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Arturo Molina llegó en enero casi sin que se le esperara. Fue hacerlo y... al 'prao'. La confianza ciega de Guille Romo ha sido correspondida con un rendimiento más que notable. Versátil, comprometido y eficaz. Más de lo que se puede suponer de un refuerzo ... de invierno. Ha adelantado por la izquierda a los que estaban, Marco Camus y Álvaro Bustos, y ni las lesiones le han apartado. Es un fijo y todo hace indicar que el ascenso afianzará los lazos con el Racing.
-Una lesión en el isquiotibial le frenó en seco su trayectoria, pero fue solo por unas semanas. En cuanto estuvo bien volvió al equipo. Eso es confianza.
-Nunca había tenido esta lesión y por lo que me comentan es algo que está ahí permanente; la notas ahí tirante, pero con el paso de los partidos se va olvidando. Ya no lo noto. Es en el isquiotibial derecho. Es como si la cicatriz me tirara, como si tuviera la sensación de que se vaya a romper otra vez. Y sí, lo agradezco. Jugar es lo que uno quiere.
-El míster confía plenamente en usted, ¿le ha quedado claro?
-Le estoy muy agradecido por la inmediata confianza, porque nada más llegar me puso a jugar e intento corresponderle con mi juego y trabajo.
-Se bajó de Segunda a Primera RFEF ¿Creía usted que iba a jugar tanto?
-A veces cuando vienes de Segunda o cuando te bajas a una categoría inferior es como si se esperase que tienes que jugar por decreto. Vienes y tienes que jugar y eso no es así. Pienso que en la Primera RFEF hay un gran nivel y hay que ganarse el puesto, pero los compañeros me lo han puesto muy fácil.
-¿Le costó convencerse de venir a Santander?
-Cuando pasa que voy a salir de Fuenlabrada, el primero o el segundo que me llama es el Racing y la propuesta fue muy interesante, sobre todo el ascenso, y fue todo sencillo.
-¿Cómo se lleva eso de no haber perdido un partido con el Racing?
-No voy a decirlo muy alto, pero el equipo ya llevaba una dinámica muy buena. Se presentó una semana con duelos directos contra el Dépor o el Unionistas... Y tú sumas y ellos no y las cosas se ponen muy de cara. Desde que estoy aquí me siento muy a gusto. Nunca había estado en un equipo del norte y muy bien.
-Ha jugado en la banda derecha, izquierda o en la mediapunta. Es usted un comodín para Romo...
-El míster ya me conocía. Mi etapa con él en el Murcia fue muy corta. He jugado en contra y las características mías ya las conoce; toda la vida he jugado en el centro del campo, pero en un sistema de tres mediocentros, que te pueden aliviar un poco. Ahora es distinto, caes en una banda, pero lo cierto es que yo vine aquí preparado para jugar en donde me pusiera.
-¿No le da vértigo la racha que lleva el Racing de puntos?
-La racha que llevamos es increíble y no solo la de victorias consecutivas, sino la de no perder. Pero esto se debe al trabajo diario y a la compenetración que hay entre compañeros. Cada vez que sale uno se le ve con las ganas que sale. Hacemos muchas cosas bien, pero es difícil a veces ponerlo en contexto. Hay ocasiones que te pones delante, otras hay equipos que te dominan y hay que saber qué rol hay que mantener en cada partido; algunos rivales no te dejan apenas atacar. Lo importante es mantener la línea que te va bien e ir a muerte en cada duelo. Eso es lo que nos ha hecho estar arriba y seguir. Podemos hacerlo mal, pero sabemos que tarde o temprano vamos a tener nuestras posibilidades porque el equipo tiene calidad y cree en lo que hace.
-¿Qué piensa de esa vitola de equipo conservador que tiene el Racing?
-No sé exactamente lo que se decía antes de que llegase yo; sí te llega algún comentario, pero no conozco la estadística. Lo que sí puedo decir es que el otro día ganamos 0 a 3 y ha habido alguna goleada de 4 a 1. Eso lo dejo a la elección de la gente porque es libre de opinar. Nuestro trabajo es ganar y si ganamos la gente está contenta. En eso vamos de la mano.
-¿Qué conocía del Racing?
-Adrián González, justo antes de prepararme para irme de Fuenlabrada, llegó al equipo y me habló del club, del equipo y de la ciudad. Me dio unos deberes de lo que podía hacer y de lo que podía ver; las instalaciones, el club, la gente.
-¿Y la afición?
-Es una pasada. El otro día eran 14.000 personas en el campo. Es una ciudad y una afición entregada. En Murcia cabían 33.000 en la Nueva Condomina, pero llegaron a entrar 10.000. Aquí se ve esas ganas que hay de volver.
-¿Qué le ha sorprendido del equipo desde que llegó?
-Me ha sorprendido el grupo. Lo que mueve a un futbolista es la ilusión. El fútbol da varapalos. Se puede bajar de Primera a Segunda y más abajo. Ver a esa gente que ha estado arriba y ha bajado pero se les ve ambiciosos por regresar. Esa ilusión y ambición se ve en el vestuario. Me llama la atención la calidad de Pablo Torre, pero puedo hablar del equipo porque cada uno es una pieza y tiene su rol.
-¿Cómo hace Romo para mantener la calma en el vestuario?
-Ahora el entrenador tiene una labor difícil. Hasta que no se consiga el objetivo no se puede decir nada. Tengo un tío que dice que es gafe. La semana que me lesioné me llamó y me dijo: «No te vuelvo a llamar», y llevo un mes sin hablar con él. El míster lleva un mensaje igual todo año y no lo va a cambiar.
-¿Si se asciende se queda en el Racing?
-Vine aquí para ascender. Lo dije el primero día y si se consigue ya se hablará. Hay algo en mi contrato que dice que me quedaría, pero no es automático. Una vez que se suba sí que hay un escenario perfecto e ideal para quedarme. Estaría más que feliz.
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