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Sabiendo que nunca es tarde, mi pie siempre en el estribo. Y cada paso que piso, un paso menos que dar. El caso es andar. Esta estrofa de la canción, 'Andar', de la inolvidable Cecilia creo que define muy bien lo que esta semana ocurrió ... alrededor nuestro.
Quique Setién -que tiene un discurso en el que se le entiende todo y no vende brisa de El Sardinero embotellada- fue entrevistado en este periódico, donde reconoció el gran trabajo realizado por Manolo Higuera y Víctor Diego en la supervivencia del club, pero en el que no compartía el modelo deportivo realizado durante este tiempo. Y comprobamos que todo lo del Racing le preocupa y en su libertad para opinar lo hace de su equipo, como es él sin arrugas. Aunque pensamos que este debate ahora es estéril por su trabajo actual en el Betis y la distancia que le impide calibrar el estado de la cantera racinguista. Como es habitual con sus opiniones, estas no dejan indiferente a nadie del entorno racinguista.
Después de las siempre valiosas consideraciones de Quique, se imponía ver sobre el terreno de las Instalaciones Nando Yosu una de esas citas que marcó en el calendario como cita inexcusable: un partido de cadetes entre el Racing ‘A’ y el Perines, que me mantuvo pegado al suelo lleno de esperanza por lo que veía. El largo camino que empiezan a recorrer algunos de estos niños de la mano serena de Sergio Matabuena, excelente profesor que no necesita de aspavientos para la galería, con la capacidad para no encorsetar la imaginación y saber conjugar la organización del juego con la estimulación de la creación. Un buen binomio entre incipientes caminantes hacia el triunfo y el guía experto en templanza para los malos pasos que puedan dar.
Después a ver cómo se está gestando en las instalaciones nuestra próxima estrella fugaz (ese jugador que cada ciclo –aproximadamente cada diez años– sale a maravillarnos con su juego en los Campos de Sport por poco tiempo), acudí a presenciar el Racing-Bilbao Athletic. El partido no lo veía claro antes de empezar y al acabar nos dejó con tres puntos más, que es lo que suma. Pero entre el comienzo y el final, algunas cosas de Héber, que se diluye en demasía. También el gol de Quique y lo difícil que es jugar en esa parcela en este equipo, la reaparición de Antonio, que se vio tragada por la inactividad competitiva, nuestros goleadores tuvieron un día de contrastes y no fallaron ningún tanto ni ocasiones para realizarlos. Malo. Y sin duda positivo otra vez el cero en la portería de Iván Crespo, con dos paradas antológicas, que no están en su contrato. Y una pregunta que me embarga, ¿por qué se interrumpe el buen momento de algunos jugadores para meter a otros con calzador?
Como la esperanza es lo último que se pierde, aun jugando como yo lo veo flojo, aburrido y de propina, este domingo pasado sufriendo hasta el final, vamos recortando distancia con alguno de los que nos preceden. Cuando lleguen unas mejores actuaciones… Bueno, hasta entonces como dice la canción: el caso es andar.
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