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Cinco jornadas con un sistema y otras cinco con otro. La mitad de los partidos con un delantero y tres hombres por detrás -con algún matiz en momentos puntuales- y la otra mitad con dos puntas y utilizando el clásico dibujo 4-4-2. En ... diez compromisos ligeros tan solo se ha repetido una alineación. Es evidente que Iván Ania no termina de dar con la tecla. Una victoria, cinco empates y cuatro derrotas es el bagaje de tanta prueba-error sin solución de continuidad.
No es capricho de entrenador. Ni mucho menos. Sin embargo se ha convertido en toda una intriga conocer cómo va a jugar el Racing hasta que no salta al campo cada jornada. Ania dijo en su día que «hay que ser todo lo imprevisible que podamos para el rival» y es indudable que lo está llevando hasta el último extremo. Lo es, pero no sólo para el contrario sino también para el aficionado racinguista o incluso para los propios jugadores, que durante la semana van adaptándose al dibujo de turno.
5 jornadas ha jugado el Racing con un 4-2-3-1. Una de ellas con un trivote.
5 partidos de Liga ha disputado el equipo con el clásico sistema 4-4-2.
El Racing de este año comenzó fiel al estilo que le trajo a Segunda División; empezó jugando con una propuesta compuesta por una defensa de cuatro, dos pivotes y tres hombres por detrás del único delantero. Con las dudas que representaba Nuha, recién llegado al equipo procedente de la Segunda B, y con David Rodríguez fuera de forma y sin apenas pretemporada en sus piernas, Ania le dio el '9' a Yoda. La sensación no fue mala, pero el resultado sí. Se perdió ante el Málaga por la mínima por errores evitables. Ante el Almería -segunda jornada- no cambió nada del planteamiento y se reafirmó en el mismo sistema, pero esta vez con Barral de delantero. Se mejoró, pero tampoco convenció; pocas ocasiones, mínima sensación de peligro y de nuevo fallos de principiante.
Ania lleva más de un año en Santander y si se ha caracterizado es por analizar a los rivales y decidir en función de cómo hacerles daño. No es un entrenador de sota, caballo y rey cuyos planteamientos sean innegociables. Todo lo contrario. Para los puristas, tanto cambio nunca es bueno, pero lo cierto es que si el equipo no gana algo hay que hacer. En la tercera jornada decidió darle la titularidad a Nuha y sin cambiar el dibujo sí que modificó el estilo. En el campo de Las Palmas decidió jugar directo y aprovechar la corpulencia del nuevo atacante. Agua. El Racing se estrelló contra un equipo que rentabilizó mejor las ocasiones y aunque se le pudo ganar al final se empató. Nadie esperaba que Nuha jugase, pero el técnico sorprendió.
Repitió la misma puesta en escena ante el Cádiz, en El Sardinero, en la siguiente jornada. Los gaditanos eran líderes y sin hacer un fútbol vistoso basaban en el pragmatismo sus triunfos. Actualmente, siguen encabezando la clasificación y no son el equipo que más goles marca, pero sí el que menos encaja. Un argumento que quizás convenga copiar.
Contra los de Álvaro Cervera de nuevo situó a Nuha como única referencia en ataque, custodiado por Cejudo en la mediapunta. Tampoco salió bien. El buen manejo de balón y el plus que aporta el cordobés sí se notó, pero fue insuficiente para superar a un Cádiz práctico. El equipo volvió a perdonar, falló un penalti y en los últimos minutos recibió un gol que le condenó a la derrota. El partido contra los gaditanos marcó un antes y un después en el entorno y, probablemente, en la libreta de Ania. Parte de la grada le acusó de asumir excesivos riesgos por ganar y no conformarse con un empate. «Las ganas por conseguir el primer triunfo nos salieron mal. Quizás hay veces que un empatito no está nada mal», confesó Mario Ortiz y como el cántabro fueron varios los que lamentaron la derrota.
El propio míster lo reconocería más tarde, aunque también dijo que «hay momentos y momentos. Si llegamos a marcar y ganamos el debate hubiese sido muy distinto». Qué razón más grande. Volvió a perder ante el Rayo Vallecano sin que cambiase nada (2-0).
De una u otra manera, el Racing se plantó en la sexta jornada sin conocer la derrota y fue precisamente cuando Ania debió pensar que algo distinto había que hacer. Abandonó el dibujo habitual y se decantó por el sistema más clásico: 4-4-2. Sorprendió de nuevo con una alineación en la que ocuparon la delantera Nuha y David Rodríguez a la vez. Bingo. El equipo atropelló al Mirandés, no sólo porque lo ganó por 4 a 0 sino porque firmó una actuación repleta de argumentos positivos; presionó, no concedió fallos, tuvo ocasiones y pudo marcar una goleada abrumadora. Los expertos sacaron punta a ese dibujo ya que para jugar de esa manera se necesitan dos extremos de los de antaño -llegadores y verticales- y con Lombardo y Yoda se consiguen otro tipo de logros. Sin embargo, el resultado convenció a todos y Ania repitió el dibujo y la alineación en El Molinón. Algo inédito. Por primera vez el Racing jugaba a lo mismo y con los mismos. Ante el Sporting costó más de lo deseado sacar algo positivo, pero el gol salvador de Yoda y los últimos quince minutos del Racing volcado en la portería asturiana volvieron a convencer. Parecía que la dinámica había cambiado. No se perdía, se practicaba un fútbol reconocible y se miraba más la portería rival que la propia.
La primera intención en la siguiente jornada fue la de repetir de nuevo el once inicial, pero la lesión de Kitoko lo impidió. Lo sustituyó Sergio Ruiz. Ante el Numancia de Soria se jugó con un 4-4-2, con Nuha y David Rodríguez de delanteros, y Yoda y Lombardo en las bandas. Igual que en Gijón e idéntico resultado: empate a un gol. El rendimiento ya no fue tan bueno y eso desanimó al cuerpo técnico a repetir por tercera vez la propuesta en Albacete. En el Carlos Belmonte se produjo de nuevo un volantazo y se volvió al 4-2-3-1, con Nuha como delantero y Cejudo como mediapunta. Tampoco se perdió, pero la sensación de peligro fue nula.
El último giro a de tuerca por ganar se dio el pasado domingo ante el Girona, que si bien es cierto era un rival muy superior en cuanto a presupuesto y objetivos, la imagen de contundencia que dio el cuadro catalán fue absoluta. Ania admitió que puso a Barral y David Rodríguez en punta para no jugar tan directo con Nuha, ya que los dos centrales del Girona era muy superiores por alto. El razonamiento era sensato, pero el resultado fue mucho peor de lo esperado (0-3).
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