Cara y cruz en la enfermería del Racing

No es demasiado grande ni preocupante, pero sí lo justo para tener que parar si lo quiere curar. Y además, Andrés Martín sabe que no hay otro camino, porque en el mes de noviembre le ocurrió lo mismo en el campo del Levante. Una carrera detrás de la pelota y... ¡Zas! Roto. En aquella ocasión la profundidad del 'estropicio' fue algo mayor. La rotura fue calibrada como Grado II y le tuvo fuera de combate casi dos meses. Se ha perdido el mes de diciembre y el mes de enero -con las vacaciones de Navidad por medio- y justo cuando empezaba a entrar en los esquemas de José Alberto ha llegado la recaída. Su regreso se produjo cuando las garantías eran totales; ni había prisa por volver ni el equipo tenía urgencias, simplemente la mala suerte que no tuvo en el principio de Liga, cuando todo le salió bien, se torció el sábado en apenas veinte minutos. Los que estuvo en el campo.

Y casi sin digerir la mala noticia del mediapunta de Aguadulce, el racinguismo pudo respirar tranquilo a comprobar que Juan Carlos Arana entrenaba con normalidad en La Albericia. El canario saltó con sus compañeros y se ejercitó con ellos al mismo ritmo que de costumbre. Cero secuelas. El delantero salió con cara de pocos amigos el sábado del terreno de juego. Cojeando, maldiciendo y dolorido. En un encontronazo con los zagueros del Espanyol -no fue el único, ni mucho menos- cayó al suelo y el rival le piso la rodilla izquierda al apoyar tras un salto. Ya tenía vendada la rodilla por otra herida anterior y de nuevo salía mal parado. Quiso seguir, pero acabó pidiendo el cambio. En el banquillo, su rostro era preocupante. Sin embargo las buenas previsiones que ayer se concretaron surgieron al acabar el partido y comprobar como el delantero saltaba en la celebración con sus compañeros frente a la Gradona como si no le doliera. Correcto. No le dolía y 48 horas después y tras el descanso correspondiente, el canario está disponible. Buena noticia.

La recuperación de Juan Carlos Arana es algo que clarifica el once inicial de José Alberto al cien por cien. El canario es fundamental en su esquema, y quedó patente que las otras dos alternativas que tiene para esa posición, Ekain, que ya estaba, y Roko Baturina, que acaba de llegar, lo son pero no tan indiscutibles.

Con estas dos noticias abriendo el parte de la enfermería, las cosas no quedan ahí. Otra de cara y cruz se pudo confirmar ayer sobre La Albericia con la que no se contaba. La cara, la protagonizó Álvaro Mantilla, quien por fin pudo sumarse al trabajo del grupo y completarlo con normalidad. El cántabro llevaba desde las vacaciones trabajando solo por una caprichosa sobrecarga en los isquiotibiales. Una lesión teóricamente liviana, pero con la que -contra pronóstico- el canterano ha lidiado hasta la frustración. Ayer, volvió a sonreír. Mantilla llega justo para tapar la cruz que casi sin darse cuenta protagonizó Germán Sánchez. El central sufre una rotura fibrilar en el piramidal del glúteo derecho y también se queda fuera para el viaje del sábado a Albacete. Germán ha sido el central que había sobrevivido a la llegada de Manu Hernando. En el que José Alberto había confiado para acompañar a su apuesta de invierno.

Por lo pronto, para el duelo en el Carlos Belmonte, el míster tendrá que elegir entre Rubén Alves y Pol Moreno. Una nueva oportunidad para ambos. Precisamente este tipo de eventualidades, sobre todo en la línea defensiva, suelen ser determinantes para entrar en el equipo y consolidarse después.

Y si en defensa ocurre algo así, no es muy diferente en el flanco derecho donde a las ganas de poner a Jordi Mboula para ganar esa profundidad de la que el equipo adolece se junta ahora la baja de Andrés Martín. Así las cosas, José Alberto tiene cuatro días para paliar las bajas y repetir actuación a domicilio. Seguirá sin contar con Clément Grenier, que sigue 'tieso'. Al francés le queda más de un mes para ponerse a punto. Lo del galo también ha sido encadenar una con otra lesión.