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A las 10.00 horas en La Albericia hacía mucho frío y apenas había alguien. El termómetro rondaba los cinco o seis grados, aunque las ... nubes dejaban aparecer los primeros rayos del sol augurando que poco a poco subiría la temperatura. Y eso fue lo que ocurrió. Para cuando el astro se hizo fuerte, en las instalaciones donde entrena el Racing había cerca de cien personas y, al margen de que la mañana fuese mejorando, la razón fundamental era David Barral. El delantero se estrenó con sus compañeros en una sesión en la que fue el auténtico protagonista. Después de más de ocho meses desando a un delantero que sólo con su nombre enamorara por fin llegó. Apareció por la bocana de vestuarios con el resto de la plantilla y ataviado con los aperos de trabajo que ya había recibido el día anterior, cuando pese a que el equipo gozaba de día libre él se acercó para entrenar.
La noticia de su presencia dio paso a otras dos más importantes aún; la primera, que el Racing ya tiene el tránsfer de la Federación japonesa, donde ha jugado los últimos seis meses y que, por tanto, está disponible y si Iván Ania lo estima oportuno podrá jugar el domingo. Y la segunda, tan valiosa como su antecesora, que se encuentra en un estado de forma bastante óptimo, con buen tono físico y en condiciones de ser convocado para el duelo con el Mirandés. Casualidades de la vida, el partido en el que puede ser alistado por primera vez puede ser tan determinante como su llegada, puesto que si el Racing gana dejaría al segundo clasificado a siete puntos y la diferencia de goles a su favor. Casi nada.
Barral participó sin restricciones del entrenamiento matutino. Completó los ejercicios físicos, formó parte de los ensayos y disfrutó del partidillo a campo reducido. No se planteó por parte del cuerpo técnico evitarle alguna parte del trabajo para no cargarle o por entender que no se encontraba preparado para soportarlo. Buen síntoma. Valga el ejemplo: Cejudo, que se recupera de un problema muscular, no completó la última parte del mismo para no arriesgar.
El entrenamiento fue similar al de otros miércoles. Intenso, no especialmente largo, y en el que el míster se guardó los aspectos tácticos para el sábado, cuando echa el 'muro' y cerrará la puerta de los Campos de Sport. A Barral se le vio activo, participativo y con muchas ganas. Buen manejo de balón e intenso en los duelos. Hace un mes que finalizó el campeonato nipón en el que participó, pero como sabía que regresaría a España por Navidad -lo ha hecho ya cuatro veces en su carrera- se ha preocupado de no perder el tono físico y mantenerse en forma.
Es probable que le falte el ritmo de competición, que sólo se coge, como es lógico, compitiendo, pero con su nivel y expriencia no debería tener problemas para recuperarlo. De entrada lo que hizo ayer fue contagiar la tensión y las ganas a los demás. No es sospechosa la plantilla del Racing de relajación, a pesar de la buena temporada que lleva, pero ayer se la veía más motivada. Las cien personas en las gradas, el revuelo que ha levantado la incorporación de su nuevo compañero y todo ello después de ganar en Zubieta y romper la mala racha de resultados ha propiciado un plus que se notaba en La Albericia.
Ania se detuvo antes y durante el entrenamiento un par de veces a charlar con el gaditano. Le dio indicaciones sobre la posición en el campo y sobre las caídas del delantero. El sistema del asturiano encaja perfectamente en las virtudes del delantero y viceversa. Su movilidad, recorrido y su facilidad para construirse sus propias ocasiones aportan un punto de valor más al ataque del Racing. En las pruebas jugó como único punta, emparejado con Jon Ander, Segovia; se asoció con Nico Hidalgo, Lombardo, Cejudo... Es evidente que entre buenos jugadores existen muchos nexos de unión.
Además de Barral, las miradas más críticas buscaban desvelar la duda de quién jugará en ese lateral izquierdo que tras la expulsión de Rulo y la ausencia más que segura de Jordi Figueras -al que ni se le vio en el entrenamiento- está desierto. Más que comprobar quién ocupó el carril del zurdo se vio a Julen Castañeda formar de central, por lo que podría recuperarse a Chus Puras para paliar la eventualidad. Puede ser la última vez que la cosa esté tan clara, porque para el siguiente partido tiene pinta de que habrá un refuerzo en la posición.
Hora y media escasa de trabajo y a la ducha. Murmullos en las gradas y charlas a voz en grito en la cafetería. Nadie duda de que el fichaje ha convencido a todo el mundo, incluso a los escépticos que, aún sabiendo que el delantero está por encima de lo deseado, esperan por si acaso. Barral se vistió, camiseta y vaqueros y para El Sardinero. En manga corta, sin tapujos. La cazadora con la que apareció por la mañana le sobró camino del estadio para ser presentado.
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