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30 de abril de 2017. En su segunda temporada en Segunda División B, el Racing es el líder sólido de su grupo. Y ese día toca visitar Guijuelo, a dos jornadas para el final de la Liga. Tras 14 partidos sin perder, el Racing cae por 1-0 ... . Y luego, se pierde la primera plaza. Y luego, en el playoff de ascenso ante el Barça B...
Aquel día en la localidad salmantina hubo jolgorio, rabia y una promesa. Todo en una misma familia. A Marcos Menocal, periodista de El Diario Montañés, con más de dos décadas de bagaje informando sobre el Racing, le tocó todo eso. Su familia política, de Guijuelo, estaba más que contenta por ganar el pique que había en casa. A él, le tocó la frustración por ver que esa derrota podía -y a fe que lo hizo- complicarlo todo.
En el Municipal de Guijuelo resonó una promesa. Como las muchas que se han hecho en estos interminables años en el infierno del fútbol, donde ha sido complicado ir a jugar, animar o trabajar. Esas de 'Si sube el Racing hago...'. A Marcos se le ocurrió que iría desde Mortera, donde vive, a ese campo de Guijuelo. Y aunque estaba a muchos kilómetros de él, una vieja amiga se apuntó de inmediato a la locura. Su bicicleta le dijo al momento: «Iremos juntos». De Mortera a Guijuelo en bici. «Cuando el Racing suba, lo hago», le dijo a su familia. «Eso sí, me tenéis que esperar con un plato de jamón».
El ascenso del pasado 2 de junio en el campo mallorquín de Son Malferit hizo que ese viaje a Guijuelo cobrase forma. El lunes, 29 de julio, a las 6.38 de la mañana, comenzaban 15 horas y 32 minutos sobre una bici. Las Hoces de Bárcena eran las encargadas de conectar a Marcos con la Meseta. Hasta Aguilar de Campoo se acumuló más de la mitad del desnivel de todo el día. Desde ahí, el paisaje interminable. «Cuando llega Castilla... Cuando se va en coche no se es consciente de lo que es eso», señala el protagonista de esta historia de sentiemiento racinguista. Rectas interminables. Y un adversario inesperado y molesto. El viento, que pegó de cara desde ahí hasta el final del reto. Las gasolineras hicieron de punto de avituallamiento improvisado. En Tordesillas, un 'tupper' con arroz en compañía de Judith, su esposa y ángel de la guarda en esta aventura, fue la mejor de las comidas.
Las horas y las rectas fueron quedando atrás. Y diez minutos después de las diez de la noche, Marcos Menocal llegaba a Guijuelo tras 404 kiómetros de promesa en verde y blanco. Y a ese Municipal donde comenzó todo. Su bici fue también protagonista de una foto con una bufanda verdiblanca al cuello. No habría noticia más buena si el año próximo, por estas fechas, hay otra locura de similar calibre por una promesa. Sería porque el Racing ha vuelto a Primera.
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