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A ver cómo se cuenta esto sin acabar ingresado en la unidad psiquiátrica de Valdecilla. Por que a lo de Cardiología ya anda la parroquia acostumbrada. El Racing iba a ganar. Lo tenía hecho. 0-2 al descanso. Superioridad. Luego iba a perder. Se veía ... venir. Con uno menos. Empata el Zaragoza. Y, de repente, Aldasoro que se empeña en ser héroe. Golazo. Minuto 98: «¡Ya está! ¡Ya está!», gritaba José Alberto a saltos en el banquillo pidiendo la hora. Penalti a favor del equipo maño. Ni vírgenes ni santos. Gigantes. Ezkieta culminó el milagro. Y el Racing, que reescribió el pregón y aguó las inminentes fiestas de El Pilar a todo el personal, rompió al fin la maldición de casi tres décadas sin ganar en La Romareda. Para afianzarse en el liderato. Quién te ha visto y quién te ve.
La derrota frente al Cartagena no hizo cambiar ni un ápice la idea de José Alberto. Tampoco tenía por qué. Así, en el once cumplió con lo previsto, con la entrada de Pablo Rodríguez en la mediapunta en lugar del canterano Jeremy. Y después, como novedad novedosa, dio entrada a Saúl García en lugar de Mario García en el lateral izquierdo. En las preferencias, entre uno y otro lo único diferente es el nombre de pila.
Zaragoza
Poussin, Tasende, Kósa, Francho (Pau Sans, min. 78), Bernardo Vital, Calero (Luna, min. 92), Toni Moya, Aketxe, Liso, Bazdar (Iván Azón, min. 72) y Soberón (Marí, min. 78).
2
-
3
Racing
Ezkieta, Michelin (Pol Moreno, min. 80), Saúl García, Manu Hernando, Montero, Aldasoro, Vencedor, Andrés Martín (Íñigo Sainz-Maza, min. 54), Íñigo Vicente (Suleiman Camara, min. 54), Pablo Rodríguez (Javi Castro, min. 54) y Arana (Ekain, min. 72).
Equipo arbitral Sesma Espinosa, del Comité Riojano, asistido en las bandas por Ortuño Sierra (La Rioja) y Bernal Martín (Madrid). Cuarto:Morilla Turrión (Navarra);VAR:Caparrós Hernández (C. Valenciana) y AVAR:Mallo Fernández (Castilla y León).
Goles 0-1, min. 32: Pablo Rodríguez. 0-2, min. 39: Íñigo Vicente. 2-1, min. 57: Tasende. 2-2, min. 65: Soberón. 2-3, min. 70: Aldasoro.
Amonestaciones Amarilla a los locales Bernardo Vital, Toni Moya y Francho y a los visitantes Pablo Rodríguez, Íñigo Vicente, Ezkieta y Manu Hernando, este último en dos ocasiones. Expulsó al entrenador de porteros del Racing, Pedro Dorronsoro, y al segundo entrenador, Pablo Álvarez.
El partido arrancó incómodo. Conejero. Como un playero Barlovento-Ferretería Montañesa. El arenal de La Romareda no daba para muchas florituras. Tener la posesión ya era un logro. Una buena combinación desde atrás del Racing llevó a Pablo Rodríguez hasta la línea de fondo y su balón atrás, dando botecitos, lo remató Arana, con el tobillo, a las obras del estadio maño.
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Marcos Menocal
Afinó mejor el canario peliverde en la siguiente acción. Asistido por el mismo compañero. También desde la izquierda. Arana ganó la posición a los defensas y la enchufó al fondo de las mallas. Pero había fuera de juego. No por mucho, pero sí. El caso es que el cuadro cántabro iba comiendo la tostada al Zaragoza minuto a minuto. Acción tras acción. Andrés Martín, desde la frontal, probó suerte con la izquierda. Raso, a las manos de Poussin.
El problema era empezar a perdonar. El Racing pilló a la zaga maña mirando el programa de fiestas. '¿A qué hora quedamos?', debieron comentar los hombres de la retaguardia local. Arana llegó antes al punto de encuentro. Íñigo Vicente sacó rápido una falta lateral y el delantero, solo a la espalda de sus marcadores, intentó rematar de primeras. Defectuoso, se lo puso fácil al guardameta. Otra vez más, el nueve, con pocas opciones, conectó con un balón en el primer palo, pero tenía complicado dirigir la pelota hacia la portería.
El Zaragoza cayó en la trampa racinguista. Arana se puso un cachirulo en la boca como los forajidos del lejano Oeste. Se acercó por la espalda a Bernardo Vital y, en la salida del balón, le robó el esférico, la cartera, el teléfono, la llave del coche y la clave del banco. La pelota le cayó a Andrés Martín, que hizo bueno el hurto y la metió en el área para un fantástico desmarque de Pablo Rodríguez, que empujó a gol. Hubo suspense. En plena celebración, el árbitro recibió la llamada de Las Rozas. ¿Qué pasa? Arana estaba dentro del área cuando los locales sacaron de puerta. Vital ya había cruzado la línea y el canario cometió el atraco. Vistos los antecedentes, todo apuntaba a que el tanto iba a ser anulado, pero Sesma Espinosa le llevó la contraria a los de la sala madrileña. 0-1.
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Borja Cavia
Sin haber empezado las fiestas, los defensas zaragocistas andaban groguis. Mareados. Andrés Martín quiere estar con Joao Neves, Messi e Íñigo Vicente entre los jugadores que más ocasiones crean del mundo. Va por buen camino. Desde su casa en Aguadulce, le puso un balón fantástico al mago de Derio a la espalda de la defensa. El vasco, con más clase que la UC, la puso de vaselina, por encima de Poussin, al fondo del arco. La superioridad era manifiesta por parte verdiblanca. Y el acongojo de la defensa local, atenazador. Todavía antes del descanso, a un Vital con total ventaja, le llevó el balón Arana, aunque el remate final del canario salió demasido flojo, al centro. Pero el triunfo parecía estar ya para ponerle un lacito y dárselo a los utilleros para que lo metiesen en la maleta, de vuelta a Santander.
El pelotazo de Íñigo Vicente al cielo aragonés al inicio de la segunda parte no dio tregua. Saúl García agarró el balón en la frontal del área y su disparo se desvió tras chocar con el trasero de un futbolista local.
Con Paco Lobatón buscando al Zaragoza y el Racing desatado, el tercero era cuestión de tiempo. Los verdiblancos montaron una jugada estratosférica. El pase atrás final de Andrés Martín lo tocó lo justo Kósa para dificultar el remate de Arana.
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Pero, si no tiene emoción, este Racing no lo quiere. Cambio de guion. En una falta en el centro del campo, cortando un contraataque, Manu Hernando vio la segunda cartulina amarilla. ¿Rigurosa? Seguramente, pero viendo dónde había puesto el listón el árbitro desde el primer minuto, sorpresa ninguna. José Alberto reestructuró el equipo. Y lo hizo fuertemente. Quitó a Andrés Martín e Íñigo Vicente. También a Pablo Rodríguez. Para dar entrada a Íñigo Sainz-Maza, Suleiman Camara y Javi Castro.
El paisaje cambió por completo. En nombres sobre el terreno de juego, en dinámicas y ahora también en el marcador. El Racing ya había metido el trasero en su área. Un centro de Aketxe que tocó en una pierna racinguista le complicó la vida a Ezkieta. Córner. Yen ese saque de esquina, el balón le cayó rechazado a Tasende al otro lado de la ciudad y, desde allí, de volea, iba a ajustar para recortar distancias.
El equipo cántabro estaba temblando y quedaba más de media hora. ¿Rezar a la virgen del Pilar? No, a Jokin Ezkieta. Brutal la parada del navarro. Pero brutal, brutal, ¿eh? Saúl García que hace de asistente en su intento de... no se sabe qué y Mario Soberón que la pega con el alma. Ezkieta, felino, la saca de forma increíble. En la siguiente, el de Unquera no se iba a andar con remilgos. Montero le dio demasiadas facilidades y el cántabro hizo el empate.
Llevaba el Racing casi veinte minutos sin salir de su campo. Desde la expulsión. Aldasoro avanzó con la pelota. El equipo cántabro rondó el área zaragocista. Sin mucho éxito. Sin Andrés Martín ni Íñigo Vicente, faltaba imaginación y talento. ¿Seguro? Aldasoro vale para todo. Hasta para disfrazarse de jugón. Mortadelo. Invadió la frontal por la derecha. No encontró mejor opción que la increíble. Con la zurda, la puso en la escuadra contraria. Santo golazo. 'No me lo creo ni yo', parecía decir con la cara el todoterreno vasco. Pues créetelo. 2-3. Ahora, que no se escape. Ekain sustituyó a Arana en la delantera. Y un rato después, Pol Moreno reemplazó a Michelin. Candado.
El sopapo a mano abierta del de Beasáin niveló bastante las cosas. El equipo cántabro revivió. El Zaragoza seguía dominando, pero el Racing ya no agonizaba como cuando el choque iba empate. Era cuestión de aguantar. Como decía Luis Aragonés, por lo civil o por lo criminal. Como los maños tampoco testaban demasiado a Ezkieta a esas horas de la tarde, en un tímido avance verdiblanco, Íñigo Sainz-Maza se atrevió a disparar desde lejos. A tribuna, pero bueno, jugada finalizada. Tiempo ganado. Un poquito más cerca. Ocho minutos de añadido.
El Racing tuvo más oficio. Más consistencia. Yel Zaragoza divagó en su frustración. Hasta que, en el 98, Montero y Toni Moya disputan por el aire un balón colgado al área. El zaragocista cae al césped. El racinguista hace un gesto: 'Venga, hombre, levántate'. Sesma Espinosa, ve un codazo y pita. Penalti. La victoria pendía de un milagro. Aketxe parecía infalible. Pero Ezkieta se hizo imbatible. Paradón. Redención tras el error de la pasada jornada. Ya estabas perdonado. Final. Bendita locura.
Te quiero, @JokinEzkieta.#LaLigaHighlights | #RealZaragozaRacing https://t.co/TswLjNI6Pb pic.twitter.com/EZlVu5GXYt
— Real Racing Club (@realracingclub) October 5, 2024
Y el Racing durmió líder en solitario por la derrota del Burgos. Tropecientos años después. 'Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras' fue una obra de Miguel Hernández. En su primer acto, el joven protagonista pierde su candidez obnubilado por la tentación de la carne. En el segundo, el ya hombre conoce la fatiga y la discordia. Las penurias por los excesos y las malas decisiones. ¿Les suena? Alegoría del racinguismo. Pero en el último acto, o Estado del arrepentimiento, el hombre acaba redimido con un final en apoteosis de ascensión de su alma al paraíso. Apoteosis. Ascensión. Paraíso. In that order. Ilusión persecutoria.
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