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Después de los desencuentros, en una pareja, la pasión suele resurgir con ánimos renovados. El problema es que en las relaciones largas e intensas el tiempo es sinónimo de desgaste. Algo así le está pasando al racinguismo con su equipo. El amor de la grada, ... aunque infatigable, no pasa por su mejor momento. La confianza en los futbolistas, el entrenador y la directiva no es pétrea como lo fue hace no tanto. Y en medio, el achacoso chiquillo de 105 años es el gran perjudicado. El club, más allá de las personas que pasan por él, sufre los penares de la Segunda División B y los desmanes del pasado. Una renovación de los votos, aunque sólo sea por conveniencia, parece lo más adecuado a estas alturas de película, cuando se avecina la lucha encarnizada por el ascenso. Ese objetivo único para todas las partes. Cuando acabe la temporada, ya llegarán las notas finales, las alabanzas o los reproches.
Los números hablan por sí solos. La presente temporada, la tercera consecutiva en el infierno, está siendo la más pobre en cuanto a número de espectadores cada quince días en los Campos de Sport -ojo, que ya quisieran muchos-. Precisamente, hace un mes la visita del Amorebieta se convirtió en la peor entrada en Liga desde que el racinguismo le dio la patada a Harry: 5.174 espectadores. Y en las últimas cinco comparecencias a orillas de El Sardinero, ni siquiera se ha acercado a la cifra de 7.000. Eso, para un club con más de 8.400 abonados, es un dato preocupante.
5.174 espectadores vieron el partido ante el Amorebieta. La peor entrada desde la Era Okupa.
11.924 personas presenciaron la derrota frente al líder, Sporting B, en los Campos de Sport.
Arenas. 7.384
Mirandés. 8.126
Peña Sport. 6.723
Athletic B. 7.701
Barakaldo. 7.872
Burgos. 9.168
Lealtad. 7.327
Tudela. 7.711
Real Sociedad B. 5.570
Gernika. 5.708
Leioa. 6.024
Izarra. 6.716
Vitoria. 6.020
Caudal. 6.211
La afición demostró el pasado domingo en Villaviciosa que ni en las malas ni en las peores piensa dejar tirado a su equipo. Aunque haya habido varios tirones de orejas en los últimos meses. Unos 1.500 seguidores racinguistas se dieron cita en Les Caleyes para acompañar al Racing. Esta vez, por fin, el conjunto dirigido por Carlos Pouso premió la fidelidad con un triunfo relativamente convincente. Eso, unido a la victoria anterior contra el Caudal, puede devolver parte de las esperanzas perdidas al racinguismo de cara a la lucha por el ascenso. Además, el partido del próximo domingo frente a un Osasuna B prácticamente desahuciado parece un terreno propicio para seguir sembrando ilusión. Si el Racing gana y pinchan los rivales, mejor que mejor.
Desde la visita de la Real Sociedad B, en una desapacible tarde de diciembre en la que se dieron cita 5.570 espectadores, los Campos de Sport no levantan cabeza. Sólo el día del Sporting B, en el que el club intentó hacer un esfuerzo por crear un buen ambiente alrededor del choque frente al líder y las gradas registraron un aforo de 11.924, se salva de la tristeza generalizada instalada en torno al equipo.
Si en la primera vuelta la norma general era superar los 7.000 espectadores -con picos hacia arriba como los choques frente a Mirandés (8.126) y Burgos (9.168) y una excepción contra la Peña Sport (6.723)-, en la segunda vuelta el racinguismo está de capa caída, contagiado por la irregular marcha de su equipo. Además de la citada visita del Sporting, los foráneos que llegaron a Santander fueron Gernika (5.708), Leioa (6.024), Izarra (6.716), Vitoria (6.020), Amorebieta (5.174) y Caudal (6.211). Siempre, según los datos facilitados por el propio club verdiblanco.
Todo ello en una temporada en la que los roces entre la afición y los distintos estamentos del club han sido demasiado habituales. Los malos resultados dieron paso a una importante cantidad de tensión acumulada dentro y fuera del campo. Por ejemplo, el día del Barakaldo, cuando Dani Aquino realizó un corte de mangas a la grada tras marcar. El murciano no tardó en pedir disculpas y explicó que fue dirigido a un aficionado que le había insultado previamente. En ese mismo choque, Borja Granero se acercó al banquillo e hizo un gesto llevándose las manos a la entrepierna. Un movimiento que un sector de la grada interpretó como despectivo, aunque el valenciano matizó que sólo quería motivar a sus compañeros. Ambos futbolistas, pesos pesados en el vestuario, fueron el blanco de las iras de una parte de la afición exactamente una vuelta después. Tras caer con estrépito en Barakaldo, un grupo de seguidores les esperó en la puerta del autobús para increparles. Delantero y centrocampista suspendieron posteriormente sus cuentas en las redes sociales. Además, a vueltas con Aquino, durante un momento de la temporada el murciano decidió no ir a aplaudir a La Gradona tras los encuentros, para mostrar su desacuerdo con el trato de la afición, algo que se arregló con una reunión posterior entre el futbolista y los representantes de las peñas.
Pero aquí ha habido para todos. Primero fue Ángel Viadero, a quien la presión popular generada por la reiterada mala imagen del equipo acabó empujándole hacia la puerta de salida. Su despido se produjo tras el empate frente al Leioa, cuando se empezaron a entonar desde la platea, además de gritos contra el entonces entrenador, peticiones de «directiva, dimisión». El técnico de Canalejas fue el damnificado. Asimismo, uno de los últimos encontronazos entre afición y club ha llegado con el malestar de una parte de La Gradona, que acusó al director general del club, Víctor Alonso, de prohibir la entrada a aficionados que portaban camisetas con la palabra 'ultras'.
Por eso, ahora que los resultados parece que vuelven a su cauce, puede ser un buen momento para limar asperezas y unir fuerzas. El Racing será más fuerte en un hipotético play off de ascenso con unos Campos de Sport abarrotados. Pocos equipos de la categoría pueden presumir de un arma tan poderosa. Julen Castañeda, que vive su segunda temporada en Santander, sabe de la importancia de la grada para el equipo cántabro: «La verdad es que la afición es una pasada. El otro día en Villaviciosa necesitábamos la victoria sí o sí y estuvimos arropados en todo momento. Es una afición por la que el equipo tiene que darlo todo, porque cuando hemos estado mal, no nos han fallado». Por ello, el lateral vasco estima que «en casa, si ganamos, yo creo que vamos a enganchar a más gente cada día de aquí al final». Será importante, sin duda.
Lo primero es enganchar a esos abonados que han colocado otras prioridades antes de acudir cada quince días a los Campos de Sport. Y mientras tanto, el club sigue implementando propuestas para sumar adeptos a la causa en este tramo final de la Liga regular y de cara a un obligatorio play off de ascenso a Segunda División -porque no clasificarse para el mismo sería un fracaso absoluto-. Además de las invitaciones a diferentes colectivos y clubes de Cantabria, la entidad verdiblanca trata de fomentar la venta de entradas online en los últimos partidos, con un descuento del veinte por ciento en el precio de las localidades. Incluso la idea de fechar el partido del equipo femenino justo después del masculino puede animar a algún aficionado que quiera pasar el próximo domingo una completa tarde de fútbol en los Campos de Sport.
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