Cayarga, Gil y Barral se enrocan ante las prisas de Chuti Molina por darles la baja

Cada caso es diferente. El más llamativo es el de Óscar Gil, que después de ser uno de los pilares fundamentales la pasada temporada del ascenso del equipo, durante este curso ha estado defenestrado. Ha participado en tan solo un partido y se ha quedado fuera de las convocatorias en prácticamente la totalidad de las jornadas. Molina ya se ha puesto en contacto con el entorno del futbolista para invitarle a buscar una salida, pero, obviamente, la respuesta que ha obtenido no ha sido la deseada. Al central le une con el Racing un contrato que expira el 30 de junio de 2021 y tan solo aceptaría un acuerdo si saliera del Racing para jugar en Segunda División, algo que a la dirección deportiva verdiblanca no le satisface del todo.

Óscar Gil baraja una oferta de un conjunto de la categoría de plata que estaría dispuesto a hacerse con los servicios del futbolista y que, además, se haría cargo de la ficha del navarro. Sin embargo, no parece que a día ocho de enero Chuti Molina vea con buenos ojos esa opción, paradójicamente. La otra alternativa que acabaría con el 'culebrón' pasaría por indemnizar al futbolista con el año y medio de contrato que le resta, situación que no le haría ningún bien a la maltrecha economía del club. Por todo ello, con tres semanas por delante, todo hacer prever que la partida de ajedrez concluirá casi con el tiempo cumplido.

Todo cambiaría radicalmente si después del bajo rendimiento que han ofrecido los centrales que sí han participado -Olaortua, Alexis y Figueras-, Cristóbal decidiera darle una última oportunidad a Óscar Gil y el jugador se ganara de golpe su confianza. Si esto ocurriera, además de ser una sorpresa, le rompería, por otro lado, los esquemas a la dirección deportiva que no cuenta con el futbolista desde hace meses y que, con la reciente llegada del central palentino Manu Hernando, procedente del Real Madrid, ha dejado claro que el futuro del equipo en el centro de la zaga no pasa por el navarro. Y es que la incertidumbre aumenta con la operación del joven defensa de 22 años ya que son cinco los centrales disponibles en la plantilla. Tampoco deja de ser sorprendente que la necesidad de mejorar la demarcación pase por un jugador que no era habitual en su equipo de Segunda B -Real Madrid Castilla- y que, por su puesto no ha debutado en la categoría de plata.

Los otros dos casos tienen distinto tratamiento. Mientras que Berto Cayarga tiene 23 años y su carrera deportiva está empezando -al menos en el fútbol profesional-, David Barral es con 36 años el más veterano del equipo y atesora un currículum amplio y atractivo del que presumir. Los dos conocen de primera mano el deseo del club de que salgan y así poder contar con dos fichas libres para incorporar jugadores antes del 31 de enero. No obstante, el modo de proceder de ambos no es similar; Berto Cayarga le ha pedido tiempo a Chuti Molina para encontrar destino. El deseo del asturiano es un equipo de Segunda División y por el momento ha desechado las ofertas que le han llegado de conjuntos de Segunda B, entre ellos el Burgos, que también se ha interesado por Óscar Gil. Tiene 23 años y es lógico que su prioridad sea la de jugar y si no lo hace en el Racing lo hará en otro equipo y Molina lo sabe. Sin embargo sólo se bajará de categoría si llegados los últimos días del plazo -31 de enero- no ha encontrado un club de Segunda.

En cuanto a David Barral, la situación es aún mucho más clara. El futbolista maneja una de las fichas más altas de la plantilla y no tiene ninguna intención de abandonar el Racing si no se le abona el contrato en su totalidad. Ha disputado nueve partidos y en su contrato, que finaliza el próximo 30 de junio, existe una cláusula a través de la cual si participase en 25 jornadas renovaría una temporada más. Es evidente que esto no va a ocurrir, puesto que la prioridad es resolver la relación cuanto antes. Con Iván Ania perdió protagonismo a medida que el campeonato consumía jornadas y con la llegada de Cristóbal el gaditano dio un ligero paso adelante que tan solo fue un espejismo.

En resumidas cuenta, a Chuti Molina no le va a resultar sencillo resolver sus errores de verano porque la política de contratos que utilizó con algunos futbolistas que no le han respondido le ha condenado. A falta de una improbable maniobra financiera de los propietarios, dispone del dinero justo para fichar y, además, no tiene sitio donde colocar las hipotéticas incorporaciones.