Los años dorados del carné

La cola de estos días ante las taquillas de los Campos de Sport es la canción hecha realidad. Pese al desastre antes del parón navideño, pese a la crisis y a ese último gol del Eldense, la ilusión sigue instalada en el racinguismo. Nos persigue. Tanto que, con el equipo en Segunda, el club puede terminar esta temporada –suba o no– con uno de los mejores resultados de su historia en cuanto a número de socios. Si eso no es ilusión...

El año con más abonados no es difícil de imaginar. La UEFA. Temporada 2008-2009. Esa campaña –aunque en resultados fuese un poco decepcionante– se alcanzaron los 19.262. Una cifra histórica. Claro, la clasificación para jugar en Europa se consiguió, en realidad, un año antes, la temporada anterior. Así que tampoco cuesta mucho acertar el segundo ciclo con más carnés en los bolsillos de los aficionados. El de la 2007-2008. En total, 19.045. Años dorados. El tercero en esta clasificación no anda lejos. Hubo un bajón curioso tras el paseo por Europa, pero, aún así, se cerraron 17.847 abonos en la 2009-2010. Y los números de este año, en circunstancias muy distintas (Segunda División y el recuerdo muy lejano de la máxima categoría tras tocar fondo), van a rondar esas cantidades. Con la campaña de invierno en marcha y a buen ritmo, ya se han superado los 17.000. De hecho, si se toma en cuenta para la suma el carné de simpatizante (hay 1.360 hasta el momento), el Racing ya superaría su tercera mejor marca.

Toca recordar. Para situarse en el año en que se consigue la clasificación europea hay que fijarse también en la campaña anterior. La 2006-2007 fue una buena temporada. El entrenador fue Miguel Ángel Portugal, se cerró el retorno de Munitis, Colsa y Luis Fernández y llegaron futbolistas como Scaloni (actual seleccionador de Argentina, campeona del mundo) o Zigic (fue el primer año del 'dúo sacapuntos'). El equipo acabó décimo en Primera División. Buen balance y, en las taquillas, 16.351 socios.

Eso ya dejó un buen poso, que se reforzó para el siguiente ciclo con el fichaje de Marcelino como entrenador (y, con él, Duscher, Ayoze, Jorge López, Tchité, Smolarek, César Navas...). La ilusión llevó a los aficionados a la 'ventanuca' de la esquina de los Campos de Sport para sacar el abono en verano y en invierno (para la segunda vuelta). Hubo euforia. La sensación en el racinguismo de que ya tocaba, más allá de la permanencia, conseguir algo. Y se hizo. El equipo terminó sexto con un juego basado en la solidez general, con el gol muy repartido (Tchité marcó siete, Jorge López seis, Munitis y Duscher cinco...). Fue un año 'disfrutón' al que se sumó el éxito de la Copa, con la clasificación para semifinales ante el Getafe y la fiesta vivida en Hoznayo tras eliminar al Athletic en San Mamés con el famoso gesto de Tchité.

El último partido de Liga es de los que se guardan en el museo. En las vitrinas de la sala de trofeos. Ante Osasuna, en casa, y con el gol de Iván Bolado en el 84 que regalaba a los racinguistas un viaje a París.

Éxtasis y colas en las taquillas. Récord de abonados. Juan Ramón López Muñiz fue el entrenador elegido tras la marcha de Marcelino. Lacen, Valera, Jonathan Pereira, Luccin... Al técnico se le acusó de no entender lo que suponía el viaje por Europa para el racinguismo (sobre todo, en el partido ante el Twente, el único que perdió el equipo en la UEFA). En Liga, con algunos apuros (sobre todo en el arranque), el Racing terminó en el puesto doce. Eso sí, fue necesario traer de vuelta al gigante Zigic en el mercado invernal. El mejor fichaje de la historia en ese periodo. Lo dicen los datos: marcó trece goles en 1.688 minutos y entró de lleno en la biografía racinguista (si es que no lo estaba ya tras su primera campaña en Santander).

Los 19.262, en todo caso, vivieron momentos inolvidables en El Sardinero y lejos de Santander. Por aquí pasaron futbolistas como Neuer, Rakitic (por entonces ambos en el Schalke 04), Schmeichel, Elano, Hamann, Zabaleta, Robinho o Kompany (estrellas de un Manchester City que ya se gastaba millonadas en jugadores). Aunque los cántabros no pasaron de la fase de grupos, presumieron de no caer ante nadie en su estadio. Y tampoco en el Parque de los Príncipes. Al Racing siempre le quedará París, con el golazo de Colsa y el empate ante el PSG de Kežman o Makélélé, entre otros jugadores.

La resaca europea vino con dolor de cabeza. Los casi 18.000 socios de la temporada siguiente pueden parecer muchos, pero suponían, en realidad, una caída considerable. Y no ayudó el arranque en la Liga. Juan Carlos Mandiá duró diez partidos y el equipo se movió por la zona baja de la tabla. El club recuperó entonces a Miguel Ángel Portugal. Se logró la salvación y hasta hubo tiempo para otro sueño, con una nueva parada en Hoznayo incluida: la segunda semifinal de Copa, esta vez ante el Atlético de Madrid (el míster aún le recuerda a Mateu Lahoz el penalti que pitó a favor de los madrileños dos metros fuera del área).

Eran otros tiempos. Largas etapas en Primera División. Resulta curioso al estudiar la tabla de años y número de socios (son datos que facilita el club) los 8.553 que hubo en la 93-94, la que vino después del mítico ascenso en la promoción con el Español. No son muchos más de los que hubo en la 16-17, en Segunda B (8.282). En la 02-03, la siguiente que incluyó un retorno previo a la cima del fútbol español, se alcanzaron los 15.792.

Por todo –años con buenos y malos recuerdos, otras categorías, distintos escenarios–, ver la cola en los Campos de Sport estos días y saber que ya van más de 17.000 abonados es un síntoma. La ilusión nos persigue y el racinguismo, la grada, no ha caído en ninguna mala racha. Que sirva de estímulo para el césped.

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