario del partido, a muchos les pilló ya comiendo. Otros, aprovecharon el receso climatológico para, por fin, pasear y llevarse algo más de recuerdo que lo puramente futbolístico. La Plaza de Navarra ha sido el punto de encuentro de los racinguistas que se han desplazado para ver el partido.