La cantera del Racing cumple con su parte

Disfruta de la oportunidad que salió a buscar. Partió en verano como el 'más suplente' de la plantilla, tras la renovación de Iván Crespo. El mal partido del capitán contra el Real Unión de Irún (encajó tres goles y cometió fallos) le dio la alternativa. Debutó ante el Portugalete, detuvo un penalti y mostró solvencia. Ahora, cada partido crece y asume su responsabilidad sin reparo. Madura y en los cuatro partidos que acumula ha sido seguro y se ha hecho con el puesto. No es un canterano propiamente dicho, obviamente, ya que llegó a Santander para jugar en el Rayo Cantabria y el destino le aclaró el camino. El año pasado solventó con éxito la ausencia de Luca Zidane e Iván Crespo. Su experiencia en el Vetusta Oviedo le hizo crecer. Su titularidad es una de las sorpresas más llamativas del equipo.

Ni tan siquiera estaba en la lista de la pretemporada. Su trayectoria es casi una sorpresa; lo llamaron a última hora, se quedó en el equipo, empezó de suplente, jugó de titular y lleva trece de catorce partidos. Ceballos es el canterano que más se ha consolidado. No se fichó un lateral derecho para que lo cubrieran los de casa y el joven defensa ha cumplido. Ha mostrado un atrevimiento y un descaro muy importante que han convencido a Rozada, primero, y a Solabarrieta, después. Maneja el juego ofensivo de forma hábil y quizás le falte madurar en trabajos defensivos. Sin embargo, su ejemplo resume el proyecto de cantera que siempre se ha reivindicado: al menos los puestos con menos peso específico del equipo deben siempre estar ocupados por los chavales. Ceballos está cumpliendo el reto y aprobando con nota.

Álvaro Mantilla tiene un plan: estar más concentrado que nadie. Con esa hoja de ruta se ha hecho con un hueco, por delante de Figueras, Matic e incluso Óscar Gil. Canterano desde pequeño, Mantilla se rehizo tras perder su sitio en la primera jornada. Un mal partido de lateral le borró, pero su carácter le devolvió al equipo. Partía como el suplente de los zagueros veteranos, y su rapidez y contundencia le han permitido jugar nueve de los catorce partidos de Liga. Su velocidad le ha abierto las puertas como argumento para paliar la lentitud de los centrales experimentados. En un principio aparecía como lateral, pero su versatilidad lo ha colocado en el centro de la zaga. Su intensidad es su signo de identidad;concentrado al corte, le falta crecer con el balón y en la construcción, algo que cogerá con los partidos.

Formado en 'casa' desde el fútbol base siempre ha estado en la recámara. Los técnicos han confirmado su talento, posición en el campo y calidad con el balón; sin embargo, ninguno le ha dado una oportunidad de subir al primer equipo. Siempre aparece como uno de los posibles recambios para los 'mayores', pero al final termina en el filial sin dar el salto definitivo. Esta temporada volvió a aparecer en la lista de pretemporada, pero los responsables volvieron a dejarlo en el filial. Ha visto como compañeros suyos como Mantilla o Ceballos han logrado el salto antes que él. El bajo rendimiento de los veteranos –con Figueras despedido– le abrió la puerta nuevamente, pero ahora la llegada de Gerson vuelve a condenarle al filial otra vez. Su futuro es incierto.

Acumula doce de los catorce partidos ligueros. Su recorrido y su efectividad para cumplir sin cometer errores le convierte en un seguro. Empezó de lateral derecho y finalmente regresó a su puesto natural, el de mediocentro. Formado en las categorías inferiores firmó su primer contrato profesional en agosto de 2020 y desde entonces debutó en Segunda y este año se ha consolidado en el equipo. Ha compartido la sala de máquinas con Nana, Villapalos, Martín Solar y ahora con el recién llegado Riki y la evidencia salta a la vista. Su recorrido, su esfuerzo y su contundencia le hacen ser un fijo, pese a que otros llevan los galones. Ha demostrado un dominio muy alto del fútbol de contención, pero su confianza le hace crecer y comienza a superar sus miedos a filtrar pases y crear juego. Es un pulmón para el equipo.

Es el único de los canteranos que no ha respondido a lo que se esperaba. Su condición y talento lo colocaban como la alternativa a Bustos en el extremo izquierdo; sin embargo, las lesiones y su falta de confianza le han hecho perder camino. Es otro de los formados desde pequeño en La Albericia y, tras debutar en Segunda la pasada campaña, este curso ha participado en diez partidos. Desequilibrante, con buen manejo de balón y vertical, no ha aprovechado sus oportunidades cuando las ha tenido. El buen rendimiento de Bustos en el carril del zurdo le ha tapado, pero realmente lo que necesita es creérselo él mismo. Esa falta de autoestima hizo que pidiera salir al Laredo cedido en el mercado de invierno y el club no le dejase. Fue titular el pasado domingo y Solabarrieta parece que le vuelve a abrir las puertas.

Intermitente. No por él, si no por las pocas oportunidades que ha tenido. Formado en La Albericia desde abajo es racinguista por condición. Tiene talento y descaro y una personalidad impropia de su edad, en cambio a los entrenadores les ha costado darle la alternativa. Es un mediocentro con llegada y se solapa con Pablo Torre, la otra joya. Injustamente le han superado en preferencias los fichajes –Nana o Villapalos– y le han reducido la presencia y el protagonismo. Firmó una gran pretemporada y tras debutar el año pasado con el primer equipo parecía que tendría más presencia. Sin embargo, no lo ha tenido. Pidió salir en invierno, pero el club prefiere que siga en el equipo, aunque la llegada de Riki le ha complicado aún mas su participación. Tendrá que armarse de paciencia para aprovechar lo que le llegue.

Lo tiene todo. Es la joya de cantera y a su edad juvenil ya ha apostado por estar en el Racing y descartar otro camino. Es distinto, tiene talento y siempre que toca la pelota pasa algo. Ha participado en trece de los catorce partidos de Liga; sin embargo, ha demostrado cierta inmadurez, propia de su edad, que no ha dejado brillar todo su talento. A veces busca el pase final, en vez de jugar más fácil. Su calidad le hace indiscutible, aunque sufre en los partidos trabados propios de la Segunda B. Siempre que ha formado de media punta marca la diferencia. No obstante, los entrenadores se han empeñado en ponerlo en banda, donde reduce sus prestaciones. Tanto a Rozada como a Solabarrieta les condicionó el estilo por buscarle hueco.

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