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La sabiduría popular del fútbol dice que se juega como se entrena y a juzgar por las sesiones de preparación que está realizando el Racing esta pretemporada, cuando arranque la Liga el próximo 14 de agosto el equipo de Guillermo Fernández Romo debería ser, siguiendo ... esta máxima, un equipo intenso y exigente. Porque sus entrenamientos desde que han regresado a La Albericia están lejos de la dinámica de estiramientos, rondo y partidillo que realizaban la pasada campaña. No hay más que ver el semblante de los jugadores estas primeras semanas, exhaustos y con una botella de agua en la mano. La exigencia física es patente y minuciosa. Segunda División es una categoría que demanda más precisión. Son cruciales esas milésimas de segundo en cada jugada. Los jugadores aceleran más, pegan mejor y tienen picos de velocidad más altos.
El Racing lo sabe y por eso ya se ha subido al tren de la exigencia. Misión:ser competitivos. «Tratamos de cuidar mucho a los jugadores, que sobre todo no se lesionen y que podamos seguir un ritmo de entrenamiento que nos haga tener esa competitividad dentro del equipo y todo el mundo esté enchufado», explica Xavi Arnedo, preparador físico del Racing. Para empezar las dobles sesiones se han convertido en una tónica dentro del plan semanal. Se trata de llegar a punto para el primer el primer gran puerto de montaña que tiene que escalar el Racing, su debut en Liga el 14 de agosto ante el Villarreal B. sin contar los tres amistosos que le quedan por disputar durante este verano. Ayer el equipo regresó a La Albericia tras una jornada de descanso y entrenó por la tarde, pero hoy lo hará en doble sesión, mañana jueves de nuevo por la mañana y el viernes, una jornada antes del partido ante el Burgos, tambien de Segunda División, todo el equipo permanecerá concentrado en el Hotel Milagros Golf, de Mogro, después de la sesión de la tarde para realizar la primera convivencia de la temporada antes de viajar hasta Villaviciosa.
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4entrenamientos, con alguna sesión doble, realizará el Racing en lo que queda de esta semana festiva para prepararse antes del partido ante el Burgos en Villaviciosa.
90minutos dura cada sesión por los 45 que solían prolongarse la pasada temporada. Más tiempo sobre el césped y más trabajo de gimnasio para afrontar el curso en Segunda.
La intensidad no es lo único que ha crecido en La Albericia. Los minutos de cada sesión también se han incrementado. Si el curso pasado las sesiones duraban unos 45 minutos, ahora rondan los 90. Y desde las 10.00 horas no se escatima no una gota de sudor. Todo empieza después del desayuno que toda la plantilla hace a esa hora en La Albericia. «Comenzamos trabajando la movilidad, glúteo y 'core'. Es una activación para que el jugador se sienta más cómodo», explica Arnedo, que después traslada el trabajo al gimnasio. «Media hora de trabajo de fuerza y depende del día, irá orientado a fuerza general a una zona específica. Además, hay jugadores que hacen de forma individual el trabajo que les hemos marcado para fortalecer algún músculo en concreto», desgrana.
Le toca el turno a los fisioterapeutas y después, al 'prao'. Ahí se trabaja velocidad, dirección, saltos... Pero Guillermo Fernández Romo es el que manda. «Va según lo que requiera el míster. Ahí marco un poco los tiempos según cómo están los jugadores y lo que queramos ese día», explica el catalán. Y es que el físico debe trabajarse para aguantar una temporada larga. En Segunda apenas habrá parones más allá de una semana en noviembre y por Navidad. No es como en el fútbol de Primera, donde las selecciones sí que obligan a detener la competición. Es un largo sprint. La clave está en una gestión diferente de los descansos. En dosificar esfuerzos. Se trata de aguantar toda la temporada y llegar bien a todos los tramos. «Cuando vemos que el equipo necesita un descanso lo hacemos. Muchas veces no nos quedamos en casa, hacemos trabajo regenerativo, pero es básico que el equipo no llegue a ese punto de saturación en que podamos empezar a tener lesiones o molestias que luego cuesta recuperar», confiesa Arnedo.
Otra de las novedades este curso al enfundarse el mono de trabajo es en realidad una vieja costumbre. El cambio de escenario. Ahora las sesiones se han traslado ocasionalmente de La Albericia a los pinares de Liencres, un clásico verdiblanco, pero también a Mataleñas y a la playa de El Sardinero. «Creemos que es importante seguir esas costumbres en un club histórico como el Racing para que la gente vea que tenemos en cuenta y que vamos a sitios importantes de aquí, de Cantabria, además así los jugadores nuevos conocen esas zonas», argumentaba Arnedo.
Ha sido el último en llegar y ahora le toca ponerse al mismo nivel que sus compañeros. Matheus Aiás llegó al Racing once días después de que el club anunciase su fichaje y ahora tiene mucho trabajo por delante. Poco antes lo hizo Íñigo Vicente, pero el de Derio había estado realizando la pretemporada con el Athletic a las órdenes de Valverde y su estado de forma es muy diferente. Tanto que Romo prefirió no darle a Matheus sus primeros minutos en el amistoso ante la Cultural Leonesa por aquello de que más vale prevenir que curar. Al brasileño le toca acelerar. «La primera semana la aprovechamos para hacer trabajo de fuerza para que pudiera aguantar la brega con el equipo, porque el resto está más rodado», comenta Arnedo. Ahora se trata de intentar que el jugador no tenga ningún tipo de molestias y pueda meterse bien con la plantilla. «Hicimos aparte trabajo aeróbico y que pudiera compensar lo que el equipo había hecho con el objetivo de que esta semana ya esté al 100% con los demás», cuenta Arnedo.
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