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A diferencia de la temporada pasada, en la que Peña Herbosa se convirtió casi en una zona de guerra y el enfrentamiento entre radicales de Oviedo y Racing puso a Santander en todos los informativos, en esta ocasión hubo calma. Los cientos de aficionados carbayones ... que desde antes del mediodía se daban cita en la capital cántabra, convirtieron esa calle santanderina en un lugar de buen ambiente, risas, cánticos y ningún incidente.
Sobre las once de la mañana, algunas camisetas y bufandas del Oviedo se dejaban ver por la zona de Castelar. Minutos antes, en otra zona de la ciudad, la Policía Nacional custodiaba a los que previsiblemente querían 'liarla'. Por Marqués de la Hermida escoltaba a un buen grupo de personas, la mayoría ataviadas de negro.
Por Castelar, Peña Herbosa... Poco a poco empezaban a dejarse ver los asturianos. Y fue abrir el primer bar en Peña Herbosa y empezar la concentración. Poco a poco iban llegando y se iban sucediendo los cánticos, de mejor o peor gusto, estos últimos acordándose de Santander y, sobre todo, de su 'querido' Sporting de Gijón. De cuando en vez, algún coche de la Policía Nacional pasaba por Peña Herbosa, aún no cortada al tráfico. Por si acaso alguno tenía intención de desmandarse un poco.
Mario Peláez venía del mismo Oviedo. «Es un viaje corto y cómodo. A pasar el día y que gane el Oviedo», señalaba con una sonrisa. Lo que pasó el curso pasado escuece a la gran mayoría de buenos aficionados carbayones. «Que gane el mejor y que no haya incidentes. Por cuatro descerebrados que lo quieren empañar todo...». Manuel Ángel Lorences y su esposa Montserrat Fernández venían de Langreo. «Tranquilidad lo primero», decía él. «Y a pasar un día estupendo», recalcaba Montserrat. «Que es un partido de fútbol. No 'ye' una guerra. 'Ye' deporte», decía Manuel Ángel con todo su acento asturiano y toda la sabiduría del mundo. Ellos están curados de rivalidades absurdas. «Tenemos un hijo que es del Sporting. Y vive al lado del campo del Oviedo», reconocía divertida Montserrat.
Dos 'Maites', Álvarez y Rodríguez, venían con la Peña Orgullo Carbayón. «Es un viaje corto, maravilloso. Y encima, ¡qué dia!. ¡Qué suerte hemos tenido», señalaba la primera de ellas. A ella le disgustó especialmente lo ocurrido en Peña Herbosa la pasada campaña. «Es que empañan lo que puede ser una fiesta». Con amigos del Sporting tienen «un pique sano», como lo pueda ser con el Racing. «Pero cuando no es sano, no es divertido». Su amiga Maite Rodríguez reiteraba ese deseo de que «nadie lo estropee», porque es un día «para pasarlo bien, animar al Oviedo y que gane el mejor». Como toda buen aficionada al fútbol presumía de que la afición de su equipo, el Oviedo, «es la mejor afición del mundo».
Por Peña Herbosa los colores verde y blanco del Racing brillaban por su ausencia. Pocos aficionados se atrevían a mezclarse con la marea azul y la mayoría, pasaba de largo para ir a tomar algo a calles aledañas y alejadas del bullicio carbayón.
Sobre las dos y media, un par de coches de la Policía Local velaban porque en Peña Herbosa, cortada al tráfico un par de horas antes, siguiese la cosa tal y como estaba. Otro vehículo vigilaba por el otro extremo de la calle, el que va a dar a la rotonda de Castelar. Poco a poco, algunos aficionados carbayones empezaban a caminar hacia los Campos de Sport de El Sardinero para hacer bueno ese dicho de que si no hay noticias, son buenas noticias. Aficionados en una calle de una ciudad animando a su equipo. Nada más que eso.
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