Castigar y guardar la ropa

Y eso que la victoria de este domingo en Riazor no fue tan placentera como pintaba. En 25 minutos fantásticos de los de José Alberto, el equipo cántabro castigó a un Deportivo que arrancó endeble y cosechó una pintiparada renta de dos tantos. Después le tocó sufrir, pero lo importante de los apuros es saber llevarlos con naturalidad. Guardar la ropa. Bien dobladuca, planchada y con un poquito de lavanda, para que no huela a humedad. Como hacen los futuros campeones. El Racing no frena. El Racing, que no frene.

Lo de las rotaciones del miércoles frente al Córdoba no fueron más que un paréntesis en el once racinguista. Porque, de vuelta al fin de semana, José Alberto regresó a su once de cabecera. Ni siquiera el boyante Marco Sangalli fue capaz de retener el puesto en el lateral derecho ante el retorno de Michelin.

Lo que no cambia es lo de pisar el acelerador. 18 segundos tardó el Racing en tener su primera ocasión. No fue muy peligrosa, pero sí bastante significativa. Andrés Martín sirvió a la carrera de Arana y el canario intentó una vaselina que se marchó por encima del travesaño.

La confianza marcó las diferencias en los compases iniciales. El fútbol y los estados de ánimo. Los de José Alberto tranquilos, calmados, seguros, fiables. Los gallegos, ansiosos, dubitativos, desconfiados, temblorosos... Como tembloroso quedó el larguero de la meta blanquiazul cuando Helton Leite desvió una falta lejana lanzada por Michelin.

La línea de atrás verdiblanca iba al límite en lo posicional y el Deportivo fió sus opciones de peligro a buscar la sorpresa y el despiste. Sin mucho éxito. De momento, no había fallo en los racinguistas, aunque Lucas Pérez hizo trabajar a Ezkieta con un remate de cabeza abajo en un centro desde la izquierda. Justo después, Íñigo Vicente, en una baldosa del área local, recibió tras la carrera de Mario García, se cambió el balón de pie y con apenas recorrido para percutir buscó el palo largo sin éxito. Flojo, detuvo Helton.

Esa sí, en la siguiente no tuvo tanto acierto el luso. Pablo Rodríguez pilló a la zaga deportivista sin cambiar la hora. Un magnífico desmarque del canario le permitió quedarse solo en el área y cabecear el centro de Andrés Martín. Helton, blandito, hizo el resto. Ni su disfraz, con visera, de Benji Price, le sirvió para evitar el tanto cántabro. Dedicatoria especial para el '6'. Para 'Iñi'. Para el 'capi'.

El Deportivo se convirtió en un muñeco de trapo. Y al Racing no le hizo falta ser un doberman para morder de nuevo. Los gallegos metieron directamente la mano en la boca verdiblanca. Íñigo Vicente intentó un pase a Pablo Rodríguez. Villares intercepta el envío, pero el balón pega en un compañero y se marcha rebotado hacia la posición de Arana. El ariete, a la jaula. Canarias calidade.

Con la jugosa renta, el Racing dio espacio a su rival. Necesitados y obligados, los blanquiazules se fueron hacia delante. Encontrando quizá demasiadas concesiones para llegar hasta la frontal. Tampoco andaban sobrados de suerte los locales, que mandaron un disparo de Villares al larguero. Y después se toparon con un Jokin Ezkieta descomunal. El navarro, gatuno, sacó con el cuerpo un remate a bocajarro de Barbero. Así se llegó al descanso, con una ventaja solvente, pero con cosas que corregir para no hacer peligrar la victoria.

Arrancada la segunda parte, el Deportivo se estrelló de nuevo en el travesaño. Un duro disparo lejano de Lucas Pérez acabó con sonido metálico. Y casi con el rebote del balón contra el larguero, el Racing salió a la contra e Íñigo Vicente, con un fantástico pase, dejó a Arana delante del portero. El delantero tiró a dar a Helton. Intenso intercambio de golpes, porque Cristian Herrera remató defectuoso un pase atrás de Lucas Pérez y mandó la pelota a la tribuna. El ida y vuelta, sobre el tapete, favorecía a los de José Alberto, que, en una de esas, podían dar por finiquitado el encuentro.

Íñigo Vicente, ahora desde la mediapunta, se puso a dirigir el tráfico. Como el Nureyev de Torrelavega en el cruce de Cuatro Caminos. Bailando y haciendo bailar. De sus botas nació una acción de Andrés Martín, que percutió por el lateral izquierdo del área y su seco tiro cruzado lo sacó abajo Helton.

No duró mucho el quehacer del mago de Derio en ese tramo de encuentro. José Alberto retiró a Arana y dio entrada a Karrikaburu. Mientras, Imanol Idiakez implementó un triple cambio. Y la apuesta revitalizó al Deportivo. Sobre todo la aparición de Yeremay. El habilidoso atacante deportivista le hizo un roto a los Javis. Primero a Castro. Después, a Montero. Y en cuanto vio el hueco, ejecutó. Una paloma que rondaba el área de Ezkieta se apartó para no entorpecer el tanto. Minuto 65. Como diría el mister, «no os flipéis», que en Riazor no estaba todo hecho.

El entrenador racinguista reaccionó con otras tres sustituciones. Marco Sangalli, Lago Junior y Suleiman Camara le dieron el reemplazo a Michelin, Andrés Martín y Pablo Rodríguez. Era momento de espabilar o sufrir. El inciso, al menos, aplacó momentáneamente la efervescencia blanquiazul.

Íñigo Vicente le puso un buen balón en profundidad a la carrera de Lago Junior. Barcia se emparejó con el costamarfileño, le puso la mano en el hombro y el racinguista se fue a tierra en el área. Más caída de maduro que de posible penalti. Sigan, dijo González Esteban. Lago Junior tampoco protestó mucho.

Le quedaban caderas que romper a Yeremay. Esta vez encargó una prótesis para Íñigo Vicente, Vencedor y Karrikaburu. Tres en el mismo pedido, para ahorrar en gastos de envío. El extremo salió del barullo y sólo le faltó dirigir bien la pelota. Demasiado cruzada, Ezkieta suspiró de alivio.

El Deportivo se volcó de nuevo sobre el área racinguista. La paloma volvió a ubicarse en posiciones de remate. Cualquier ayuda era poca. Y los jugadores verdiblancos corrían detrás del balón, ciertamente frustrados. La participación de los cambios realizados por José Alberto tampoco ayudó mucho. Escasa aportación. Un cabezazo de Davo en el segundo palo, no encontró la escuadra pretendida.

El técnico asturiano cumplió con el guion habitual en situaciones de victoria ajustada. Tercer central. Manu Hernando reemplazó a Íñigo Vicente. A la salida del cambio, Karrikaburu tuvo la sentencia al borde del tiempo reglamentario. Suleiman le dio un buen balón en carrera al delantero navarro, que hizo una fantástica maniobra para deshacerse de su marcador. Su posterior remate superó a Helton, pero Pablo Vázquez se dejó sus partes para evitar el tanto racinguista.

En el tiempo añadido, el Racing logró que su rival no tuviese ninguna ocasión más. Para guardar a buen recaudo la quinta victoria consecutiva de la temporada. Camino de igualar los ocho triunfos seguidos, también en Segunda División, de la 1992-93. Que ya saben ustedes cómo acabó. Es un espejo fantástico en el que mirarse.

El míster no acabó contento con lo visto a partir del minuto 25. Tiene razón. Y es bueno, porque mientras la exigencia se mantenga alta, más improbable será caer en la autocomplacencia. Ahora, que el marrón de la Copa en Lanzarote no se convierta en un incómodo borrón.