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En este tedioso penar del Racing por la Segunda División B, el nombre Ciudad de Tudela es sinónimo de fortín. Allí el equipo cántabro rompió en 2015 una racha de los navarros de más de siete meses sin perder en su feudo. Y en 2017, ... el cuadro dirigido por Ángel Viadero tumbó a un Tudelano que presumía de ser el mejor equipo en lo que llevaba transcurrido de año. El conjunto blanquinegro ha tenido siempre una forma definida. Feo, fuerte y formal. Pero en este curso, a orillas del Ebro la regularidad no está siendo la nota dominante. En puestos de descenso y con un cambio de entrenador ya en la chepa. Y seguramente ahí está el truco para un Racing que viaja a la Ribera de Navarra como líder intratable y auténtico rival a batir. Partido trampa. Terreno apto para las papardas que parecen desterradas con el ambicioso equipo de Iván Ania.
Con los contrincantes a vista de retrovisor, el principal objetivo del Racing a partir de ahora es la táctica de la hormiga. Seguir atropando puntos para aumentar la ventaja al máximo posible frente a los perseguidores para caminar lo más tranquilo posible. A su bola. Eso y que, con la despensa cuanto más llena posible, mejor se afrontará una posible mala racha de resultados que siempre puede llegar en un campeonato tan largo. Ahora el equipo cántabro es su principal enemigo: mantener a raya la euforia y no perder nunca la ambición.
Los seis puntos de brecha frente a Mirandés y Barakaldo hoy, con mucha fortuna, podrían ser nueve. Tres partidos de distancia. Un gustazo. Pero el Racing a día de hoy depende de sí mismo. Se puede olvidar de los demás. Si los verdiblancos hacen los deberes, los contrincantes no tienen más opción que lamentarse o aplaudir. El racinguismo está viviendo por ahora lo que siempre esperó de su equipo en Segunda División B: tiranía balompédica. Ninguna dictadura es buena. Ni de derechas ni de izquierdas ni de fútbol. Salvo para quien la ejerce.
Por primera vez desde que arrancó la competición, Iván Ania cuenta por fin con toda su plantilla disponible -a excepción del lesionado de larga duración Miguel Gándara, sin licencia federativa hasta que culmine su recuperación-. Bendito problema para el míster, que tiene material donde elegir para confeccionar un once. Lo mejor de todo es que si hay algo que ha demostrado hasta ahora este equipo es que, salga quien salga, la alineación siempre será de garantías.
Si habitualmente es complicado adivinar el posible once de Iván Ania para cada uno de los encuentros, esta vez la dificultad aumenta debido a ese 'overbooking' de futbolistas. Puede que el técnico asturiano vuelva de nuevo a instaurar de forma más concreta un hipotético once habitual bajo sus preferencias. Pero también hay que tener en cuenta la filosofía del míster con respecto a los jugadores que acaban de abandonar la enfermería. No hay camino directo de la camilla del fisio al terreno de juego con el entrenador verdiblanco. Es el caso de Jon Ander y Jordi Figueras. Los dos se han incorporado por completo esta semana al trabajo con el resto de sus compañeros y, salvo sorpresa, Ania les dejará en la recámara para que vayan cogiendo minutos paulatinamente. Es otra de las ventajas de ser un líder tan solvente.
Una circunstancia distinta es la de Ritchie Kitoko. El congoleño lleva casi dos meses fuera del equipo por una rotura de fibras en el gemelo y en la sesión del pasado miércoles ni siquiera participó. El jueves ya volvió al trabajo, pero no tiene pinta de que vaya a jugar frente al Tudelano.
Está claro que Iván Crespo defenderá hoy la portería racinguista. Y un pletórico e insustituible Aitor Buñuel estará en el lateral derecho. Son los fijos. Los que lo juegan todo. A partir de aquí, la quiniela. Óscar Gil ocupará una de las plazas del centro de la zaga. Su posible acompañante genera algunas dudas más. El técnico racinguista tiene la opción natural, que es la Iñaki Olaortua y la adquirida, que es la de Julen Castañeda. El rendimiento del guipuzcoano en su reconversión al puesto de central ha sido una de las más gratas sorpresas de esta primera mitad de la competición. Y al ser zurdo, ofrece más opciones que su compañero para actuar en ese perfil. Otra posible titularidad de Castañeda dejará la puerta abierta para que Jesús Puras siga ocupando el carril izquierdo en detrimento de un Rulo que se ha quedado en Santander.
A Sergio Ruiz no hay quien le discuta en el centro del campo. El astillerense está dejando las migajas a sus competidores por el puesto. Así que Rafa de Vicente y Quique Rivero tienen prácticamente un cincuenta por ciento de posibilidades cada uno de llevar el número 8 en la espalda. Por delante de ellos y bajo esa teoría de que juegan los que mejor están, Nico Hidalgo -por la derecha-, Enzo Lombardo -por la izquierda- y Álvaro Cejudo -por el centro- tendrán un puesto en el once por delante de un Berto Cayarga falto de confianza y un César Díaz con rol de recambio. Salvo que el míster vuelva a optar por el manchego como hombre más avanzado, aunque esa opción pierde fuerza con Dani Segovia ya recuperado.
El Racing afronta hoy en Tudela otro encuentro en hora de misa. Una circunstancia que trae uno de los escasos malos recuerdos de la presente temporada. La única derrota verdiblanca en el campeonato liguero se produjo a las 12.00 horas, en El Molinón, frente al Sporting B. Otra racha que romper antes de pensar en el derbi cántabro. Ese que los aficionados llevan 27 años sin ver. Ese que traerá a la Gimnástica a los Campods de Sport. Ese que recuperará el gracejo de 'la ciudad de Torrelavega saluda al pueblo de Santander'. Pero antes, el Ciudad de Tudela. Un fortín venido a menos.
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