Badiola
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Su persistencia y voluntad han superado una trampa en forma de lesión que casi acaba con su carreraSecciones
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Invernalia FC ·
Su persistencia y voluntad han superado una trampa en forma de lesión que casi acaba con su carreraConocí a Badiola en mis propias carnes durante mi tercer año viviendo en Cantabria, mi segundo entrenando en el Bansander. Jugábamos contra el Racing en la primera o segunda jornada de Liga y apenas los conocía. ‘Badi’ se había ido del Bansander al Racing en ... su primer año cadete y ya destacaba en el club. Aquel día jugando contra ellos hicimos un partido bastante malo, seguramente culpa mía por desconocimiento de lo que tendríamos enfrente, y eso que el fútbol parecía empeñado en que sacáramos algo en claro de aquel partido: casi sin hacer méritos para ello, nos pusimos por delante dos veces en el marcador y ellos con uno menos. Ahí empezó el festival Badiola: sencillamente imposible pararlo, unas arrancadas espectaculares en las que era literalmente imposible quitarle el balón o siquiera detenerlo (tengo la imagen grabada de Berto agarrándole de la camiseta para pararlo y al final fue mi jugador el que fue al suelo). Perdimos dos a tres en el Hormaechea, pero la sensación fue que incluso con uno menos, nuestro mejor jugador fue el portero. Una exhibición así no se olvida, al menos no el entrenador rival. En aquel equipo estaban Concha y otros grandes jugadores, pero en ese momento al menos, ‘Badi’ estaba por encima de todos. Cada equipo siguió su curso y nos volveríamos a encontrar en la segunda vuelta. Por el camino, convocatorias con la selección cántabra y grandes actuaciones con su equipo. Hasta que en un amistoso con la sub 16 provincial se rompió la rodilla. Un partido contra gente mayor, un mal golpe y una rodilla hecha añicos. Aquel día estaba Santi Denia viendo ese partido para una posible llamada con la selección española. Nada nuevo, también le venían siguiendo Milan, Chelsea y Barcelona.
Operación y rehabilitación. Víctor estaba muy bien valorado en el club y como muestra esta anécdota: el día que teníamos que jugar el partido contra el Racing de la segunda vuelta, se suspendió la jornada entera por temporal, la famosa ciclogénesis explosiva, y el Racing no quiso jugar el partido aplazado hasta el último día que la Federación Cántabra permitía: justo antes de Semana Santa. Insistimos mucho porque ambos equipos íbamos a la Oviedo Cup y ese mismo día teníamos que jugar el primer partido en Asturias, pero Isaac se cerró en banda y no se jugaría, llegando incluso a hablar con la organización asturiana y cambiándonos a ambos equipos nuestros cruces de miércoles por la tarde al jueves por la mañana. ¿La razón del empecinamiento racinguista? ‘Badi’ tendría el alta una o dos semanas antes y querían que estuviera para jugar contra nosotros, porque les estábamos disputando la Liga. Finalmente ganamos dos a tres aquel partido y aún así perdimos aquella Liga por dos puntos, ante una gran generación como era aquella del noventa y seis dirigida aquel año por José Moratón.
‘Badi’ pasó a ser juvenil y ya hizo pretemporada con el Racing B a pesar de ser de primer año, pero tenía molestias en la rodilla. No acababa de recuperarse bien y finalmente tuvo que volver a ser intervenido. Año perdido y a pensar en su segundo año de juvenil. Tampoco aquella intervención acabó con todos los problemas en la maldita rodilla y en ese segundo año no jugó nada, lesionado. Tres temporadas muy duras, pero lo peor no fue aquello. Julio Santamaría le dio la baja en verano y todo pareció desmoronarse. No sé si hay muchos casos de jugadores de la base que se les de la baja estando lesionados, pero Badiola es uno de ellos. Se llegó a pensar que no volvería a jugar al fútbol y así lo afirmó el doctor que le operó en ambas ocasiones. Con pocos apoyos y ninguno desde luego del club que le había dado la espalda, su padre se puso en contacto con el doctor Guillén y por su cuenta costearon la operación. El famoso cirujano dijo que lo único que había que hacer era arreglar lo que se había hecho mal en las otras dos intervenciones y que quedaría perfectamente apto para jugar.
Una vez recuperado empezó a entrenar con el Santoña para coger forma y ritmo y el Racing se volvió a interesar en él, asegurándole ficha la temporada siguiente. Pelillos a la mar y a volver a retomar el sueño que se había quebrado cuatro años antes. Pero en verano se quedó sin ficha a pesar de haber desechado alguna buena oferta por quedarse donde le habían asegurado una oportunidad, en su casa, en el Racing. Esa temporada jugó en el Siete Villas para empezar a recordar a aquel prometedor cadete que la rompía. El Racing parecía lejano después de lo ocurrido, pero aquel verano entró Ezequiel Loza a dirigir la cantera y José Moratón a dirigir el filial. Mora tenía el recuerdo del Badiola imparable y claro que esta vez sí le hizo hueco en el filial. Buenas actuaciones saliendo desde el banquillo el año pasado y ya asentado éste en el Racing B, debut con el primer equipo y habitual en las convocatorias de Ángel Viadero.
Les cuento todo esto porque al poco tiempo de debutar con el primer equipo (su presentación al gran público racinguista, los aficionados a la base ya sabían que llevaba meses dando que hablar en las instalaciones) se empezó a oír que era buen jugador, pero que se lesionó muy joven, que parece que ya está bien, pero que el entorno que tiene le ayuda muy poco, que con todo lo que debe al Racing puede que salga fuera y bueno, ya saben todo lo que se ha dicho sobre él. Desde mi punto de vista, Badiola al Racing le debe lo justo. Apenas jugó una temporada y media allí, fichado del Bansander porque ya era muy bueno. Se lesionó y siguiendo lesionado le dieron la baja. Se tuvo que buscar la solución a su lesión por su cuenta. En todos esos años de operaciones, rehabilitaciones, recaídas y más operaciones y vueltas a empezar, sólo su entorno estuvo siempre con él. Sin ese ‘entorno’ tal vez realmente habría dejado de jugar al fútbol, si por ‘aquel’ Racing fuera desde luego. Si tiene que estar agradecido a alguien es a Moratón, que confío en él cuatro años después y le dio oportunidades de demostrar que aún queda mucho de aquel cadete imparable. Ha crecido, ha madurado en su juego y está demostrando semana a semana que va recuperando el tiempo perdido. No les extrañe si en poco tiempo le vemos formando parte de un equipo profesional.
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