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Dice mi compañero de asiento en los Campos, Diego Navamuel, que su 'alter ego' en el campo es Aritz Aldasoro. Y se identifica con él porque es el futbolista que le hubiera gustado ser: un portento físico que no se cansa nunca de correr, que lo da todo en el sacrificio defensivo y, además, tampoco carece de calidad para llegar desde segunda línea.
Y no es que Diego aspire a representar al mediocampista, sino que no le falta razón. Por eso, precisamente, temporada tras temporada –y ya van ... tres–, se convierte en imprescindible, por mucha competencia que le salga. Eso lo sabe José Alberto, que por fin se ha dado cuenta de que es mejor adaptarse a las circunstancias y para viajar a Miranda optó por el músculo en casi todos los puestos en debate: Mantilla, Maguette, los corredores de fondo Sangalli y Mario… y un Aldasoro que se acabaría mostrando imprescindible.
El Racing no es que entrase precisamente bien al partido, pero es que tiene tanto, pero tanto talento de medio campo en adelante, que acabó la primera parte acorralando a los rojillos. Dijo José Alberto –en descargo de su equipo, eso sí– que había sido un partido 'norteño', de los de antes, con barro y prevalencia de lo físico. Lo curioso es que al Racing le fue mejor cuando más caía. En medio del chaparrón estuvo a punto de resolver el partido, sin importarle la granizada. Es lo que tiene contar con Andrés Martín, claro, que está en un momento especialmente dulce. Ya lo puede atar bien el Racing, porque realmente es increíble que no se lo haya llevado un 'Primera'.
Pero el caso es que no todo es juego bonito y pases de fantasía, porque en esta categoría hay que compensarlo con el juego defensivo y, sobre todo, luchar contra ese plus que dan todos los equipos cuando se enfrentan a los verdiblancos, porque este año el Racing es el rival a batir. Y ahí entró Aritz Aldasoro. Que tal vez no fuera solo él quien sostenía al equipo, pero sí un puntal. Lo que le dio a los suyos en la primera parte no supo aportarlo después su sustituto. Cierto que tenía una tarjeta, y en un duelo tan ajustado, con el liderato en juego, lo más inteligente es minimizar riesgos, pero su falta se notó tanto que en apenas siete minutos el ataque del Mirandés se convirtió en un vendaval.
Y el Racing seguía teniendo a Andrés, que se inventó alguna otra ocasión pero el rival apretó muchísimo más. Realmente, cuesta poner muchas pegas al equipo, porque lo intentaron y durante algunas fases del juego pudieron llevarse el partido.
Pero eso de presionar en el área rival con el marcador a favor igual no es la mejor de las estrategias. Sobre todo, porque entre otros un Maguette que parecía casi un mediapunta acabó desfondándose nada más empezar la segunda mitad.
En cualquier caso, si queremos mirarlo sin dramatismos, la derrota en Anduva entra dentro de la lógica. Ganaron porque apretaron más, pero el Racing tuvo sus opciones. Lo que pasa es que las derrotas escuecen mucho más cuando has ido ganando, y se te ha escapado de las manos. Así que no queda otra que apretar los dientes… Y confiar en Aritz Aldasoro.
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